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El Banco de España duda de la política económica del Gobierno

Advierte de una “gradual desaceleración” del PIB por la indefinición fiscal

Fachada del Banco de España / Efe
Fachada del Banco de España / Efelarazon

Advierte de una “gradual desaceleración” del PIB por la indefinición fiscal.

El Banco de España lanzó ayer una alerta a navegantes sobre la vulnerabilidad de la economía española, pendiente de los endeudamientos públicos y privados, la ralentización económica interna y externa y, sobre todo, por la indefinición de la política económica y fiscal del Gobierno de Pedro Sánchez. En concreto, el organismo regulador, pese a que prevé la prolongación de la fase expansiva de la economía española hasta el año 2021, advierte de una «gradual desaceleración» del PIB por la indefinición sobre la senda de la política fiscal y sobre la orientación de la futura política económica.

Esas son las principales conclusiones que destaca el Informe de Estabilidad Financiera publicado ayer, que señala que el dinamismo de la economía en el primer trimestre se habría estabilizado, como ya pasó en el mismo período de 2018, principalmente en la «robustez» de la demanda interna, aunque, por contra, las exportaciones se habrían desacelerado significativamente, reflejando el deterioro del entorno exterior. Esto podría traducirse en «una evolución más desfavorable de la actividad económica», avisa el informe. A pesar de ello, «las perspectivas de corto y medio plazo suponen una continuación del crecimiento, pero con riesgos a la baja». Sus datos del mes de marzo contemplan la prolongación de la fase expansiva a lo largo del período 2019-2021, aunque con un perfil de gradual desaceleración del PIB.

El análisis macroeconómico que hace el Banco de España señala que ha aumentado el riesgo de ralentización económica global y la incertidumbre geopolítica, lo que puede suponer un crecimiento de las primas de riesgo y añadir más presión sobre la ya reducida rentabilidad de los bancos. El informe también señala que es necesario mantener un «seguimiento estrecho» de la evolución del crédito al consumo, así como del mercado inmobiliario, que, aunque «de momento» no suponen un riesgo para la estabilidad, se debe aumentar la vigilancia de este tipo de operaciones.

Además de la vulnerabilidad por el endeudamiento, el informe destaca que también debería vigilarse «la posición negativa de la inversión internacional neta en la economía española», con tendencia a la baja, pese a que todavía la considera «elevada», al igual que la deuda bruta exterior, que a pesar de su enorme peso estructural no preocupa en exceso a la entidad dada su composición, mitigada por los plazos de vencimiento largos, adscritos al sector público y dependientes del BCE.

Asimismo, el Banco de España no considera a Cataluña como un riesgo potencial para la economía española, ya que el texto no recoge ninguna mención a la situación política provocada por el independentismo como factor de incertidumbre, a diferencia de informe anterior, que sí incluía este extremo.