El Euroblog

En manos de Irlanda

La Razón
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El futuro de la Unión Europea pasa por la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, en la UCI desde que en junio de 2008 los irlandeses rechazaron en referéndum el tratado comunitario. El futuro de la UE-27 de 500 millones de habitantes depende de la decisión de 3 millones de irlandeses que el próximo 2 de octubre vuelven a pronunciarse sobre un texto que agiliza la toma de decisiones y democratiza el funcionamiento interno de la Unión.

Después de que el resto de socios comunitarios aceptaran en junio pasado todas las demandas del Ejecutivo irlandés para convocar una segunda consulta, todas las encuestas muestran que esta vez el texto sí saldrá adelante. Sin embargo, los partidos políticos no se fían. Los meses previos al plebiscito de junio de 2008 los sondeos también daban por hecha la ratificación del tratado. Sus socios europeos garantizan a Dublín que conservará su comisario europeo, su política fiscal, su neutralidad y su restrictiva legislación sobre el aborto. ¿Será suficiente?

Si bien es verdad que todas las dudas que podían albergar los irlandeses sobre el nuevo texto de la UE se han resuelto con luz y taquígraficos, juega en contra de la consulta la impopularida del Gobierno del "Taoiseach"(primer ministro), Brian Cowen, que sufrió una sonada derrota en las elecciones europeas de junio.

En cambio, la crisis económica que golpea con fuerza al "tigre celta"juega a favor del "sí". La población percibe las ventajas de pertenecer a la UE y al euro en tiempos de turbulencias económicas. De hecho, los 60.000 millones de euros en ayudas europeas, junto con una agresiva política fiscal para atraer la implantación de empresas de EE UU, son los responsables del "boom"económico del que ha disfrutado la isla durante los últimos quince años. En este tiempo Irlanda ha pasado de ser el país más pobre de la UE al segundo más rico tras Luxemburgo.

Pero no sólo el resto de socios europeos aguardan cruzando los dedos el resultado del referéndum irlandés. Croacia e Islandia saben que su futura adhesión a la UE depende de la entrada en vigor del nuevo tratado. Tal y como no se cansan de repetir Francia y Alemania, con Niza, el texto actualmente en vigor, son imposibles más ampliaciones.