Energía

Seis razones que convierten en claves las redes eléctricas

España cuenta con todo lo necesario para convertir la transición energética en una gran oportunidad si potencia la distribución

Revisión de una red eléctrica en helicóptero
Revisión de una red eléctrica en helicópteroIberdrola

La transición energética no se basa solo en la generación renovable, también es imprescindible que la energía llegue a los clientes. Es en este punto donde entran en juego las redes eléctricas, el sistema circulatorio que permite que la energía fluya a donde es necesaria –domicilios y empresas–, y que será clave para lograr seis objetivos.

1. España, un polo industrial

La energía limpia a precios competitivos y garantizados a largo plazo es capital para que España se convierta en un polo industrial de Europa con todos los beneficios asociados que esto implica, como el crecimiento económico y la creación de empleo. El país cuenta con el sol, el aire y el agua necesarios para generar energía competitiva sin emisiones de CO2. Pero se requiere un impulso para que todo termine de encajar.

El siguiente paso son las redes eléctricas, necesarias para hacer llegar la electricidad a los clientes. Las grandes empresas dispondrán de un poderoso incentivo para instalarse en España: costes energéticos atractivos y blindados a más de una década. Las compañías podrán mejorar su competitividad al disminuir sus costes energéticos y al mismo tiempo acelerarán su llegada a la meta de la descarbonización. Una de las grandes misiones de la UE es recortar las emisiones de gases de efecto invernadero hasta cero en 2050.

2. Integrar las renovables

El último Plan Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de 2023-2030, todavía en borrador, establece que la potencia de generación renovable alcance al final del periodo los 160 GW. Esto supone más que duplicar los actuales 72 GW limpios.

Los objetivos son que esa nueva capacidad se integre y puedan lograrse los objetivos de descarbonización, ya que en la actualidad el 75% de la energía consumida es contaminante. Y para lograr estas metas se necesita la infraestructura: las redes de distribución, que han desplegarse con antelación y potentes inversiones.

Se estima que ahora, por cada euro que se invierte en renovables, es necesario invertir otro en redes. A partir de 2030, la relación deberá superar claramente el euro por cada euro destinado a las instalaciones de energía verde, según la Agencia Internacional de la Energía.

3. Conectar la industria

Los proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica (PERTE) propulsados por la UE están basados en gran parte en la descarbonización. Esta es una de las razones por las que es imprescindible que las empresas tengan la certeza de que van a poder emplear la generación renovable que anticipa el PNIEC.

Una fábrica química que consume gas y que, para descarbonizarse, va a pasar de un consumo eléctrico de cinco megavatios a 100. Es decir, lo va a multiplicar por 20. No puede esperar ocho años a que la red sea suficiente para que pueda acceder a esa energía renovable a precios competitivos y estables.

Así, desde el sector se hace un llamamiento a acelerar el despliegue de redes eléctricas con retribuciones atractivas y conocidas de antemano. Y es que hasta el 70 % de la transición energética se realizará a nivel de distribución, y no a nivel de transporte. Estas últimas son las de redes alta tensión, que permiten que la energía salga de las centrales.

Se requiere un despliegue intenso y anticipado, y para ello, los expertos apuntan a que ha de eliminarse el tope actual, que limita al 0,13 % del PIB el importe de la inversión en la red de distribución.

WindEurope, la asociación eólica europea, ha lanzado un aviso a navegantes: «Europa no está invirtiendo lo suficiente en sus redes eléctricas. Las energías renovables se expanden rápidamente, el número de vehículos eléctricos crece y las ventas de bombas de calor despegan. Pero la red no se expande al mismo ritmo. Europa necesita aumentar las inversiones en redes de 40.000 millones de euros al año hasta 80.000», sentencia.

4. Acelerar el autoconsumo

Cada vez más personas y empresas colocan placas fotovoltaicas en sus residencias e instalaciones industriales. Así consumen la energía que estas producen en los momentos en que la necesitan, pero que vierten a la red cuando no la están consumiendo. Según datos de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), alrededor de 400.000 hogares y empresas generan buena parte de su electricidad gracias al sol. Son los precursores de una nueva forma de entender la energía e interactuar con ella. La revolución del autoconsumo implica un cambio de paradigma. La estructura de las redes tiene que renovarse, han de ser inteligentes y capaces de distribuir la energía desde distintos puntos del sistema.

5. El maná de la energía verde

La generación no contaminante en España supera muchos días el 70 % del total, según los datos de Red Eléctrica, el gestor del sistema. España cuenta con todos los elementos para ser una potencia mundial en energía limpia. Pero ese maná made in Spain solo podrá aprovecharse si el país posee una red de distribución robusta, capaz de llevar la electricidad hasta la última milla. Consciente del potencial de las redes eléctricas, Iberdrola ha presentado un plan de inversiones de 47.000 millones de euros entre 2023 y 2025. De esta cuantía, 27.000 irán destinados a la actividad de redes eléctricas, con el objetivo de dar continuidad a su despliegue, consolidar una sólida red de distribución y dotarla de flexibilidad, sobre la base de un ambicioso proceso de digitalización como elemento clave para responder a las necesidades del sistema eléctrico.

Iberdrola ya opera uno de los sistemas de distribución eléctrica más importantes del mundo; más de 1,3 millones de kilómetros de líneas eléctricas y más de 4.500 subestaciones, que distribuyen electricidad a más de 35 millones de personas en el mundo. Solo en España, i-DE, la distribuidora de Iberdrola en el país, gestiona y mantiene unos 270.000 kilómetros de líneas eléctricas de distribución en diez comunidades autónomas y 25 provincias. Cuenta con alrededor de 98.000 centros de transformación en servicio y más de 1.100 subestaciones para ofrecer servicio a más de 11 millones de clientes.

6. Exportar tecnología

Anticiparse en el despliegue de la red eléctrica permitirá que España se convierta en una referencia mundial capaz de exportar tecnología a otros países y acompañarlos en su descarbonización. Si se hace antes y se desarrolla la tecnología, España podrá acompañar a los demás países en su desarrollo de descarbonización y pasará a ser exportadora.