Comisión Europea
El Eurogrupo debate una reforma descafeinada de la zona euro
La Comisión Europea pide moverse de los debates a las decisiones antes de la semana que viene
La Comisión Europea pide moverse de los debates a las decisiones antes de la semana que viene.
Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro volvieron a revivir ayer un ritual muy conocido, representado una y otra vez en los peores momentos de la crisis de deuda: reunión maratoniana y acuerdo de mínimos con una patada hacia adelante que pospone para otro momento las reformas más ambiciosas.
Al cierre de esta edición, los titulares de economía y finanzas de las capitales europeas continuaban enfrascados en sentar las bases de la reforma de la zona euro, con el propósito de poder ofrecer algo de munición en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno los próximos días 13 y 14 de diciembre en Bruselas. Antes del encuentro, la Comisión Europea intentaba presionar a los socios de la moneda única. «Va a ser un Eurogrupo importante. Es el momento de moverse de los debates a las decisiones y aportar unos resultados significativos a la cumbre del euro que tendrá lugar este mes», aseguro a su entrada a la reunión el vicepresidente de la Comisión Europea para el Euro y el Diálogo Social, Valdis Dombrovskis.
A pesar de las horas empleadas en intentar llegar a un acuerdo, el pesimismo era la nota dominante ante el principal foco de oposición liderado por Holanda y los habituales titubeos de Alemania. Para colmo de males, el principal impulsor de la reforma de la zona euro, el presidente francés Emmanuel Macron, se encuentra cercado por las protestas de los «chalecos amarillos» y en su momento de máxima debilidad tras año y medio en El Eliseo. Fruto de esa emergencia, el titular de Economía galo, Bruno Le Maire, tuvo que ausentarse de la reunión en la capital comunitaria para acudir al toque de corneta desde París e intentar sofocar la rebelión en las calles francesas.
Todo indica que quedarán guardadas en el cajón –esperando un momento más propicio que nunca acaba de llegar– dos de las propuestas impulsadas por el Ejecutivo comunitario y también por Francia: un fondo de estabilización para asegurar la inversión en tiempos (aquí también con el apoyo de Berlín) y un fondo común de garantía de depósitos bancarios.
Le Maire intentaba ayer ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Antes de su viaje relámpago a su país, el titular francés aseguraba que los socios europeos estaban «realmente muy cerca» de lograr un acuerdo y aseguraba que el reto era tan solo «afinar» algunos puntos. Pero el diablo está en los detalles y un alto cargo comunitario ya aseguraba antes de la reunión de ayer que en el caso del presupuesto comunitario «no hay pista de aterrizaje» entre las visiones contrapuestas y el fondo de garantía de depósitos «está con respiración asistida». El grupo de los halcones defensores de la ortodoxia se sigue oponiendo a más mecanismos de solidaridad y la comunitarización de riesgos. El órdago del Gobierno italiano con el aumento del déficit público (aunque rebajado en los últimos días) tampoco ayuda.
Como únicos puntos de acuerdo claros entre los ministros de Economía, la puesta en marcha de una red de seguridad adicional al fondo de resolución bancaria a través del fondo del rescate (Mecanismo Europeo de Estabilidad, MEDE) y más poderes supervisores para este último organismo. Un resultado bastante pobre si se tienen en cuenta las expectativas creadas durante el último año.
La propia ministra de Economía y Empresa española, Nadia Calviño, reconoció ayer en un acto por el veinte aniversario del euro que ésta última iniciativa no resulta «nada sexy» a la hora de ser explicada a los ciudadanos, ya que puede ser percibida como un nuevo auxilio a los bancos que ya fueron rescatados durante la crisis. Por eso, para la ministra es necesaria la «voluntad política» como modo de avanzar en otros flecos pendientes. Nadia Calviño puso como ejemplo la necesidad de poner en marcha «redes de seguridad» para la población como en el fondo de garantía de depósito europeo que puedan sustituir progresivamente a los fondos nacionales. Pero todo indica que los deseos de la titular de Economía y Empresa deberán esperar.
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