Editorial

La alternancia como horizonte

El cambio de ministros apenas altera una dinámica de mayoría del centroderecha

Las remodelaciones gubernamentales, más aún del alcance de la decidida por Pedro Sánchez hace una semana, persiguen siempre un nuevo aliento para un proyecto político al que le falta el resuello. El presidente reemplazó rostros desgastados por otros ajenos a la primera fila de la política en su mayoría y por tanto con poca o ninguna exposición pública. El punto y seguido de un proyecto, condicionado por la coalición con los comunistas, cuyo alcance y reciedumbre son una incógnita. El votante reacciona de manera desigual a los volantazos, si bien el cambio de cromos no es precisamente una baza que reporte réditos espectaculares. La razón es casi de perogrullo pues las crisis están siempre inducidas por circunstancias adversas y nunca cuando el partido de turno se beneficia del viento de cola. Que es lo que ha ocurrido en este caso. La gestión de la pandemia y la aguda crisis económica consiguiente ha erosionado a un Gobierno vulnerable y sobrepasado, zaherido por una gestión incapaz que ha empobrecido a los españoles y que ha empujado al país a un realidad declinante en prácticamente todos los órdenes de la actividad. Son hechos que los españoles han sentido y han padecido a una coalición inmersa en una realidad paralela, alimentada por el poderoso aparato de propaganda y los espectaculares eslóganes, pero ajena a las vidas de las familias y a la calle, y que se ha dado una desconexión flagrante incluso con el electorado de izquierdas. La cita madrileña del 4-M rubricó el declive que ya anticipaban todos los estudios demoscópicos y fue la espoleta de la catarsis ministerial. Está por ver si el nuevo truco del ilusionismo monclovita surte efecto, pero, de momento, la encuesta que publica LA RAZÓN concede un cierto respiro al presidente con una subida de 1,2 puntos respecto al barómetro de junio hasta los 101/103 diputados, por lo que en un mes ha ganado de 2 a 3 escaños. En cualquier caso, la alternativa de centroderecha consolida una holgada mayoría absoluta con un 48,2% del voto y 181 escaños, si bien es cierto que el empuje socialista se lleva 0,3 puntos y 2 parlamentarios en total. Se da un efecto rebote descontado tras el lavado de imagen en el Ejecutivo, cuya proyección será complicada si todo lo que pueden ofrecer es una línea continuista de un proyecto desafecto a los españoles, o si los nuevos rostros se topan de bruces con Cuba, la nueva ola del virus y el varapalo en el Constitucional y son incapaces siquiera de identificar a una dictadura y mostrar respeto institucional al TC.