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Meteorología
Este es el sorprendente método para "sembrar nubes" y provocar la lluvia
Muchos han acusado a esta forma experimental de ser la causante de las inundaciones el mes pasado en Dubái, pero lo cierto es que ya se utilizó hace más de 40 años en España
Los refranes representan el conocimiento popular adquirido a través de la experiencia vital de generaciones y generaciones y, a pesar de que suelen apoyarse en metáforas, a veces la realidad es tan increíble que supera a la ficción cuando ocurren sucesos que parecen de fantasía.
Reza uno de los dichos más conocidos que "quien siembra vientos, recogerá tempestades", en referencia a que toda las acciones, especialmente los comportamientos poco amables o las malas palabras, generarán en el futuro una hostilidad recíproca mayor que se volverá en nuestra contra.
Lo cierto es que la "siembra de nubes" es una práctica que cada vez se practica más en distintas partes del mundo, especialmente en países cuyo clima es muy árido y necesitan aumentar el volumen de precipitaciones. Algunos ejemplos son China, Dubái o Israel, pero esta técnica no está demasiado lejos de ser aplicada en España.
Nuestro país fue el elegido para llevar a cabo las primeras pruebas experimentales de la siembra de nubes, allá por finales de la década de 1970. Existen diferentes métodos para provocar esta especie de "lluvia artificial", que busca disminuir los problemas de sequía en zonas áridas.
¿Cómo funciona la "siembra de nubes"?
Hay que decir que no se pueden crear nubes por generación espontánea, la ciencia no es magia, aunque a veces pueda llegar a parecerlo. Los distintos métodos que se emplean lo que tratan de conseguir se parece más a "exprimir las nubes". Semejante a lo que ocurre con una yogurtera, a unas pocas nubes se les puede sacar más rendimiento consiguiendo que precipiten antes o más de lo que deberían.
Las nubes están formadas por pequeñas partículas de agua en suspensión que, hasta que no se unen para formar pequeñas gotitas, no consiguen un peso suficiente como para precipitarse hacia la tierra.
Una de las técnicas que más se emplean para acelerar este proceso de aglomeración de las minúsculas partículas de agua es la de esparcir yoduro de plata en las nubes. Esta sustancia, que se suele dispersar con la ayuda de drones, actúa como una "semilla" artificial, condensando el vapor de agua para que forme gotas que caigan en forma de lluvia sobre zonas que la necesiten desesperadamente.
Un método de más reciente invención también utiliza drones, pero no para que descarguen este compuesto de plata, sino para que suelten descargas eléctricas. Estos pequeños aparatos son enviados al interior de las nubes para que emitan cargas de electricidad, que provocan que la humedad de los cúmulos gaseosos se condense rápidamente y posteriormente se convierta en lluvia.
La polémica inundación en Dubái por la lluvia artificial
A mediados del mes pasado se dieron en Dubái fortísimas lluvias torrenciales que descargaron grandes volúmenes de agua en espacios de tiempo muy corto, provocando así inundaciones y otros desperfectos.
Este país del Golfo Pérsico es una de la naciones que más ha recurrido a la práctica de la "siembra de nubes" en los últimos años para intentar compensar la climatología tan seca que tienen de manera natural.
Sin embargo, durante el mes pasado cayó sobre Dubái, tan solo en unos pocos días, el mismo volumen de agua que solía darse a lo largo de todo un año. Muchas personas acusaron a través de redes sociales al gobierno de Dubái de provocar estas catastróficas precipitaciones, achacándolas a la "siembra de nubes".
Lo cierto es que las lluvias torrenciales que se dieron durante el mes pasado no parecen estar vinculadas a esta práctica de intervención meteorológica. Así lo explicaba la "influencer" y divulgadora científica Mar Gómez (@margomezh), quien compartió un vídeo a través de TikTok en el que explicaba que el principal factor que favoreció a las inundaciones fue el cambio climático.
Las primeras "siembras de nubes" se dieron en España
Entre los años 1979 y 1981, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) llevó a cabo una serie de experimentos en España para intentar desarrollar un método para combatir las sequías.
Las prácticas formaron parte del Proyecto para la Intensificación de la Precipitación (PIP), y tuvieron lugar sobre el cielo alrededor de la base aérea de Villanubla (Valladolid), en la cuenca del río Duero.
A través de sondas, aviones, radares y otros aparatos muy sofisticados para la época, se intentó determinar con la mayor precisión el estado de las nubes que rodeaban el centro de operaciones, y fueron rociadas de diferentes sustancias para "sembrarlas" y provocar lluvias. Estos primeros experimentos no satisficieron las expectativas de los investigadores, que decidieron descontinuar los experimentos.
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