Impuestos

Mitos fiscales y paciencia popular

La presión fiscal en España supera el 42%, ya por encima de la media de la Unión Europea y que en 2023 será todavía mayor

William Borah (1865-1940) fue un senador americano por el estado de Illinois. Miembro de un Partido Republicano que no hubiera aceptado a Trump en sus filas intentó sin éxito ser candidato a la presidencia en 1936. Fue también un «verso libre» en su partido y en la política americana que creía que «lo más maravilloso de la historia es la paciencia con la que los hombres y las mujeres se someten a los impuestos innecesarios con los que sus gobiernos les abruman».

Hoy todavía estaría más sorprendido ante la avalancha, en casi todas partes, de nuevos tributos que, en países como España, alcanzan cotas nunca vistas, aunque algunos –indepes y radicales sobre todo– todavía se aferran al falso mito de la baja fiscalidad hispana. Ferrater Mora (1912-1991), en su Diccionario de Filosofía, define mito como «un relato de algo fabuloso que se supone acaecido en un pasado remoto y casi siempre impreciso». La definición, salvo por lo de pasado remoto, coincide con la teórica escasa presión fiscal española.

El Instituto de Estudios Económicos (IEE) presentó ayer un informe que estima que la presión fiscal en España supera el 42%, ya por encima de la media de la Unión Europea y que en 2023 será todavía mayor. Es el cuento de nunca acabar, pero es cierto, aunque todavía sea bastante popular reclamar aumentos de impuestos, para que los paguen los demás. El lunes, Fedea, uno de los grandes think-tanks económicos, en otro estudio quizá ofrecía una clave sobre la buena salud del mito de la baja fiscalidad española. En el primer año de la pandemia, el 80% de las familias recibió, entre ayudas y prestaciones, más de lo que tributó y el 20% de los hogares con menos renta percibió subsidios netos cercanos al 97% de sus ingresos. Por otra parte, los datos del IEE son rotundos: los impuestos sobre las empresas son los quintos más altos de la OCDE y los de la riqueza, los segundos más elevados, algo que destroza aún más el mito de la baja presión fiscal española. Es impopular, pero es así. No es extraño que Keynes pensara que «evitar los impuestos es el único esfuerzo intelectual que merece la pena» y que la paciencia fiscal de los ciudadanos es infinita, como decía William Borah.