El Euroblog

Hacia una Gran Coalición europea

El candidato de los socialistas europeos, Martin Schulz y el de los populares europeos, Jean-Claude Juncker, en un debate en la televisión pública alemana
El candidato de los socialistas europeos, Martin Schulz y el de los populares europeos, Jean-Claude Juncker, en un debate en la televisión pública alemanalarazon

Las alarmas saltaron hace más de un año. Capitalizando el descontento de la población tras cinco años de crisis económica y desempleo, los partidos populistas querían dar la campanada en las elecciones europeas para combatir a la UE desde dentro. Con victorias previsibles en Reino Unido, Francia, Países Bajos o Dinamarca, los partidos eurófobos tienen en común su odio al extranjero, el rechazo al euro y la ingenua creencia de que cerrar las fronteras será la panacea contra todos los problemas.

Víctimas de una enorme crisis de confianza, los partidos tradicionales no han sabido hacer frente al discurso populista. Por el contrario, su respuesta ha sido bien ignorarlos o bien asumir parte de su agenda para volver a seducir al electorado. Confían en que, cuando pase la tormenta y vuelva la prosperidad, todo vuelva a ser como antes. Lamentablemente, pocos han cogido el toro por los cuernos y se han enfrentado al populismo para denunciar sus falacias con cifras y argumentos. ¿Acaso el calentamiento global se frenará volviendo a las fronteras nacionales? ¿Desaparecerá el paro abandonando la moneda única y el Mercado Interior?

Esta dialéctica europeístas frente euroescépticos está centrando una campaña electoral que debía haber sido la más politizado de las historia de la UE. La primera en la que los principales partidos (populares, socialistas, liberales, ecologistas e izquierdistas) han presentado un candidato para presidir la Comisión Europea. Es decir, que lejos de lo que venía ocurriendo desde las primeras elecciones de 1979, por primera vez los electores ponen cara a los programas políticos para elegir al jefe del Ejecutivo comunitario.

La campaña que iba a enfrentar a derecha e izquierda se ha convertido en una muy distinta que enfrenta a proeuropeos y antieuropeos. Una polarización que ha usurpado el debate político a los 390 millones de electores. El Partido Popular Europeo (PPE) y el Partido de los Socialistas Europeos (PSE) a duras apenas han podido mostrar las diferencias programáticas que les separan. Sus candidatos, Jean-Claude Juncker y Martin Schulz se enfrentan en debates televisivos por toda Europa que se asemejan más a una charla entre amigos que a una verdadera confrontación entre rivales electorales.

El Parlamento fragmentado que dibujan las encuestas, con un 25% de diputados eurófobos y ultraderechistas, forzará a populares y socialistas a unir sus fuerzas para proteger logros de la UE como la libre circulación de trabajadores o personas. Para ello podrán contar puntualmente con liberales y ecologistas. Ya durante la pasada legislatura, el PPE y el PSE votaron juntos en un 70% de las votaciones. Sin embargo, este "cordón sanitario"contra los que abogan por menos Europa no será suficiente para combatirlos. Al fin y al cabo la UE es cada vez menos bipartidista. Socialistas y populares han pasado de dominar el 68% de la Eurocámara al 56% que, según los sondeos, sumarán el 25-M. Tanto el PPE, con sus 212 escaños, como el PSE, con sus 2009, quedarán lejos de los 376 que dan la mayoría absoluta.

pgarcia@larazon.es