Energía
¿Por qué hay que cambiar la política energética en España?
Ningún Gobierno desde la Transición se ha puesto manos a la obra para establecer un modelo energético en España basado en la demanda, la energía que se puede producir y la que tendría que llegar de fuera, así como la mezcla de precios para hacer el modelo más eficiente
¿Cuándo habrá en España una política energética digna de tal nombre, que sea eficaz y no un parche tras otro? Si nos remontamos a los últimos años del franquismo, nos encontramos con la crisis del petróleo de 1973. Desde entonces vamos de traspiés en traspiés. Ni los Gobiernos de la UCD, ni los del PSOE, ni el resto de ejecutivos que ha habido desde la Transición se han puesto manos a la obra para establecer un modelo energético en España, basado en una serie de premisas que bien se podrían calificar de lógicas. Primero, la energía que necesitamos a corto y medio plazo en función del consumo, es decir, la demanda; después, la energía que se puede producir utilizando las diferentes fuentes y la que tendría que llegar de fuera; a continuación, la mezcla de precios para hacer el modelo más eficiente. Finalmente, habría que meter en la coctelera el factor medioambiental, que es clave en estos momentos. Por último, no sobraría que se establezcan diferentes hipótesis o protocolos para poner en marcha en caso de que se produzcan variables con las que no se cuenten en un momento dado. Ahí está el reciente ejemplo de lo sucedido con la guerra en Ucrania o la subida, y posterior bajada, de los precios del petróleo. Y, por supuesto, debería primar también la defensa de los intereses de los consumidores. Y no me refiero solo a los precios, sino a algo tan simple, a la vez que tarea imposible, como es entender el recibo de la luz.
Estamos ante uno de los problemas más importantes a los que se deberá enfrentar el nuevo Gobierno que salga de las urnas, sea del color que sea. Y, no solo eso, sino que sería conveniente convocar a los principales partidos de la oposición para intentar llegar a un Pacto de Estado, con un mínimo denominador común, para no andar dando saltos y palos de ciego como ha sucedido hasta ahora. Estos cambios nos están provocando unos graves problemas en el exterior, y los que vendrán, a cuenta de las ayudas que se establecieron en su momento a las renovables o verdes y los pasos atrás que se han dado. Estamos frente a arbitrajes, con resultados contrarios para los intereses españoles. Hay mucho en juego en todo ello.
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