Elecciones generales
Rajoy prepara con Arriola y Santamaría el debate
El presidente se prepara para un debate «bronco» en el que intentará hacer valer sus datos económicos.
El presidente del Gobierno y candidato del PP, Mariano Rajoy, se encerrará este fin de semana en Moncloa para preparar su debate del próximo lunes con el líder socialista, Pedro Sánchez. En su agenda sólo se ha puesto un mitin el domingo por la mañana, y en Madrid. Cuenta como apoyo con un cuadernillo balance de su acción de gobierno, que le prepararon con motivo de su participación en un programa de La Sexta para responder a las preguntas de los ciudadanos, y con las «fichas» por áreas ministeriales, y por temas, con las que trabaja cada vez que se enfrenta a un debate parlamentario.
Rajoy se va a apoyar en estas últimas horas antes del duelo con Sánchez en el sociólogo Pedro Arriola, para decidir básicamente su puesta en escena, medir el tono y analizar por dónde defenderse de los principales ataques del candidato del PSOE. Arriola sigue colaborando con el presidente del Gobierno y asesorándole en cuestiones demoscópicas. Siempre ha estado en la preparación de los debates a los que se ha enfrentado Rajoy, y en contra de lo que han sostenido algunas informaciones publicadas, que le retiraban del lado del presidente después de las europeas, continua siendo uno de sus consejeros y participa de sus decisiones estratégicas.
En estas últimas horas antes del debate el otro punto de apoyo del presidente será la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Su «número dos» ha sido el enlace con la gestión de todos los ministerios y está muy encima de los «papeles» que se está repasando el candidato del PP para afrontar el «cara a cara».
Rajoy se siente fuerte y seguro ante esta cita del lunes, pero sabe que los debates «hay que ganarlos» y cuenta con que el candidato socialista, Pedro Sánchez, saldrá «a matar» porque es su última bala antes de las elecciones para intentar recuperar posiciones. La impresión en el comité de campaña del PP es que Rajoy parte de una mejor posición de salida, y que a su favor cuenta con su experiencia parlamentaria. Que el debate llega con el viento en contra del PSOE, pero que la debilidad de Sánchez también puede convertirse en una dificultad para Rajoy porque es más incierto saber por dónde el representante del PSOE va a golpearle bajo la presión externa e interna, en su partido, por si este debate puede ser definitivo en el resultado electoral.
Rajoy necesita ganar a Sánchez, pero sin que esa victoria suponga el entierro definitivo del líder del PSOE. Al contrario, a los populares les interesa que el PSOE aguante y que consiga mantenerse como segunda fuerza en las urnas. De hecho, para ellos el peor escenario es que Ciudadanos se haga con esa segunda plaza. Hay coincidencia en los análisis del Gobierno y del partido en que esta hipótesis abriría un escenario postelectoral en el que mantener el poder, pese a ser la fuerza más votada, sería muy difícil. La caída del PSOE supondría, además, un golpe al bipartidismo que de manera colateral siempre afectaría al PP. Rajoy y su equipo tienen la impresión de que debajo de la buena imagen de Rivera «no hay nada, ni proyecto ni equipo». «Si se queda como segundo intentará tocar poder como sea, nos hará una OPA porque no tiene gente formada. Y habría que ver qué hace el PSOE», sentencia un alto cargo del Gobierno.
De momento, en Moncloa están satisfechos con la evolución de la campaña porque Rajoy «está cumpliendo con su guión». Mantienen que su tendencia es al alza, pero que esto no ocurre con el partido de Rivera. Y casi tan bueno para ellos sería lo primero como lo segundo. No obstante, al no haber recuerdo de voto sobre los emergentes, los sondeos se pueden equivocar bastante, y puede haber sorpresas el 20-D. Porque, por ejemplo, funcione el voto útil y el PSOE no salga tan mal parado.
El debate del lunes es, sin duda, una oportunidad, quizás la última, para dirigirse a la bolsa de indecisos que señalan las encuestas. Ese mismo día se conocerán los últimos sondeos antes de las elecciones, y en el PP siguen mirando a la cifra de los 130 escaños. Una victoria por debajo de ese listón «nos dificultará mucho» seguir en el Gobierno, admiten en Moncloa. Aunque las alianzas postelectorales sean un nudo difícil de desentrañar, porque la posibilidad, por ejemplo, de que el PSOE facilitase un Gobierno de Rivera tendría un coste altísimo para este partido. Y las intenciones del líder de Ciudadanos son un «misterio», aunque en su equipo más cercano sí creen que tienen que intentar tocar poder en el futuro Gobierno.
El candidato del PP acudirá al debate del lunes con la intención de centrar todos sus esfuerzos en hacer valer su gestión económica y en reivindicar la idea de que ha dado la vuelta a la herencia que recibió de los socialistas. Presentará los datos de ese «cambio», la comparación entre lo que había cuando salieron los socialistas del poder en 2011 y lo que dejan sus cuatro años de mandato. Es decir, que intentará llevar el debate a sus números y a sus reformas, pero este fin de semana también ensayará cuál es su mejor escudo para responder a los «ataques» más incómodos. Del discurso socialista, lo más complicado para Rajoy es lo que afecta a la corrupción, mucho más que el «golpe» que le intente dar su contrincante por el lado del coste social que deja la crisis. El director de campaña, Jorge Moragas, está también muy encima de la preparación del «cara a cara», y en el día a día se ha instalado prácticamente en Génova.
Ayer, tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta explicó que Rajoy no necesita consejos ante su debate con Sánchez «porque ha debatido mucho y en muchos ámbitos». En Moncloa anticipan que Rajoy se centrará este lunes en la defensa del balance de su gestión, en sus datos de empleo y de crecimiento, sin arriesgar. Que buscará un tono moderado, dentro de la beligerancia que exigen este tipo de contiendas. Mientras que desde el lado socialista esperan un tono duro y que Sánchez intente superar sus debilidades «enfangando» el combate dialéctico.
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