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La España vacía que emprende...más que la urbana

La capacidad emprendedora en España, para edades comprendidas entre 18 y 64 años, es del 29,8% en el medio rural y del 26,1% en el urbana. En los alrededores de Molina de Aragón se da la menor densidad de población de toda Europa: 1,63 habitantes por kilómetro cuadrado.

La España vacía que emprende...más que la urbana
La España vacía que emprende...más que la urbanalarazon

Son datos del Consejo Económico Social, en concreto de su informe El Medio Rural y su Vertebración Social y Territorial: la España rural pierde cinco habitantes cada hora que pasa... y la España rural son 7.000 de los 8.000 municipios españoles, aquellos con menos de 5.000 habitantes. En total, en las poblaciones españolas de este tamaño viven unos ocho millones de personas y, entre ellos, está uno de cada cinco autónomos españoles, un 20% del total. A partir de estos datos, aquellas poblaciones que se encuentran claramente en peligro de extinción son todas aquellas con menos de 1.000 habitantes, un 60% del total y que ocupan, aproximadamente, un 40% del territorio español.

Un circulo vicioso

¿Laponia? ¿Siberia? No, la zona con menos población de toda Europa está en España, en concreto en un territorio de la provincia de Guadalajara delimitado por los términos municipales de Rillo de Gallo, Selas, Anquela del Ducado y Molina de Aragón. Aquí hay un índice de población de tan sólo 1,63 habitantes por kilómetro cuadrado.

Despoblación, desequilibrios demográficos (población envejecida) y escasas oportunidades laborales. Estas son algunas de las razones para que existan en España territorios así... y éste es el círculo vicioso, o, si se prefiere, la realidad actual en la que se mueven muchos pueblos de España... para los cuales, muchas organizaciones, asociaciones y empresas implicadas en el desarrollo del mundo rural, no albergan demasiadas esperanzas reales de recuperación. Juanjo Manzano es responsable de Comunicación y Desarrollo de AlmaNatura, una de estas empresas. Situada en Arrollomolinos de León, un pequeño pueblo de la provincia de Huelva en el que apenas viven 900 personas, AlmaNatura trabaja en la potenciación de emprendimientos que permitan asentar a las poblaciones rurales en torno a cuatro ejes: empleo, salud, educación y tecnología. Según Manzano “es un hecho que, en los próximos años, vamos a ver desaparecer a centenares de pequeños municipios. No creo que haya nada que frene esto. Sin embargo, todavía estamos a tiempo de salvar a aquellos pueblos en los que aún hay vida”. Estas localidades en las que aún hay vida, quedan perfectamente definidas en el informe La Sostenibilidad Demográfica de la España Vacía, elaborado por el profesor de Geografía, e investigador Joaquín Recaño, para el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Según este estudio, los espacios rurales en riesgo de despoblación irreversible tendrían las siguientes características: una población media de 110 habitantes, densidades de menos de 4,3 pobladores por kilómetro cuadrado, edad media cercana a los 60 años y sin apenas mujeres.

La mentira del emprendedor fracasado

Impact Hub es, a nivel mundial, la mayor red global de comunidades de emprendimiento con impacto, formada por 17.000 profesionales y presente en 100 ciudades de todo el mundo. En palabras de Juan Parodi, responsable de Desarrollo de Negocio de Impact Hub Madrid, “para dinamizar las zonas rurales es básico acabar con un falso mito, aquel que afirma que todos los que vuelven al mundo rural, para emprender, son unos fracasados. Eso no es en absoluto cierto. Nosotros conocemos muchísimos casos de jóvenes que quieren emprender en sus pueblos, montar negocios que podrían funcionar pero que, sin embargo, no cuajan, entre otras cosas, porque, el propio entorno familiar del emprendedor consideran, y así se lo dicen, que esa decisión sólo puede acabar en fracaso”. Parodi está convencido de que ese planteamiento tiene un error de base “no se dan cuenta que ni la vida en la ciudad es tan buena como creen ni se van a encontrar tantas oportunidades como se imaginan.

Cada vez menos pueblos agrícolas y ganaderos

Según Secundino Caso, presidente de la Red Española de Desarrollo Rural (REDR) “cada vez quedan menos pueblos que vivan, exclusivamente, de la agricultura y de la ganadería. Es cierto que ambas siguen siendo actividades importantes, pero, hoy por hoy, es el turismo rural el sector que crea más empleo y riqueza en el medio rural”. Además, Juanjo Manzano, de AlmaNatura, añade otros campos de emprendimiento posibles en un pueblo “hay muchas necesidades básicas que el habitante del medio rural, sobre todo aquel que vive en zonas despobladas, normalmente no tiene cubiertas. En primer lugar, todo lo que tiene que ver con la atención al mayor, pero también otros oficios y emprendimientos como electricistas, fontaneros, cerrajeros, servicios de traducción para turistas y propietarios de establecimientos hosteleros... Incluso otros relacionados con la biotecnología o el uso de drones en servicios de vigilancia de fincas rurales y ganaderas”.

El emprendimiento rural pesa... y mucho

Con un 70% de los españoles viviendo en pueblos, es evidente que el emprendimiento rural tiene un gran peso en el cómputo del emprendimiento global de España. En realidad, el nivel de emprendimiento en la España rural y urbana es, en términos globales, muy similar. Así, según un informe de Global Entrepreneurship Monitor, realizado para medir la capacidad emprendedora en regiones y países, el índice de población, en edades comprendidas entre 18 y 64 años, es del 29,8% en la España rural y del 26,1% en la urbana. Y ello teniendo en cuenta que el emprendedor rural se enfrenta a dificultades añadidas, que no suelen darse en el caso de los emprendimientos urbanos... y que el estudio Oportunidades y Barreras del Emprendimiento Rural enumera:

1. Hay que olvidarse de la idea de que, en un pueblo, no se pueden realizar actividades que se consideran propias de ciudad.

2. Aislamiento. El entorno rural no tiene porqué ser un territorio condenado, por la falta de infraestructuras, al aislamiento total. Simplemente, hay que crear esas infraestructuras.

3. Individualismo. No existe razón alguna que determine que el habitante rural tiene qué ser individualista por naturaleza. En todo caso, para romper este marco, se debe fomentar la cooperación y la conectividad creando redes basadas en las tecnologías de la información.

4. Desconocimiento. A menudo hay una falta de conocimiento, por parte de los ruralitas, acerca del producto o servicio que pudiera tener una mejor salida en el medio urbano.

5. Rutina mental. Es posible que en el entorno rural exista una cierta cerrazón de mente hacía la innovación emprendedora, por lo que suele pensarse que lo mejor es repetir modelos de negocio que ya han triunfado en otros sitios.

6. Límites a la formación. Es necesario explorar las posibilidades de implementar, tanto por parte del Estado como de la empresa, programas I+d+i en el medio rural.

7. Financiación. El emprendedor rural debe animarse a poner en marcha iniciativas empresariales no necesariamente muy costosas.

8. Nivel de autoestima. A menudo se escucha decir al habitante rural “aquí no tenemos nada”. Sin embargo, no es extraño que suceda exactamente lo contrario: que exista una gran riqueza... no explotada (aún).