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Las bolsas cierran un año 2018 para olvidar

La «guerra» comercial entre EE UU y China, las dudas sobre cómo saldrá Reino Unido de la UE, el enfrentamiento Bruselas-Roma y el abrupto cambio de Gobierno en España marcan un año muy duro para los mercados, que pierden un 15%

El último trimestre ha marcado el rumbo que pueden seguir las bolsas el próximo año: ningún problema se ha resuelto
El último trimestre ha marcado el rumbo que pueden seguir las bolsas el próximo año: ningún problema se ha resueltolarazon

La «guerra» comercial entre EE UU y China, las dudas sobre cómo saldrá Reino Unido de la UE, el enfrentamiento Bruselas-Roma y el abrupto cambio de Gobierno en España marcan un año muy duro para los mercados, que pierden un 15%.

El Ibex 35, el principal indicador de la Bolsa de Madrid, cerró ayer con una subida del 1,55% y rozó al cierre los 8.500 puntos. En la que ha sido la última semana completa del año, el selectivo índice del mercado español se ha dejado un 0,74%. Este resumen de una semana muy corta, con sólo tres sesiones, define perfectamente lo que está sucediendo en los mercados en el último trimestre del ejercicio. Nadie toma posiciones claras y las operaciones de compraventa piensan exclusivamente en el corto plazo. Pero no es un mal endémico del mercado español. En Europa hay bolsas con peores comportamientos que el del Ibex. Y también en el mundo. La globalización de la economía ha convertido la inversión en un mercado único que cambia de signo en función de los husos horarios. 2018 cerrará con no muy buenos recuerdos para los inversores, especialmente para los pequeños ahorradores.

Buena prueba de ello es que los inversores internacionales mantienen en la actualidad la propiedad del 46% de las acciones, una cifra récord, según aseguró hace unos días el presidente de BME, Antonio Zoido.

A falta de la media sesión del próximo lunes (los mercados cerrarán en Europa a las dos de la tarde del último día del año), el Ibex acumula una caída del 15,43%, sólo superada, entre los grandes mercados del Viejo Continente, por el DAX, el índice de la bolsa alemana, que encabeza el ranking, con un -18,26%, y el FTSE Mib (Milán), con un desplome del 16,15%.

¿Qué ha sucedido? Que el mercado cierra con las mismas sensaciones con las que comenzó el año. «Todos los frentes que estaban abiertos a comienzos de año no se han cerrado. Puede que, incluso, las dudas sobre su resolución se hayan incrementado», asegura Sergio Puente, analista de XTB en declaraciones a LA RAZÓN.

Guerra comercial, Brexit...

Los mercados de renta variable siguen dudando del resultado final de la guerra comercial entre EE UU y China. De la imposición de aranceles a las importaciones de productos de cada país, que hicieron de los mercados una montaña rusa, se ha pasado a una tregua de incierto resultado según los inversores, dados los bruscos giros de la política de Donald Trump.

Las diferencias comerciales entre las dos principales potencias económicas del mundo han salpicado a Japón (la tercera potencia en discordia) y, por supuesto, al continente europeo.

Pero Europa ha tenido su propios problemas. «El principal, la salida de Reino Unido de la disciplina de la Unión Europea. El Brexit no se acaba de concretar». Ni siquiera el acuerdo a contrarreloj alcanzado entre Bruselas y Londres ha disipado las dudas del dinero. Los inversores dudan de que el parlamento británico acabe dando el visto bueno definitivo al texto y temen que Theresa May intente a toda costa mantenerse al frente del Gobierno. Para Puente, «las incertidumbres sobre el final del Brexit han sido las culpables de los vaivenes del último trimestre del año».

Pero en Europa han pasado más cosas. El enfrentamiento entre la Comisión Europea y el Gobierno italiano hizo planear por momentos la sombra de la crisis del euro del verano de 2012. De hecho, la prima de riesgo de Italia llegó a superar los 300 puntos básicos y afectó, por extensión, a los denominados países periférico.

Hay más problemas. Dicen que los mercados suelen anticipar el comienzo o el final de los ciclos económicos. «Y lo que están indicando los mercados es el inicio de un periodo de desaceleración». Las previsiones de los grandes organismos internacionales lo han destacado en sus últimos informes. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha asegurado que en 2018 la economía mundial crecerá un 3,7%, dos décimas por debajo de la previsión de comienzos de año. Para el periodo comprendido entre 2022 y 2023, el aumento del PIB ser quedará en el 3,6%.

En el caso de las economías desarrolladas, el avance para el ejercicio que se cierra el lunes será del 2,4%, una décima por debajo de las previsiones anteriores y del 2,1% en 2019. Es un aviso. En la misma línea se han manifestado el Banco Central Europeo, la OCDE, la Comisión Europea y, a nivel doméstico, el Banco de España.

La bolsa española acabará cediendo en el año alrededor del 15%. ¿Qué ha pesado más en el mercado española? Para Sergio Puente no hay ninguna duda: «El cambio abrupto de Gobierno, el hecho de que la moción de censura prosperara en junio pasado». Los mercados suelen ser muy reacios a los cambios no «descontados». Aquellos que se ven venir, como sucedió con la transición de Felipe González a José María Aznar o de José Luis Rodríguez Zapatero a Mariano Rajoy. Pero han sido más factores los que han incidido en el comportamiento peculiar del Ibex. Por ejemplo, las dudas del Tribunal Supremo sobre quién tenía que pagar el Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados en la constitución de un préstamo hipotecario. ¿Por qué? Porque el Ibex es un índice en el que los valores bancarios tienen una ponderación muy alta. «Hay mucha dependencia de cómo vayan los valores bancarios». Y así ha sucedido. A falta de la «festiva» media jornada de fin de año, los valores bancarios que cotizan en el Ibex han sufrido lo que no estaba en las previsiones. El menos perjudicado ha sido Bankinter, que se ha dejado un 9,95%. El resto de los valores que cotizan en el Ibex han perdido entre el 16,12% de Caixabank y el 37,02% de Sabadell. Ni siquiera los bancos más internacionales del país se han librado de la quema. Santander se ha dejado un 24,8% y BBVA, un 31,91%. En este último caso, los problemas de Turquía y del rescate financiero de Argentina han tenido mucha influencia en la cotización.

Hace unos días, el presidente de BME, Antonio Zoido, hablaba de que el volumen de contratación de la Bolsa había retrocedido en torno al 9%, hasta los 550.000 millones de euros. A pesar de que las cotizaciones han descendido, los accionistas habrán percibido este año más de 25.600 millones de euros en dividendos, un 3,9% más que en el año 2017.

La participación de las familias en la Bolsa ha perdido peso. En 2018 son propietarios del 20% de las empresas cotizadas.