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Pagamos los consumidores
Argel no puede cortar el gas, pero sí dificultar el suministro
Se empeña el Gobierno en crear problemas más que en solventarlos. Por ejemplo, lo de Argelia. En el Magreb, tuvimos que hacer siempre esfuerzos extremos por evitar crisis con los vecinos. Difícil, pero no imposible, como demostraron sucesivamente los gobiernos tanto de PSOE como de PP. Hasta que llegó Sánchez y se entregó primero a Argelia, irritando a Marruecos, y después a Rabat, enervando Argel. Todo sin tacto, sin consultar, hurtando el consenso con la oposición, exasperado hasta los propios socios de gobierno y a sus confluencias frankenstein. El resultado es el que vemos. Primero, Mohamed VI se enfada y nos mete diez mil marroquíes en Ceuta. Después, hace lo propio Argelia y pone a nuestras empresas a temblar bajo la amenaza de impedirnos cualquier actividad comercial con ellos.
En política internacional, la improvisación se paga. Lo saldará el Ejecutivo, pero sobre todo lo sufriremos los españoles en el recibo de la energía y en nuestra economía. Argel no nos puede cortar el gas porque el Contrato de Naturgy con Sonatrach lo impide. Pero sí dificultar el suministro de manera que lo notemos en el bolsillo.
La improvisación está reñida con la buena gestión. Gobernar no es sólo ir al Parlamento a decirle al PP que estorba. Gobernar es trabajar, prevenir, tener un plan B por si no sale el A. Si no te pasa como en los aeropuertos. Caos de 3 horas en Madrid y Barcelona por no prever Marlaska que el turismo se iba a recuperar y que tenía que triplicar la plantilla de Policía en la gestión de pasaportes. El resultado, escenas y colas tercermundistas.
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