Grecia

«Hemos perdido cinco meses para acabar aceptando la misma austeridad»

Grecia, entre la espada y la paredLos griegos esperan con resignación el acuerdo con sus acreedores

Partidarios del euro, ayer, frente al Parlamento griego
Partidarios del euro, ayer, frente al Parlamento griegolarazon

Un pelotón de cámaras deambuló ayer por el centro de Atenas. Ésa fue la imagen más atípica de una jornada decisiva para el país en vistas a la Eurocumbre de jefes de Estado de la eurozona. Los bancos abrieron con total normalidad, gracias al aumento en la línea de asistencia a la liquidez (ELA) por parte del BCE el viernes pasado y al de ayer. Los griegos mantuvieron la calma durante la mañana a la espera de la cita de líderes europeos, aunque muchos ya habían sacado parte de sus ahorros la semana anterior, cuando la fuga de depósitos ascendió hasta los 4.000 millones de euros.

En uno de los cajeros de Alpha Bank, en la plaza Syntagma, espera Eleni Skourdas para retirar metálico. Delante de ella, apenas tres personas. «No hay nada que temer, al menos hasta esta tarde. Si vuelve a terminar la reunión con señales de ruptura, como en las últimas dos semanas, entonces la gente sí que se asustará», asegura la mujer de 36 años sobre las expectativas de acuerdo. Varios analistas consultados coinciden en que, si la cita no se cierra con perspectivas de acuerdo para esta semana, las posibilidades de un estallido de pánico entre la población son muy elevadas.

«Estamos acostumbrados a estos altibajos, pero esta semana es clave, ahora la cuestión se pone seria», considera Stavros Galanis, un pensionista que charla sobre la situación del país con varios colegas. Los tres hombres reconocen que no han seguido «con demasiada preocupación» las discusiones hasta la fecha. Esta tarde, sin embargo, «la pasaremos pegados al televisor».

Una gran parte de los griegos es consciente de la trascendencia de la cumbre y del desenlace durante los próximos días, aunque todavía no se han dejado llevar por el nerviosismo y reina más bien una sensación de resignación. «¿Qué dinero voy a sacar?» o «Ya no tengo nada que perder» son frases que se escuchan con frecuencia al tratar los posibles escenarios que puedan derivar tras el resultado del encuentro de ayer.

Dos tercios de los griegos, según las últimas encuestas, son partidarios de seguir en el euro. Miles de personas se congregaron ayer frente al Parlamento para exigir al Gobierno izquierdista un acuerdo de inmediato, al grito de «Europa siempre». Para Fotis Sarantopoulos, un funcionario de 57 años, el primer ministro, Alexis Tsipras, «tan sólo ha perdido cinco meses, para acabar, al final, aceptando las mismas medidas de austeridad» que se negó a firmar el anterior Gobierno conservador griego.

El calvario de las negociaciones ha agotado la paciencia de una parte notable de la sociedad, como apunta Maria Laskari, una estudiante: «Los griegos no nos merecemos este sufrimiento. Ya hemos soportado mucho». Según la joven, «estar juntos no significa apoyar al Gobierno, sino pensar en la mejor solución», que para ella sería mantener la moneda única y confiar en los socios.