Tribuna

Cuando la productividad se toma una pausa y lastra la competitividad y dispara los costes laborales

El absentismo laboral en España ha ido aumentando en los últimos años, sumando un total de casi nueve millones de procesos de baja en 2023 y de 4,6 millones durante el primer semestre de 2024

Un médico de atención primaria llega al consultorio
Un médico de atención primaria llega al consultorioIcalIcal

Según los datos publicados, la UE tiene una tasa del 10% de absentismo laboral y, en España, la incidencia de la incapacidad laboral temporal ha ido aumentando en los últimos años, sumando un total de casi nueve millones de procesos de baja en 2023 y de 4,6 millones durante el primer semestre de 2024, con una duración media de unos 40 días por cada baja. Para algunos se trata de una consecuencia natural del envejecimiento de la población, pero para otros hay diferentes causas subyacentes que fomentan un absentismo estructural que, ya sean por enfermedad, accidente o causas personales, generan una serie de efectos en distintos ámbitos de la sociedad.

Para las empresas, estas ausencias pueden reducir la productividad y aumentar los costos operativos, mientras que, a nivel macroeconómico, suponen una carga financiera para los sistemas de protección social y limitan el crecimiento económico. Además, las bajas laborales también tienen un impacto significativo en la cohesión social, afectando tanto a los trabajadores como a las familias, pero, además, para las empresas, la principal consecuencia directa es la disminución de la productividad pues cuando un trabajador se ausenta, la empresa pierde temporalmente su capacidad productiva y dependiendo de la naturaleza del trabajo y la duración de la baja, puede ser complicado reemplazar a ese empleado.

Consecuentemente, las empresas deben afrontar unos costes adicionales por la cobertura de dichas ausencias con empleados temporales, a los que puede que haya que formar o bien redistribuir ese trabajo entre el resto de empleados con la sobrecarga que ello conlleva y el consiguiente impacto negativo en el clima laboral por tener mayor presión para compensar la ausencia de un compañero. Si, además, la baja es prolongada y la curva de aprendizaje de un nuevo empleado es pronunciada, se puede sufrir una pérdida de conocimientos clave en algunos puestos de trabajo, lo que, a su vez puede deteriorar la imagen de la empresa y su relación con los clientes si hay retrasos en la entrega de productos o servicios.

Ahora bien, el impacto del absentismo laboral va más allá de los simples costes directos para las empresas, pues afectan a la eficiencia, la cohesión social y la sostenibilidad a largo plazo de los sistemas de seguridad social y, a nivel macroeconómico, reduce la productividad y, con ello, el crecimiento económico aparte del aumento del gasto en prestaciones y una disminución de la recaudación fiscal, en especial, en procesos prolongados. Mientras tanto, la maquinaria china sigue a toda velocidad.