EPA

España crea empleo

La Razón
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Si se analizan los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondiente al segundo trimestre de 2016, se comprueba que la economía española sigue creando empleo. El número de parados descendió en 216.700 personas y se sitúa en 4.574.700, por lo tanto, en niveles de 2009. Desde el segundo trimestre de 2015, el número de desempleados ha bajado en 574.300 personas y la tasa de paro disminuye hasta el 20,0%.

La creación de empleo sigue apoyándose en el sector privado, con un aumento de 294.600 personas respecto al primer trimestre de 2016. El empleo indefinido aumenta en el segundo trimestre del año en 223.300 personas respecto al año anterior, y se mantiene la tendencia de aumento del empleo a tiempo completo y la reducción del empleo a tiempo parcial. Finalmente, por sectores, destaca el sector servicios, con un crecimiento de la ocupación de 227.300 entre abril y junio.

Este trimestre ha aumentado la población activa en 54.600 personas, si bien en términos interanuales anota una caída del -0,6%. El número de hogares con todos sus miembros activos en desempleo desciende en 117.100, y aumenta el número de hogares con todos sus miembros activos ocupados en 151.800. Ahora bien, estas alegrías deben ser tomadas con una cierta cautela, ya que ante las expectativas generadas por el incremento de la afiliación en el segundo trimestre (+436.027 personas), la EPA ha sorprendido a la baja. Si bien la economía española sigue creando empleo, el aumento de la ocupación entre abril y junio ha sido inferior al del mismo periodo del año anterior. En consecuencia, la tasa interanual se ha desacelerado casi un punto hasta el 2,4%. Con todo, el número de ocupados alcanza las 18.301.000 personas, situándose en cifras de 2011.

La mejora observada en los datos de ocupación en el segundo trimestre de 2016 consolida la tendencia de recuperación del mercado laboral, si bien se frena el ritmo de creación de empleo. Estos resultados muestran que es precisa una estabilidad institucional que genere un clima de confianza y permita seguir ahondando en reformas estructurales que impulsen la actividad económica –especialmente en el sector industrial–, mejoren y simplifiquen el marco regulatorio e introduzcan una mayor flexibilidad para que así las empresas logren mayor competitividad, que pueda traducirse en creación de empleo.