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Juan Ramón Rallo, economista, contundente contra Irene Montero: “¿Esas viviendas vacías están a la venta?”
¿Están las viviendas vacías donde realmente se necesitan? El economista Juan Ramón Rallo entra de lleno en el debate del mercado inmobiliario y apunta al posible acaparamiento de inmuebles por grandes compradores
La cifra resuena con la contundencia de una paradoja. Cuatro millones de viviendas vacías en España, un país donde el acceso a una casa se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para miles de familias y, especialmente, para los más jóvenes. El economista Juan Ramón Rallo ha puesto el foco en este dato para desgranar un problema mucho más complejo de lo que aparenta, cuestionando las soluciones simplistas y abriendo un debate sobre la verdadera naturaleza de ese inmenso parque inmobiliario desocupado.
De hecho, el análisis que propone Rallo va más allá del simple recuento para centrarse en una cuestión territorial fundamental. La pregunta clave es si esas propiedades se encuentran realmente en zonas con una demanda real y tensionada. No es lo mismo un piso desocupado en el centro de Madrid o Barcelona que una vieja casa heredada en un pueblo de la España vaciada, donde la falta de oportunidades y servicios convierte esa estadística en un auténtico espejismo numérico. La ubicación, por tanto, se convierte en el primer filtro para entender qué parte de ese stock podría tener un impacto real en el mercado.
Asimismo, Rallo ahonda en la cuestión introduciendo otra variable esencial: la propia disponibilidad de esos inmuebles en el circuito comercial. El economista lo expuso con claridad a través de una pregunta lanzada en la red social X, interpelando directamente sobre la situación de estas propiedades: "¿Esas viviendas vacías están a la venta?". El interrogante destapa una realidad a menudo ignorada: una parte de estas viviendas no está en el mercado porque sus propietarios no tienen la necesidad o el interés de ponerlas en circulación.
Más allá de las cifras: un diagnóstico necesario
En este sentido, el debate se desplaza hacia el perfil del propietario. No es extraño que una porción de estos inmuebles, sobre todo en las grandes ciudades, pertenezca a compradores de alto poder adquisitivo que los consideran un activo de inversión puro. Para ellos, la vivienda no es un bien de primera necesidad, sino un valor refugio que se revaloriza con el tiempo. Este fenómeno, que se ha intensificado en los últimos años, saca de facto miles de pisos del mercado del alquiler o la venta, contribuyendo a la escalada de precios.
Por todo ello, la gestión de este ingente volumen de inmuebles desocupados podría ser una de las claves para aliviar la tensión del mercado inmobiliario. Sin embargo, el análisis de Rallo sugiere que antes de proponer soluciones generalistas y poco eficaces, es imprescindible diagnosticar con precisión qué se esconde detrás de la estadística. Entender dónde están esas casas, por qué están vacías y si sus dueños tienen intención de ponerlas en circulación es el primer paso para empezar a convertir un grave problema en una oportunidad real para miles de ciudadanos.