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La revolución de la super cuenta

La Razón
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Han transcurrido apenas unas horas desde el fallecimiento de D. Emilio Botín; sin lugar a dudas el banquero más destacado de los últimos años en España y posiblemente de Europa e Iberoamérica... Nadie esperaba un desenlace tan rápido y, aunque estaba ya cerca de los 80 años, su intensa actividad profesional, los viajes a las sedes de la Fórmula Uno, su buen humor e infatigable energía no presagiaban que nos abandonase tan repentinamente...

Ya habrá tiempo para hacer una semblanza más completa de su biografía, donde se destaquen los grandes logros de este banquero singular. Sin lugar a dudas, si uno echa la mirada atrás y contempla estos últimos decenios, independientemente de la opinión personal que pueda tener de él, no deja de asombrarnos el espectacular legado que nos deja: el primer banco de la zona euro y uno de los mejor gestionados y admirados del mundo.

Un orgullo

Para lograr esta posición privilegiada, Emilio Botín puso en práctica, a mitad de los ochenta, una agresiva estrategia comercial. Hasta 1989, ningún banco actuaba por sí solo. Los presidentes de los siete grandes –el Santander era el pequeño– «acordaban» en el mítico restaurante Jockey desde los productos que se ofrecían hasta los tipos de interés. Ese año, Botín rompió la baraja y, por tanto, el «statu quo» del inmovilista mercado, y lanzó la «Super Cuenta del Banco de Santander».

Así se inicia la competencia entre las entidades financieras y la llamada «guerra de depósitos». Después, vendrían la «Super Libreta» y la «Super Hipoteca». Así nació la banca comercial moderna española. Comenzó una andadura vertiginosa hasta colocarlo en lo más alto del ranking. Seguimos en un momento de incertidumbre. Saliendo de una profunda crisis financiera, económica y social... y, sin embargo, a pesar de los pesares, nuestros grandes bancos no sólo han sabido capear el temporal, sino que lo han hecho de una forma sobresaliente. El Banco Santander de Emilio Botín ha sabido sortear toda clase de dificultades, no ha dejado de crecer, de aumentar su presencia en todos los mercados, de mejorar en rentabilidad y eficiencia; de aumentar su prestigio, recibir prestigiosos y numerosos premios... Sin lugar a dudas, es un orgullo para España, el banco y su familia.

Basta pensar en la época donde era el séptimo de los siete «grandes bancos» en España... Han pasado unos años y ya es el primero. A nivel internacional tiene una posición privilegiada: en España, en Europa e Iberoamérica. Cada día tiene más peso en EE UU y ahora empieza su aventura en Asia con los bancos participados de China. Juega en la primera liga mundial junto a los más importantes bancos del mundo. Tiene un modelo de gestión de negocio que es la envidia de muchas entidades competidoras. Emilio Botín ha conseguido un equipo directivo muy profesional que toma decisiones con una gran agilidad. Para ojos de un profano esto puede resultar obvio o irrelevante; pero es justo lo contrario. Siendo una entidad tan grande y compleja, la toma de decisiones no se pierde en una maraña administrativa sino que ha conseguido una rapidez y un acierto encomiables...

D. Emilio se rodeó de un equipo de profesionales de primer nivel. Directivos muy competitivos y con un gran conocimiento del sector y de la evolución del negocio. Han sabido detectar y aprovechar un gran número de oportunidades y, en la mayoría de los casos, con un éxito sorprendente. Ya nos tenía acostumbrados a «acertar» en sus decisiones estratégicas y hasta hizo que éstas nos parecieran lo normal, lo ordinario. Si D. Emilio ponía el ojo en un negocio, en un país, en una entidad, enseguida descontábamos que iba a ser una operación buena. Así lo entendía el mercado y por eso el valor en Bolsa del banco se acercaba a los 100.000 millones de euros. Hoy, ante su ausencia, ese mismo mercado muestra una cierta duda y desconfianza; lo que todavía agranda más al banquero y muestra, de alguna manera, la debilidad más clara de su gestión: la sucesión.

Cambios

Pero eso siempre pasa con personajes tan relevantes y únicos. Quien le sustituya se va a encontrar con el listón muy alto y con grandes retos... En el mundo de la economía abierta, cada día es un gran reto. Hoy vivimos en una era de transformación, donde el negocio bancario está cambiando vertiginosamente. Los avances tecnológicos y los nuevos «players» del negocio financiero le están plantando cara a la banca. Éste es un sector muy regulado e intervenido y eso les quita flexibilidad para competir en igualdad de condiciones. Vamos a asistir a una redefinición del negocio bancario, donde todavía hay muchas dudas e incertidumbres: el «shadowbanking», las monedas virtuales, Big Data, los nuevos canales digitales, etc... que veremos evolucionar en los próximos años o, mejor dicho meses, nos dirán hacia dónde va la Banca...

Hasta ahora, el Banco Santander siempre se ha sabido aprovechar de los cambios y la innovación. Ha crecido por encima de la media del sector, se ha hecho más rentable, más global y más «moderno». Todas esta evolución hubiera sido muy difícil que se hubiese dado, sin un timonel tan experimentado como D. Emilio. Ha «estirado» mucho la banca y el modo de hacer negocios en banca. Con su tesón, su insistencia, su perseverancia y amor al trabajo, no ha dejado de empujar a su entidad. Las entidades privadas españolas son de las más sólidas del mundo. Ante la crisis financiera no necesitaron acudir a ayudas públicas. Con las nuevas exigencias de capital, han sido capaces de cumplir los ratios sin medidas traumáticas, sin aspavientos y sin dejar de ganar dinero. Han tenido sus dificultades, pero han sabido navegar en aguas tan turbulentas.

Cuando se habla de la Dirección de Empresas, uno tiene claro que estas circunstancias son imposibles de gestionar sin una persona con esa especial clarividencia. Como en toda pintura, tendría sus claroscuros, virtudes y defectos, genio, simpatías o antipatías... lo que acompaña a todo ser humano en su desarrollo personal. Pero al final están los hechos, las obras, el legado que deja que es incontestable: un gran banco, miles de puestos de trabajo (más de 185.000 personas en todo el mundo), su posición hegemónica en algunos mercados relevantes los beneficios que acaban revirtiendo a toda la sociedad, su inestimable apoyo al mundo universitario y a los miles de jóvenes que el banco ha estado becando en estos últimos años, tanto de España como Iberoamérica: ¡cuántos de estos chavales tendrán que agradecerle las ayudas recibidas! A mi juicio, fue su empeño en dejar esa impronta en el mundo universitario uno de los elementos que más le honran; tal como se vio en el reciente Tercer Encuentro Internacional de Rectores Universia, que se celebró en Río los días 28 y 29 de julio. Es una de las iniciativas que más empujó y donde más empeño puso. Es una acción perdurable en el tiempo y que dará sus frutos en próximos años. Para los que trabajamos en el mundo académico es muy de agradecer contar con personas de una personalidad tan influyente y dispuestas a hacer el esfuerzo económico y humano. Muchos somos los que tenemos que agradecerle que asumiera este empeño como cosa propia.