Chipre
Chipre, otro parche en la Eurozona
La troika ha conseguido salvar el primer «match-ball» de Chipre. Pero el acuerdo dista de ser una solución definitiva. Y es que, con certeza sólo de las líneas maestras del acuerdo y desconocimiento de los detalles de la negociación, el rescate parece haber quedado zanjado, pero el futuro de los chipriotas dista de ser prometedor. Su apuesta por una «economía de casino», mezclada con la ausencia de un liderazgo y de una solución ordenada por parte de los líderes de la Eurozona, ha generado unos días de caos en mercados y de negociaciones atropelladas que han desembocado en una solución que, si bien evita la bancarrota inminente, nos deja un sabor de boca agridulce.
Cierto es que se ha preservado el principio de garantizar los depósitos de menos de 100.000 euros. Pero el corralito que sufre el país es una realidad hoy, y la huida de capitales será una realidad en el momento en el que se levante la prohibición de libre circulación del dinero. La reestructuración de su modelo financiero es una necesidad, y será un proceso difícil que ya se ha cobrado su primera víctima, el banco Laiki.
Chipre llevaba años caminando en la dirección equivocada, y ahora tendrá que pagar su error. El acto de plantar cara a la troika y buscar ayuda en Rusia mostró poca inteligencia política. Pero la gestión de la crisis de Europa también es censurable. Que a estas alturas de la crisis de deuda periférica no haya un procedimiento claro para encarar estas situaciones evidencia una preocupante falta de previsión. Mientras tanto, la obsesión de los países del norte por llevar a cabo una política monetaria ortodoxa sigue pesando en la recuperación. Comprendo los inconvenientes de la heterodoxia agresiva de Japón o EE UU pero... ¿no estará la virtud en el punto medio?
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