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Agricultura

El porcino español: del éxito al abismo por la peste

Los expertos coinciden en que es necesario controlar la creciente población de jabalíes

Cerdos en una granja larazon

Hace treinta años, en 1995, comenzó el despegue del sector porcino español, que le ha llevado a convertirse en uno de los más importantes del mundo.

Una década antes, finales de 1985 y principios de 1986, la situación era crítica debido a la que entonces se conocía popularmente como PEPA (Peste Porcina Africana), que hoy los puristas denominan simplemente PPA, a los resultados de la negociación para la entrada de España en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) y a que nuestro país no podía exportar debido justamente a la presencia de esa enfermedad.

Hoy, el sector porcino español se encuentra al borde del abismo debido a que se han detectado una serie de focos de PPA (y los que vendrán) en jabalíes que han muerto en la provincia de Barcelona.

¿Qué sucedió entre 1985 y 1995, década en la que se pusieron las bases para erradicar la PEPA, lo que permitió la apertura de los mercados exteriores al porcino español y sus derivados?

Lo explica Quintiliano Pérez Bonilla, veterinario y ganadero de porcino, que fue director del Programa de Lucha contra la PPA, contenido en el real Decreto 425/85 de 20 de marzo de aquel año, y elemento clave del éxito, junto a Antonio del Barrio, entonces director de la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (ANPROGAPOR): «Entre las medidas que se tomaron y que deben reforzarse ahora destaca, en primer lugar, el control del movimiento de transportes exigiendo la documentación sanitaria de traslado y la desinfección de los mismos; reforzar las medidas de bioseguridad en la carga de los animales de desvieje y los saldos; la vigilancia activa por parte de los veterinarios de las Agrupaciones de Defensa Sanitaria, integradoras y mataderos reforzando su papel clave en la lucha contra la enfermedad, para detectar lo antes posible signos clínicos y lesiones contra la PPA y su comunicación inmediata a la autoridad competente; por último, la revisión y reparación en su caso del vallado perimetral en las granjas para evitar la entrada de los jabalíes y otros animales».

Pero, según Pérez Bonilla, hay que tener en cuenta que «la situación actual es muy diferente a la que había hace cuatro décadas.

Entonces el problema estaba en las granjas y en que los ganaderos no declaraban los focos debido a las pérdidas económicas. Ahora el gran problema está en la fauna salvaje y en concreto en los jabalíes, por lo que es necesario poner en marcha lo que denomina un control inteligente del censo de jabalíes, para mantener un equilibrio entre el censo necesario que garantice la supervivencia de la especie y evite o disminuya el riesgo de la PPA; también se debe avanzar en las posibilidades de geolocalización y control del movimiento de las manadas mediante drones.

Además, se debe disminuir al máximo la importación de lechones del resto de estados miembros de la UE y mantener las medidas de bioseguridad en la recogida de cadáveres».

Christian Gortázar, catedrático de la Sanidad Animal en la Universidad de Castilla-La Mancha, coincide en la necesidad de actuar sobre la población de jabalíes. También señala que «en 2025 el contexto es muy diferente al existente en las décadas de los 80 y los 90.

Tenemos un sector porcino mucho más moderno y con mejor bioseguridad, pero también un hábitat que ha cambiado y ha favorecido que ahora haya 10 veces más jabalíes que entonces. Esto cambia las reglas. Hay que gestionar el jabalí aún más que las explotaciones porcinas».

También «es fundamental aprovechar las primeras semanas. Mientras el problema esté contenido, delimitado geográficamente, tenemos una ventana de oportunidad. En un foco local la intervención debe girar alrededor de cuatro puntos: el primero, reforzar la bioseguridad en las granjas y vigilar; el segundo, dejar que la enfermedad elimine los jabalíes y actuar con caza o medidas de control alrededor; el tercero es recoger y destruir los cadáveres, y el cuarto, tratar de vallar o evitar escapes».

Estas son las medidas que ya ha puesto en marcha el Gobierno catalán. Se trata de una de las regiones con más porcino blanco y con más industrias cárnicas, que ahora se ven afectadas por los cierres de los mercados exteriores.

La principal clave está ahora en China, primer país de destino en la exportación de porcino y derivados, por valor de más de 1.000 millones de euros al año; recientemente ha firmado un acuerdo por el que admite la regionalización de los envíos (se evita así el cierre total), pero falta por ver lo que sucede con su interpretación de la llamada «letra pequeña». Las próximas jornadas son clave.