Hipotecas

La banca relaja los criterios para dar crédito por primera vez desde 2007

La Razón
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Menos crédito y en condiciones más duras. Ésa ha sido la tónica generalizada desde que estalló la crisis en 2007. Acuciada por las nuevas necesidades de capital y escaldada por el desmelene de la morosidad tras años de crédito fácil y abundante, la banca cerró el grifo en lo peor de la tormenta financiera y dejó secas a familias y negocios. La situación se ha mantenido casi inalterable hasta ahora, pero a finales de año podría mejorar ligeramente. Según una encuesta que publica en su último boletín económico el Banco de España, las entidades habrían relajado «ligeramente» los criterios de aprobación de nuevos préstamos para hogares por primera vez desde 2007 en el trimestre en curso, tanto los destinados a la compra de vivienda como los que tienen por fin el consumo, cuyas solicitudes se habrían incrementado «algo» entre los meses de julio y septiembre.

Pese a este rayo de sol, la radiografía que hace el supervisor de la situación del crédito en España a raíz de la Encuesta sobre Préstamos Bancarios (EPB) sigue repleta de nubarrones. Durante el segundo trimestre del año, las solicitudes de financiación siguieron a la baja y algunas condiciones de las nuevas operaciones se hicieron más restrictivas. Así, explica, «se volvieron a ampliar algo los márgenes aplicados a los préstamos de mayor riesgo, se endurecieron levemente los compromisos asociados a los créditos y se acortaron los plazos de vencimiento». Sólo en julio, los tipos de interés aplicados por las entidades de crédito en las operaciones con su clientela muestran un incremento generalizado. En el caso de los hogares, de 28 puntos básicos, hasta el 7,75%.

En los mercados de financiación, las perspectivas de las entidades españolas para el tercer trimestre «volvían a ser de mejora en las condiciones de acceso a los mercados mayoristas y ausencia de cambios en los minoristas».

En su análisis de la evolución reciente de la economía, la entidad que gobierna Luis María Linde, en línea con lo expresado ya por el Gobierno, estima que, con la información que tiene disponible, el PIB se habría estabilizado o registrado un «leve avance» entre los meses de julio y septiembre. El Banco de España destaca en este apartado la mejora de los indicadores de confianza de los hogares y los comercios minoristas, el incremento de la utilización de la capacidad productiva al inicio del tercer trimestre o el avance del 36% en el avance de la licitación de obra civil en términos interanuales en el mes de julio.

Por el contrario, asegura que en julio experimentaron un «debilitamiento notable» los flujos comerciales, aunque cree que esta evolución podría deberse a algún fenómeno transitorio que haya afectado a la estadística de Aduanas. De hecho, afirma que no se ha detectado una pérdida de tono ni del comercio mundial ni de la demanda final de la economía española, que constituyen las variables de escala de las exportaciones e importaciones, respectivamente.

En lo que el supervisor no se muestra tan optimista como el Gobierno y mantiene ciertas reservas es en los efectos que ha tenido la reforma laboral sobre el empleo. En un análisis sobre sus efectos, y aunque considera que todavía es pronto para evaluar su verdadero alcance y de la «difícil situación cíclica» del periodo analizado, asegura que «la destrucción de empleo ha seguido comportándose de manera semejante a como venía haciéndolo antes de 2012», si bien reconoce que se habría frenado «la caída de la creación de empleo observada desde el inicio de la crisis». En este sentido, el análisis concluye que los resultados tienden a mostrar «un cierto impacto positivo sobre el empleo neto que cabría asociar a la moderación salarial observada, aunque la evidencia es menos concluyente». Según la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL), el coste por trabajador y mes en la economía no agrícola moderó su ritmo de descenso en el periodo abril-junio, hasta el -0,3 por ciento.