Editorial
Liderazgo firme para un proyecto sólido
La moderación y la centralidad son virtudes que España agradecerá, pero también la convicción y la determinación para afrontar una tarea regeneradora
El reciente documento elaborado por Ferraz sobre estrategia electoral con ocasión del cónclave de la ejecutiva socialista y los ministros manejaba una futurible confrontación en los comicios generales sin Alberto Núñez Feijóo y su reemplazo por Isabel Díaz Ayuso o Juan Manuel Moreno. La hipótesis de trabajo de los asesores de Sánchez es que el batacazo del PP en las municipales y autonómicas de mayo será de tal calibre que, sumada a la arrolladora victoria de la izquierda, desencadenará un proceso que culminará en el relevo del liderazgo popular. Nada hay en el presente ni el horizonte que fundamente siquiera indiciariamente que el escenario profetizado por los arúspices sanchistas tenga visos de convertirse en realidad. El estrafalario vaticinio, que más bien confunde deseos con realidades, pone de manifiesto la prevención, incluso la inquietud desbordada, respecto del proyecto popular que representa Núñez Feijóo, que es antagónico en fondo y forma al que abandera la izquierda radical. El presidente del PP desembarcó en Génova para coger las riendas de un partido en graves dificultades, avalado por una trayectoria seria, una experiencia en la gestión de los asuntos públicos más que solvente y un bagaje electoral de cuatro mayorías absolutas. Llegó a la primera línea de la política nacional con ánimo de entendimiento y de pacto con el Ejecutivo sobre propuestas y documentos con que resucitar los grandes consensos sobre políticas de Estado que tantos y benéficos frutos han rendido a la nación. No ha sido posible, porque dos no hablan si uno no quiere y Pedro Sánchez decidió desde el primer minuto que su propósito era fulminar esa interlocución y colocar al PP y a Feijóo fuera de la Constitución como agentes de la amenaza ultraderechista. La maniobra era demasiado burda. Hoy, Sánchez es uno de los presidentes europeos con el grado de descontento más alto entre sus conciudadanos y en contraste el centroderecha se robustece en el ánimo de los españoles. Para el futuro de nuestra alicaída y extenuada democracia contar con una alternativa liberal y constitucionalista resulta una necesidad. Que sea solvente y explícita sobre la ingente y sacrificada labor que nos aguarda cuando la izquierda pase, también. La moderación y la centralidad son virtudes que España agradecerá, pero también la convicción y la determinación para afrontar una tarea regeneradora que desmonte la involución ideológica y ruinosa promovida por el sanchismo a espaldas de un electorado que no refrendó el proyecto de menos España, democracia y Carta Magna con los enemigos del país en la dirección del Estado. Se agradece el compromiso y la transparencia del líder popular en la entrevista de hoy en nuestras páginas: «España necesita hacer una apuesta por la regeneración democrática y por la fortaleza de las instituciones». También que asuma que a la nación le urge la reconciliación con la verdad tras años con la mentira convertida en moneda de curso legal por parte de la izquierda en el poder.
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