Estados Unidos
La Alta Velocidad arranca en California
El gobernador del estado inaugura en la futura estación de Fresno los trabajos que conectarán Los Ángeles y San Francisco en dos horas y 40 minutos a partir de 2029.
Estados Unidos contará en 2029 con su primera línea de tren de Alta Velocidad. Recientemente, el gobernador de California, el demócrata Jerry Brown, oficiaba la ceremonia de inauguración de la línea en la que será la futura estación de Fresno. El AVE unirá las ciudades de Los Ángeles y San Francisco, una distancia de 600 km aproximadamente, en menos de tres horas, concretamente en dos horas y 40 minutos. En una segunda fase, se unirían varias localidades al norte y al sur, hasta alcanzar los 1.200 km. La vieja propuesta, que apareció por primera vez en el debate público a finales de los 70, parece que finalmente cobra vida.
Según la Autoridad del Tren de Alta Velocidad de California y los defensores del proyecto es la solución perfecta para la zona. El tercer estado americano en grandeza cuenta con más de 270.000 km de carretera y cien aeropuertos. «El tráfico supone al año una pérdida de 18.000 millones en combustible. Además, viajar en coche por la interestatal de California está aumentado a un ritmo cinco veces más rápido de lo que lo hace su capacidad», según datos de la Autoridad responsable del proyecto. Otros datos interesantes son que actualmente, los vuelos entres Los Ángeles y San Francisco mueven a cinco millones de pasajeros al año, y que las previsiones locales hablan de que en treinta años el territorio acogerá el equivalente a la población del estado de Nueva York, es decir que pasaría de los 38 millones de habitantes actuales a unos 60 aproximadamente. Construir nuevas carreteras y aeropuertos para dar respuesta a esta población supondría añadir 4.300 km de autopista nuevas, cuatro pistas de vuelo y más de cien puertas de embarque. Esto traducido en inversiones y mantenimiento supone gastar 20.000 millones de euros más que con el tren.
En cincos años, se espera tener conectada todo Central Valley y en diez años todo California. La división en fases comprende un primer tramo en Central Valley que conectará en 2018 por raíles adaptados a la Alta Velocidad las ciudades de Madera y Fresno, Bakersfield y San Joaquín. El segundo y tercer tramo unirá el tramo de 500 km entre Merced y San Fernando, además de conectar Central Valley con San José. Por cierto, las obras que conectarán los 97 km entre Fresno y Bakersfield se acaban de adjudicar a un grupo liderado por la empresa española ACS, por un importe de 1.000 millones de euros. El cuarto tramo pondría fin a esta primera fase hacia 2029, uniendo los centro urbanos de San Francisco y Los Ángeles.
Otro argumento a favor es la creación de empleo y el desarrollo económico. La Autoridad habla de 66.000 empleos durante quince años. Y a esto hay que añadir la capacidad de estimular el desarrollo y vertebrar el territorio. «La Alta Velocidad es buena a la hora de vertebrar hacia un modelo policéntrico. Las ciudades de esa zona son muy dispersas, algo que en España no ocurre. Permitirá crear ciudades más compactas y el desarrollo a aquellos puntos o centros urbanos intermedios donde el avión no llega», explica José María Coronado, director de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de Castilla-La Mancha. Su grupo es experto en estudiar los efectos que tiene la instalación de esta modalidad de transporte en el territorio, empezaron estudiando el caso de Ciudad Real, cuando el AVE llegó a la ciudad y han seguido los procesos de implantación del tren por todo el mundo, sobre todo en España. Los estudios demuestran que la Alta Velocidad es efectiva cuando se trata de unir distancias por debajo de los 600 km. A partir de aquí el tiempo de operación no lo hace competitivo frente al avión y si la distancia es menor, tampoco le gana la batalla al coche.
A nivel medioambiental y con los datos oficiales en la mano, el tren supondrá alrededor de 500.000 km menos de recorrido por carretera y entre 93 y 117 vuelos menos diarios, lo cual se traduciría en 5.500 millones de kg de emisiones de gases de efecto invernadero anuales. Lo mismo que sacar de la calle un millón de vehículos al año.
La que es a día de hoy la mayor obra civil de EE UU no ha estado exento de críticas. La primera de ellas de los propios californianos que se preguntaban al inicio de esta historia por qué se quería empezar las obras por Central valley en vez de solucionar los problemas del sur, ya que el área central no dispone de centros habitados tan grandes. Sin embargo, es ahí donde es más necesario según quienes sostienen el proyecto, ya que en esta zona viven ya siete millones de personas, es decir, que su población se ha aumentado en una década un 17 por ciento.
Los republicanos han sido también grandes opositores. Consideran que no se va a cubrir la inversión y que el precio de construcción no se justifica por la futura demanda, sobre todo teniendo en cuenta que la apuesta de movilidad por antonomasia en EE UU se basa en el avión y el coche. De hecho, el inicio de las obras lleva dos años de retraso respecto a la primera planificación y de momento, se calcula que el presupuesto asegurado no supera el 50 por ciento del coste previsto para la línea completa (que ascendería a unos 60.000 millones de euros).
Otra de las exigencias para que el Ave sea una alternativa para disminuir el tráfico rodado y el aéreo, es que se configuren puntos intermodales, «No sólo se trata de la Alta Velocidad, sino que lleva parejos mejoras en las líneas de cercanías ya existentes y en la electrificación», explica Ricard Riol, presidente de la Asociación para la Promoción del Transporte Público. De hecho, la Autoridad tiene previsto construir 24 estaciones intermedias.
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