Trabajo
«El concepto Marca España funciona, sobre todo, en Latinoamérica»
Javier Romeu es el máximo responsable de Tiba desde hace dos años. Multinacional española líder en el sector de transitarios, «una agencia de viajes de mercancías». «No tenemos ni barcos, ni aviones, ni camiones, pero sí ofrecemos un servicio logístico y aduanero de gran valor para hacer más eficaz la importación o la exportación». Sucedió a su padre, al que estuvo pegado, escuchando, mirando, aprendiendo, asimilando... En suma, preparándose. Representa a la cuarta generación de esta empresa familiar valenciana fundada en 1975. No obstante, el Grupo Romeu al que pertenece tiene su origen en 1869 como consignatarios de buques de Holanda, Reino Unido, Suecia y Francia en el puerto de Tarragona.
– ¿Empresario o gestor?
– No tiene por qué estar reñido. Al menos, en mi caso. Dirijo una compañía formada por 900 personas que exige mucho, ya que hay que innovar, buscar nuevos mercados, estar en muchos sitios casi a la vez... para crecer y asegurar el trabajo. La responsabilidad es muy grande.
– ¿Cómo terminó 2017?
– Alcanzamos los 200 millones de euros, un 12,99% más que en 2016. España supone el 40% de la facturación.
– Hacen gala de tener soluciones de alto valor añadido. ¿En qué consisten?
– Depende del sector. Hay algunos en los que basta con enviar contenedores. Otros requieren conocimientos más profundos y operativas específicas más complicadas. La industria de productos sanitarios y farmacéuticos, por ejemplo, exige un trabajo delicado. Hacemos logística no convencional como preinstalar un aparato de diagnóstico médico de gran envergadura. Hemos llegado a trasladar una prótesis de cráneo desde Estados Unidos a Madrid. También hacemos otras cosas interesantes, aunque menos críticas. Hace dos años nos encargamos de gran parte de la logística para retransmitir el partido de béisbol entre Cuba y EE UU.
– ¿Es muy competitivo su mercado?
– Sí, y muy atomizado. Trabajan multinacionales, muchas empresas muy pequeñas y muy pocas grandes. Y dentro de las grandes, la más internacional es Tiba.
– Las exportaciones españolas están en aumento. ¿Es aún grande el potencial?
– Sin duda. Hemos visto cómo, a raíz de la crisis, se resintió la importación por la caída de la inversión y el consumo. En cambio, la exportación empezó a subir. Venimos creciendo a tasas de dos dígitos ininterrumpidamente desde 2010. Tradicionalmente nos hemos centrado en Asia y Latinoamérica. Las importaciones bajaron en 2009 y 2010, pero desde 2011 está en la senda positiva. Nosotros particularmente estamos creciendo por encima de la media. Concretamente con respecto a las de Asia llevamos tres años creciendo en torno al 30%.
– Su empresa es una atalaya para observar el tejido empresarial. ¿Cómo lo ve?
– Mi impresión es buena. Es dinámico. Sus profesionales y gestores cuentan con buena formación. Muchas empresas han salido porque no han tenido más remedio que salir. Hay casos curiosos como el del textil del norte de Alicante y el sur de Valencia que se ha reinventado y ha buscado mercados nuevos. El empresario español ha perdido definitivamente el miedo a salir y, sobre todo, a cruzar el Atlántico. Hay muchas pymes que se limitaban a diseñar un buen producto, fabricarlo fuera e importarlo, y ahora han aprovechado esa experiencia de proveedores para venderlo en el exterior e, incluso, establecerse. El concepto Marca España funciona, especialmente en Latinoamérica.
– Están ya en 17 países. ¿Cuál es su objetivo a medio y corto plazo?
– Llegar a 25. Estamos en tres grandes zonas, Mediterráneo Occidental, España, Portugal y Argelia; excolonias portuguesas, Angola, Mozambique y Cabo Verde, que funcionan en el fondo como oficinas de Ultramar de nuestra filial en Portugal, y las Américas, desde Chile y Argentina a EE UU. Lo más lógico es que sigamos creciendo en la primera y la tercera. Marruecos es un país muy interesante para nosotros. También Túnez Francia e Italia. Hay un patrón que se cumple en casi todos lados: tienen mucha relación con China, Estados Unidos, sus países de referencia si fueron colonias y sus vecinos. Tenemos mucho negocio entre México y Estados Unidos, Guatemala y Salvador, Chile y Perú...
– ¿Espera mucho de África?
– Hoy en día estamos en cuatro países. Tiene mucho futuro, pero no puedes establecerte en todo el mundo al mismo tiempo. Nuestra prioridad es Latinoamérica, y en África haremos un par de implantaciones en los próximos años.
– ¿Su crecimiento es meramente orgánico?
– Casi todo. Compramos el año pasado una pequeña empresa en Perú y estamos estudiando posibles adquisiciones en otros países.
– ¿Qué esperan de 2018?
– Será el gran año de la eclosión digital en nuestro sector, que hoy en día sigue siendo muy analógico. Continúa habiendo mucho papel. Invertimos en el 1% de la facturación en digitalizarnos. Estoy convencido de que en 10-15 años los que no se hayan transformado habrán dejado de existir.
– ¿Cuál es la estrategia de I+D+i de Tiba?
– La fundamental es la digitalización para que los clientes tengan visibilidad. Estamos invirtiendo en trazabilidad para que el cliente sepa, entre puerto y puerto, dónde está su contenedor. El siguiente paso es incorporarla a la carretera.
En 17 países
La multinacional española, líder en el sector de transitarios, fue fundada en 1975. Pertenece al grupo familiar Romeu que tiene negocios en este ámbito desde 1869. Se dedica a gestionar por cuenta del cliente todos los trámites necesarios para el envío de mercancías por vía marítima, aérea y terrestre, tanto de importación como de exportación, y asesora en técnicas de diversa índole. Su expansión internacional comenzó en 1990. Actualmente, Tiba está establecida en 17 países: España, Portugal, México, Panamá, Argentina, Chile, Perú, Guatemala, El Salvador, Cuba, Cabo Verde, Argelia, Angola, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe, y también China y Estados Unidos. Crece porcentajes de más de dos dígitos año a año desde 2010.
EL PERFIL
La biografía de Javier Romeu, nacido en Valencia en 1975, es peculiar. Basta con escucharle: «Estudié Dirección de Empresas en Esade (Barcelona). Al terminar, trabajé en el departamento de Operaciones de Tiba. La primera venta que hice fue un transporte de PVC a Marruecos. En el 2000 dejé la empresa porque quería bregrame en un país de habla francesa en una multinacional relacionada con la logística, y sin enchufe. Me incorporé a Saint-Gobain. A los cuatro años volví a la empresa familiar. Quería probarme fuera y demostrar de lo
que era capaz».
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