Vivienda

¿Quiere renovar el alquiler? Estas son las preguntas que debe hacerse antes

Todos los contratos de alquiler desde marzo de 2019 tendrán una duración mínima de cinco años

Una calculadora sobre un contrato de compraventa de vivienda y un contrato de arrendamiento
Una calculadora sobre un contrato de compraventa de vivienda y un contrato de arrendamientoEduardo Parra / Europa PressEuropa Press

El contrato de alquiler establece la relación entre el casero y el inquilino en el que se cede el uso de una propiedad a cambio del pago de una cuota mensual durante el tiempo determinado. Este contrato no es eterno, ya que la duración habitual suele ser de un año, aunque este puede ir prorrogándose hasta un máximo de cinco años, si quien alquila es una persona física y hasta siete en el caso de una empresa.

El artículo 10.1. de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) establece que todos los contratos de alquiler desde marzo de 2019 tendrán una duración mínima de cinco años. Pasado ese tiempo y si "ninguna de las partes hubiese notificado a la otra (...) su voluntad de no renovarlo, el contrato se prorrogará obligatoriamente por plazos anuales hasta un máximo de tres años más". Asimismo, la normativa sostiene que tras agotar la prórroga, el contrato entra en tácita reconducción, es decir, que este se va prorrogando según figure en el contrato, bien mes a mes en el caso de un alquiler mensual o por años al fijarse uno anual.

No obstante, antes de renovar el contrato del alquiler, desde el portal inmobiliario pisos.com explican a los inquilinos que deberán hacerse una serie de preguntas para ver si merece la pena o no:

  • ¿Puedo seguir pagando el alquiler?: esta es la cuestión más importante de todas. El poder adquisitivo de los ciudadanos ha ido mermando a medida que la vida se ha ido encareciendo, sobre todo el precio del alquiler. Por ello, no es de extrañar que pagar la mensualidad sea todo un reto para algunos inquilinos y reconsideren la opción de buscar un apartamento más barato o incluso compartir piso.
  • ¿El piso sigue estando en buenas condiciones?: al entrar a vivir de alquiler, lo normal es que todo funcione correctamente. Sin embargo, con el paso del tiempo, los electrodomésticos pueden empezar a dar problemas, la calefacción puede fallar o incluso pueden producirse humedades reincidentes. "Si el propietario se ha desentendido desde un principio, dándote largas cuando es su obligación asegurar la habitabilidad, no dudes en decir adiós", asevera el portal inmobiliario.
  • ¿Tengo espacio suficiente?: otro de los factores que puede afectar a la renovación del alquiler es que no haya espacio suficiente en la vivienda que alquilamos. Por tanto, será necesario arrendar un trastero o deshacerse de algunas pertenencias si no se quiere abandonar el inmueble actual. No obstante, si el piso sigue siendo insuficiente, se tendrá que buscar uno más acorde a las necesidades del inquilino.
  • ¿La zona en la que vivo me sigue gustando?: la zona en la que se reside puede haberse degradado, por lo que el inquilino podrá preferir irse a un lugar donde la seguridad sea mayor. Asimismo, también puede ocurrir que una persona haya alquilado una vivienda en una zona demasiado tranquila, pero que ahora quiera vivir en un barrio con mayor oferta de ocio, o que le hayan cambiado de trabajo y necesite una casa más cerca de la empresa.
  • ¿Me llevo bien con mis vecinos?: una de las razones por la que los inquilinos pueden abandonar el piso de alquiler es que la relación con los vecinos no sea la deseada. "En una comunidad de propietarios conviven todo un cúmulo de comportamientos indeseables. Desde el que deja la basura en la puerta y apesta todo el rellano, hasta el que se dedica a maltratar la finca rompiendo buzones, pasando por el amigo de lo ajeno que roba felpudos por diversión", asevera el portal inmobiliario.
  • ¿Mi casero no acepta mascotas?: en el caso de que el inquilino quiera tener un gato o perro pero el propietario no lo acepte, este deberá abandonar el inmueble y buscar otra vivienda.
  • ¿Ha llegado el momento de comprar?: el portal inmobiliario sostiene que "si a lo largo de tu vida de inquilino has pagado una renta que te ha permitido ahorrar algo de dinero, a lo mejor te sorprende comprobar que tienes suficiente como para ser propietario. Tendrás que asegurarte de que eres capaz de cubrir la parte no financiada por el banco, así como los gastos adicionales, desde la notaría a los impuestos".