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Méndez cede ante el núcleo duro de UGT en el proceso de regeneración

Cándido Méndez, secretario general de UGT
Cándido Méndez, secretario general de UGTlarazon

El secretario general de UGT, Cándido Méndez, no logró imponer ayer sus criterios en la transición emprendida por el sindicato tras su anuncio de que no continuará al frente de la central. Aunque el 4º Comité Federal aprobó por unanimidad la convocatoria del 42º Congreso del 10 al 12 de marzo de 2016, un año antes de lo previsto, y las transformaciones propuestas desde la cúpula, entre ellas la reducción de seis a tres federaciones, serán éstas las que con posterioridad realicen sus propios congresos de «fusión».

Las fechas elegidas para llevar a cabo el proceso de reagrupación de las federaciones son del 12 de marzo al 22 de mayo de 2016, justo después de que se conozca el nuevo nombre del secretario general, que recién elegido deberá lidiar con las distintas sensibilidades de las federaciones durante los congresos que éstas celebren y que pilotarán ellas mismas. La ausencia de un liderazgo fuerte podría generar tensiones y el fracaso de la nueva estructura diseñada por Méndez, según indicaron fuentes sindicales a este diario. «El nuevo secretario general estará en una posición de debilidad extraordinaria, tendrá que afrontar la crisis institucional generada por el escándalo de los fraudes, la situación económica de la central y tutelar la regeneración desde la fragilidad política.

Méndez remarcó ayer la importancia de que esas transformaciones concluyan sin fisuras para tener una organización «más sencilla, más eficaz y más ágil».

El líder de UGT quería que las fusiones de las federaciones tuvieran lugar antes del Congreso. Las federaciones de Enseñanza y Alimentación, las que se oponen con mayor firmeza a la concentración, han forzado un cambio de planes de la cúpula sindical. Sus máximos órganos han llegado a aprobar resoluciones en contra de estas fusiones. Méndez cuenta con el apoyo de Cataluña, Andalucía, Metal y Construcción, y Servicios Públicos, incluso en los pactos que el secretario general había diseñado. Sin embargo, como se demostró en el Comité celebrado ayer, esos apoyos podrían resultar insuficientes. Fuentes sindicales consideran que, una vez sin Méndez, el núcleo duro de UGT podría bloquear un proceso «necesario para refundar el sindicato». En aras de alcanzar un consenso, la Comisión de Reagrupamiento Sindical ha planteado que los secretarios generales que dejaran de serlo se integrarían como miembros natos de la futura ejecutiva confederal. Los aludidos no han aceptado este premio de consolación.

Pese a todo, Méndez se mantuvo ayer en sus objetivos. El secretario general mantuvo que hay que respetar las secuencias: primero se hablará del cambio organizativo, y luego de la comisión ejecutiva. No obstante, remarcó que planteará una posición de «apoyo y colaboración» y, por supuesto, «no determinante», durante el proceso de regeneración del sindicato. En este sentido, subrayó que no prejuzga el tramo generacional en el que se tendrá que mover la nueva Comisión Ejecutiva, ni siquiera sus características.

En cualquier caso, la disensión en la cúpula de UGT pone de manifiesto que ya se ha abierto la batalla por la sucesión de Méndez y que los candidatos se encuentran ya tomando posiciones. El «número dos» de Méndez, José Javier Cubillo, respalda a Miguel Ángel Cilleros, el secretario general de su federación, la de Movilidad y Consumo. Buena parte del sindicato no ve con buenos ojos su candidatura para la regeneración.