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«La transformación digital no sólo es cuestión de inversiones, sino sobre todo de concienciación»
Juan Pedro Gravel / Socio de Estrategia Técnológica y Arquitectura de Deloitte
Es un gran conocedor de la nueva economía, de ésa que es fruto de la revolución en la que estamos inmersos, –«la mayor revolución que el ser humano ha vivido jamás», comenta– y que está haciendo que los ciclos de cambio se produzcan a velocidad de vértigo. Juan Pedro Gravel, responsable de Estrategia Tecnológica y Arquitectura de Deloitte, cree que España tiene que tomarse en serio la transformación digital. «No sólo es cuestión de inversiones y de capacidades, sino sobre todo de concienciación y de mejorar la experiencia del cliente final», apostilla.
– La transformación digital de la que tanto se habla, ¿es hoy en día en España más una quimera que una realidad?
– La crisis la ha retrasado. Las empresas se han visto abocadas a recortar presupuestos y a preocuparse más por la eficiencia y la reducción de costes que por la innovación. No obstante, algunas se lo están tomando muy en serio, pero son la excepción. Obviamente, este panorama tiene que cambiar.
– ¿Hay dos velocidades en las compañías españolas?
– Las grandes en general están afrontando el reto con decisión. Sus directivos lo tienen muy claro y están apostando con fuertes inversiones y cambios organizativos, incluyendo la digitalización como un pilar fundamental de su estrategia de negocio. Otras, en cambio, aún están muy retrasadas y no han tomado conciencia del cambio que se está produciendo en el mercado. También contrasta con lo que está pasando en Estados Unidos y Reino Unido.
– ¿Existe una gran brecha en cuanto a puesta al día tecnológica?
– Sin duda. No es únicamente un problema de inversión o de capacidades, sino fundamentalmente de concienciación.
– ¿Confía en los cambios generacionales en las cúpulas de las empresas?
– Sin duda, pero en este ámbito, también hay dos velocidades: las que están incorporando jóvenes con talento e ilusión y los que ni siquiera se lo han planteado.
– ¿Está sabiendo el tejido empresarial español fusionar las distintas generaciones de trabajadores?
– No. En absoluto. Y, sobre todo, considero un error gravísimo la política de derribo de los profesionales de una determinada edad –antes era 50 y ahora está bajando– que se está produciendo. Es muy necesario que se implante un modelo híbrido que haga factible la coexistencia de jóvenes con talento e ilusión, y profesionales con años de experiencia.
– La oleada del emprendimiento que puede verse en España, ¿está bien cimentada o tiene mucho de espectáculo?
– Desde mi punto de vista no se ha producido una gran transformación, sino más bien la conversión, por necesidad, de muchos trabajadores por cuenta ajena a autónomos, y a eso nos gusta llamar emprendimiento. No percibo gran diferencia entre el nivel de emprendimiento de ahora y el de hace 10 años.
– ¿Cómo cree que el sector fintech está evolucionando en nuestro país?
– No existe todavía una base sólida de fintech, aunque hay unas pocas iniciativas que se están implantando muy bien. Reino Unido y otros países nos han comido la tarta, pero estoy convencido de que el Brexit representa una grandisíma oportunidad para España. Va a depender del dinamismo y de los proyectos. Lo que me preocupa es que una parte de nuestro fintech –un porcentaje alto– se ha montado con la intención de ser vendido y sacar un buen pellizco.
– ¿Cree que la banca debería tomarse más en serio el fintech?
– Lo tienen muy claro y ven en esta revolución una oportunidad de hacer innovación externa y de transformar la banca. Los que lo han comprendido no lo consideran un peligro. Hay muy pocas fintech que estén haciendo daño a las cuentas de los bancos. En otros países, la situación es distinta. Si Google, Facebook o Amazon empiezan a prestar servicios financieros –algo de lo que estoy convencido que ocurrirá– el panorama cambiará radicalmente. Pienso que, primero, empresas de telecomunicaciones que entrarán al sistema a través de la financiación al consumo y de una oferta básica de productos –cuentas corrientes, cuentas a plazos...–. Luego están las famosas OTT –Google, Yahoo, Apple...– que claramente detectan negocio en ese nicho y, además, tienen un exceso de liquidez que no pueden repatriar vía dividendos por razones fiscales. Sin duda, se transformará radicalmente: los bancos seguirán cumpliendo su misión, pero tendrán que aliarse con proveedores de contenidos y servicios para cubrir la cadena de valor completa.
– Se habla mucho, el blockchain. ¿Dónde reside su poderío?
– Es al valor lo que intenet fue a la información. Es una tecnología, muy vinculada con la economía colaborativa, que puede ayudar mucho a desintermediar, pues facilita el contacto entre diversos «players» que necesitan llegar a un consenso. De momento, se encuentra en un nivel de inmadurez altísimo. Nosotros tenemos laboratorios que se dedican exclusivamente al blockchain y estamos haciendo muchísimas pruebas de concepto. Lo únicio relevante que hay en producción en estos momentos es el bitcoin.
– ¿Está aplicándose realmente la inteligencia artificial y la tecnología cognitiva?
– No. Empezamos a ver áreas de aplicación muy claras ligadas a la robótica avanzada y a los algoritmos de toma de decisiones. «Watson» –el producto de inteligencia artificial que ha desarrollado IBM– se está abriendo mercado, pero hoy en día muy pocas empresas están utilizando tecnologías cognitivas.
– Y la robótica, ¿tiene más desarrollo?
– Es una realidad en el mundo del «manufacturing». En el resto de sectores se está buscando la eficiencia en los «backs office» con artefactos de software que replican lo que hace el humano y, así, realizarlo de una manera más eficiente y barata. Pero la verdadera revolución en este campo –la robótica avanzada en ingeniería de procesos y sustentada en tecnologías cognitivas– está aún pendiente.
– ¿Tiene España personal preparado para afrontar estas tecnologías?
– Sí y no. Hay profesionales magníficos, pero lamentablemente muy pocos.
EL PERFIL
Responde a las preguntas con ardor, con la pasión de quien disfruta con lo que hace. Juan Pedro Gravel analiza la realidad crudamente. Sin tapujos ni engaños. Echa varios jarros de agua fría, pero es optimista respecto al futuro empresarial español. El año pasado volvió a Deloitte, donde inició su carrera en 1989, como socio de Estrategia Tecnológica y Arquitectura. Su trayectoria ha sido dilatada. Ha trabajado en IBM, Banco Santander –con altas responsabilidades en América y Europa–, Barclays Bank y Telefónica Global Technology.
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