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Jorge Buxadé, "jefe duro" de Vox: el extremismo del «poli malo»

«La está liando con los pactos», dicen sus críticos por lo sucedido en Murcia y Extremadura

Ilustración Jorge Buxadé
Ilustración Jorge BuxadéPlatónLa Razón

Dicen que es el artífice del secretismo y una jerarquía cerrada en la actuación política. Para unos es el jefe duro de Vox, una especie de «poli malo» del líder del partido, Santiago Abascal. Y en opinión de la cúpula del PP la «mano negra» que ha torpedeado los acuerdos para unir al centro-derecha, el espectáculo acaecido en Extremadura y la frontal oposición en Murcia que les ha llevado, contra todo juicio razonable, a votar incluso con el PSOE y Podemos para impedir la investidura de Fernando López Miras, el candidato triunfador. Jorge Buxadé Villalba, nacido en Barcelona, abogado del Estado, ultracatólico, antiguo falangista y también con unos años de militancia en el PP, no reniega de haber estado afiliado a Falange Española de las JONS, aunque sí se arrepiente de su paso por las filas populares, dónde fue asesor de la entonces dirigente del partido en Cataluña, Montserrat Nebrera. Cuando se le pregunta por su pasado emite una respuesta: «Sólo me siento español». Nadie duda en Vox que es la mano derecha de Abascal, el hombre duro para «militarizar» y convertir la organización en una especie de «búnker» dónde no caben críticas ni deserciones, y el brazo ejecutor de las «purgas» a los llamados liberales del partido.

Licenciado en Derecho, profesor de Administrativo en la Universidad Abad Oliva y Abogado del Estado, procede de una familia catalana muy vinculada a organizaciones católicas y el Ejército. Su padre, el doctor Buxadé Arribas estudió Medicina en las Milicias Universitarias, dónde también se forjó el carácter castrense de su hijo Jorge, quien formó parte de la candidatura de Falange Española en las elecciones al Parlamento de Cataluña en 1995 y de Falange Auténtica en las generales de 1996. Hombre de ideología muy conservadora es miembro de la Organización Juvenil Española, la Prelatura de la Santa Cruz y el Opus Dei, el Real Estamento Militar del Principado de Gerona y la asociación pro-vida Foro Catalán de la familia. Casado y padre de cuatro hijos fue diputado en el Parlamento Europeo y ahora vicepresidente de Acción Política de Vox. Los «depurados» del partido le definen como la mano ultraderecha de Santiago Abascal, un dirigente en alza, ideólogo de un nuevo nacionalcatolicismo enfrentado al PP. «Practica un extremismo sin sentido», dicen de este hombre a quien achacan su aversión a los pactos con el PP, cuando todo indica que son dos fuerzas condenadas a entenderse.

Le molesta que le pregunten si es el mejor aliado de la izquierda para impedirlos y considera las etiquetas «reduccionistas». Lo cierto es que sus críticos opinan que si tras el 23J el PP necesita los votos de Vox para formar Gobierno «Buxadé será un gran dolor de cabeza para Núñez Feijóo». Aterrizó en Extremadura con su «guardia de corps» para tensar la cuerda, un desembarco que fue muy criticado por el PP, y ordenó votar contra sus candidatos en Cantabria y Murcia.

En la primera comunidad María José Sáenz de Buruaga logró la presidencia por la abstención del Partido Regionalista de Miguel Ángel Revilla, pero en la segunda sus votos con la izquierda impidieron la investidura de López Miras y parecen inevitables unas nuevas elecciones. A Jorge Buxadé se le considera responsable del arrinconamiento del sector más liberal y fundacional de Vox encabezado por Iván Espinosa de los Monteros, Víctor Sánchez del Real o Rubén Manso. «¿Qué es ser liberal?», se pregunta en tono irónico cuando le sacan el tema. Quienes le conocen aseguran que es un hombre sin filtros, desde el tono de voz que le caracteriza hasta algunas salidas de tono «fuera de lugar». Algunos cuentan como anécdota que rechazó la presencia de mujeres en su equipo de trabajo «para no caer en tentaciones». Sus leales, sin embargo, lo atribuyen a un sentido del humor sarcástico, correoso y alejado de la palabra «machista» que se niega en público a pronunciar.

«La está liando con los pactos», dicen de Buxadé sus críticos al recordar lo sucedido en Extremadura, pero sobre todo en Murcia, dónde los populares le acusan de haber hecho el juego al PSOE y Podemos. En la cúpula de Génova trece le acusan de ser autor del «fiasco» de los acuerdos, con falta de cultura orgánica de partido. «Llegó a Mérida como el capataz de un señor feudal», aseguran en el PP extremeño, aunque finalmente se alcanzó el pacto que ha hecho presidenta de la Junta a María Guardiola. Frente a su figura gris y autoritaria, sus fieles opinan que es un gran trabajador, con mano de hierro y de absoluta lealtad a Santiago Abascal. Como vicepresidente de Acción Política y director de la campaña electoral se le considera autor de los asuntos más conservadores del programa de Vox como la derogación de las autonomías, la ley del aborto, establecer el veto parental o el negacionismo climático. Es de los que piensan que «bajo la farsa del cambio climático se favorece a la izquierda comunista en detrimento de las clases medias».

A pesar de las críticas, el líder de Vox, Santiago Abascal, le defiende con uñas y dientes. Alaba su trabajo, su gestión y la dirección de la campaña electoral del 28M. «Querido Jorge, no te perdonan tus éxitos y seguirán soltando sapos», afirmó Abascal hace unos días en un acto público de apoyo a Jorge Buxadé, a quien considera víctima de una campaña mediática orquestada por sus adversarios políticos. Ahora, el dirigente radical que impide acuerdos con el PP, está en el ojo del huracán ante los resultados que salgan de las urnas el próximo domingo.