
Economía
El deterioro institucional y la corrupción en España superan la media de la UE y frenarán el crecimiento económico, advierte el IEE
El Instituto de Estudios Económicos prevé un alza del PIB del 2,3% en 2025 y del 1,8% en 2026, con la inversión como "talón de Áquiles"

La principal amenaza para el futuro económico de España no se encuentra únicamente en el deterioro del entorno internacional por los aranceles de Trump y los conflictos bélicos, sino también —y de forma muy preocupante— en la situación interna del país: España sufre una creciente pérdida de calidad institucional y regulatoria, con la corrupción en el foco, que limita su capacidad para atraer inversión, generar confianza y sostener el crecimiento económico a medio y largo plazo, señala el Instituto de Estudios Económicos (IEE) en su informe semestral de Coyuntura Económica titulado “Un crecimiento económico condicionado por un contexto institucional adverso”.
España se sitúa por debajo de la media de la UE y de la OCDE en los principales indicadores que miden la eficiencia regulatoria, el control institucional y la estabilidad política. En el índice de deficiencia regulatoria, España ocupa el puesto 12 de 34, con una deficiencia un 33,4% superior al promedio de la Unión Europea y situándose en una posición desfavorable en comparación con países de referencia como Francia, Alemania y el Reino Unido. En concreto, en la UE solo tienen una peor situación que España Hungría, Grecia, Italia, Eslovaquia, Polonia y Portugal. Asimismo, el índice revela que España también supera la media de la OCDE en un 9% en términos de deficiencia regulatoria, lo que evidencia un rezago significativo en la calidad del entorno normativo.
En el índice de deficiencia de control institucional, que mide la capacidad de supervisión del poder público, España se sitúa en el puesto 16 de 35, superando en un 5% la media de la UE. En detalle, destaca el indicador de corrupción política, España obtiene un valor de 10,3 sobre 100, situándose en la posición 14 de 38 países, siendo, por lo tanto, de los 15 países de la OCDE con mayor presencia de corrupción. Lo más preocupante es que este indicador ha registrado un aumento notable en los últimos cinco (+178,4%), con Pedro Sánchez en el Gobierno, lo que evidencia un deterioro institucional galopante.
En el índice de inestabilidad institucional, alcanza el puesto 9 de 35, con un nivel de inestabilidad un 41,5% superior a la media de la UE (solo por detrás de Grecia, Italia, Hungría y Portugal) y un 15% por encima de la OCDE. Esta posición refleja una limitada capacidad institucional para generar un entorno estable y predecible, lo que puede afectar negativamente a la inversión y, por tanto, al crecimiento económico en el largo plazo.
Además, España ha aumentado su distancia con respecto a la Unión Europea estas dimensiones. En deficiencia regulatoria, que incluye indicadores tan importantes como el Estado de Derecho y la calidad regulatoria, la distancia ha aumentado un 19%. En cuanto a la deficiencia de control institucional, la distancia ha crecido un 9,7%. Y en relación con la inestabilidad institucional, España se ha distanciado de la Unión Europea un 6,6%, siendo una manifestación más del deterioro de las instituciones y de la calidad regulatoria que afecta a la actividad empresarial.
"Estos resultados reflejan una situación estructural preocupante en términos de regulación, control y estabilidad institucional", subraya el presidente del Instituto de Estudios Económicos, Íñigo Fernández de Mesa. Con todo ello, el IEE estima que el elevado grado de incertidumbre existente en España va a afectar negativamente al comportamiento del sector exterior, que puede incluso drenar crecimiento al PIB, y a la inversión empresarial. Además, España se enfrenta a otros riesgos que impactarán en su crecimiento económico. En el contexto internacional se encuentra la política arancelaria de EE UU con Europa y en el ámbito interno, los riesgos pueden venir del desequilibrio fiscal, al tener una elevada deuda pública; un mayor gasto corriente, sobre todo, en pensiones, que alcanza ya el 12,4% del PIB, por encima de la media de la Eurozona; y un déficit estructural que supera el -3% del PIB. Por lo tanto, el margen de maniobra es escaso, sobre todo, si se diese una desaceleración de la actividad pronunciada o turbulencias en los mercados financieros internacionales.
En este contexto, el Instituto de Estudios Económicos prevé que el PIB español crecerá un 2,3% en 2025 y un 1,8% en 2026, con la inversión como el "gran talón de Aquiles" de la economía junto al desequilibrio fiscal. Respecto al mercado laboral se seguirá creando empleo a un ritmo del 1,9% en 2025 y del 1,5% en 2026, en línea con la senda de desaceleración de la actividad. Esto permitirá reducir la tasa de paro de una manera contenida, hasta el 10,3% en 2026 desde el 11,3% registrado en 2024 y del 10,7% en el presente año. Desde el IEE recalcan que el escenario que se plantea para el empleo se ha hecho desde la hipótesis de que no entre en vigor la reducción de la jornada laboral planteada por el Gobierno. En el caso de que se aprobara, habría que ajustar a la baja, tanto el empleo, como le crecimiento del PIB estimado para 2025 y 2026.
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