Emprendedores
Lo bueno, si SIMPLE, dos veces bueno
Instinto protector
En MetLife creemos que la clave para romper el muro entre las compañías y los consumidores es algo tan simple como la empatía con el cliente, que se logra gracias a un trato cercano y al conocimiento de las necesidades de los ciudadanos.
"La simplicidad es la sofisticación definitiva", afirmaba el inventor y artista florentino Leonardo Da Vinci. Asimismo, Confucio aseguraba que "La vida es muy simple, pero nosotros insistimos en hacerla complicada". Dos frases muy ciertas de dos personajes relevantes de la historia de la humanidad que adquieren mayor importancia en la época en la que vivimos.
Por ello, si analizamos nuestra realidad, nos damos cuenta de que nuestra vida cotidiana se caracteriza por la complicación. En nuestro día a día estamos rodeados de una gran cantidad de responsabilidades, de tareas que realizar, de opciones a considerar, de planes por hacer, de información que procesar.
No en vano, vivimos en la "Era de la Información". Recibimos gran cantidad de datos y nos vemos expuestos a diario a analizar, desechar o conservar todo tipo de información que, en lugar de facilitarnos la vida, en muchos casos nos la dificulta.
Un claro ejemplo de ello es el volumen de papeleo que nos requiere cualquier proceso administrativo o trámite de contratación de servicios. Es necesario abrir un camino hacia lo esencial, hacia la sencillez, hacia lo que realmente nos aporta un valor añadido y hace que nuestra vida resulte más fácil.
En este sentido, desde MetLife creemos que el concepto clave que nos permite lograr esta simplicidad es la empatía con el cliente. De este modo, la complejidad, que representa un muro entre las compañías y los consumidores, cae a favor de la cercanía en el trato y del conocimiento de las necesidades de los ciudadanos, quienes anhelan encontrar en las empresas un aliado que les hable en su mismo lenguaje, que les simplifique las gestiones que deben realizar, les ayude en la comprensión de los trámites y que cumpla con las expectativas de lo que realmente necesitan.
Debemos pararnos a buscar, en todo aquello que queremos, esos pequeños detalles que nos aporten simplicidad, nos hagan sentirnos mejor con nosotros y nuestro entorno, y nos permitan disfrutar con plenitud de cada momento de nuestra vida.
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