Salud

Pantallas y menores: la gesta de lograr un uso responsable

Cada vez se adelanta antes la posesión de un dispositivo personal lo que, unido a la falta de límites, puede tener consecuencias en la salud física y mental de los menores

Niñas y niños mirando sus móviles
Niñas y niños mirando sus móvilesDreamstime

No es la primera vez que sucede, pero la demanda que han interpuesto 33 estados de EE UU contra Meta (la compañía que engloba a Facebook, Instagram y Whatsapp) reabre el debate sobre el uso de las nuevas tecnologías, de las pantallas y de las redes sociales por parte de los menores de edad.

El año pasado, un estudio del MIT (Instituto de Massachusetts) vino a sentenciar la correlación que había entre el uso de redes sociales y la salud mental de los jóvenes con un aumento significativo de los intentos de suicidios. Los investigadores descubrieron una relación significativa entre la presencia de Facebook y el deterioro de la salud mental entre los universitarios así como un aumento considerable del número de estudiantes que declararon sufrir trastornos mentales en algún momento del año anterior. El acceso a Facebook en toda la universidad provocó un aumento de la depresión grave en un 7% y del trastorno de ansiedad en un 20%. Pero, más allá del uso de redes sociales, exponer a los menores a las pantallas tiene consecuencias en su salud física y mental. La Asociación de Médicos de América demostraba en un estudio la relación entre el uso de la tecnología y una disminución de la capacidad de concentración de los niños. En España, un reciente informe pone de relieve que los menores de 2 años pasan una media de 70 minutos al día delante de las pantallas, cuando la Asociación de Pediatría considera que, a esas edades tan tempranas, no hay un uso seguro de las mismas. María Salmerón Ruiz, coordinadora del grupo de trabajo de Salud Digital del Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría, asegura a La Razón que la primera pregunta que hacen estos especialistas a los padres que acuden a consulta es cuánto tiempo pasan los niños delante de las pantallas.

«Tenemos casos de niños con trastornos del lenguaje o síntomas de trastornos del espectro autista que desaparecen en cuanto no se exponen a los niños a las pantallas», advierte.

Otro informe, realizado por la empresa Qustodio para el control parental, asegura que los menores pasan una media de cuatro horas frente a las pantallas, una cifra que ha ido creciendo en los últimos años.

«Recibir una gran cantidad de estímulos constantes hace que sea complicado estar enfocado en algo durante un largo periodo de tiempo. De hecho, está demostrado que la tecnología puede afectar de manera negativa a la concentración» ya que recibir constantemente notificaciones «provoca estar saltando de una cosa a otra sin llegar a enfocarse del todo en algo; por lo que la concentración se ve perjudicada», asegura Eduardo Cruz., CEO de Qustodio.

Desde los 10 años

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), siete de cada diez niños y adolescentes de entre diez y quince años tienen teléfono móvil en nuestro país, lo que demuestra que cada vez se adelanta más la tenencia de dispositivos personales. De hecho, el móvil es, desde hacer unos años, el regalo estrella en la primera comunión (rito religioso que se celebra a los 10 años).

«A ninguna familia con dos dedos de frente se le ocurriría darle tabaco o alcohol sin límites a un niño de 10 años. Nadie daría un medicamento sin conocer los posibles efectos que tiene. ¿Por qué con la tecnología sí lo hacemos?», se pregunta Mar España, directora de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), quien considera urgente una regulación de la tecnología en relación a los menores. «Hay una regulación europea sobre la seguridad de los juguetes físicos, pero aún no tenemos unas leyes sobre el ocio on-line», se lamenta.

Según denuncia, no se comprueba la edad de los menores, a los que se les muestra contenido pornográfico, y se les hace un perfilado en Internet, lo que menoscaba sus derechos y su desarrollo personal. Defiende que hay que alarmarse y preocuparse con lo que está sucediendo, pues conlleva mayores tasas de intentos de suicidios o agresiones sexuales.

Uno de los problemas es que, como pone de relieve un estudio del Behavioural Design Lab del eHealth Center de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Universidad de Girona (UdG), 6 de cada 10 adolescentes no tienen normas en casa para el uso de los dispositivos TIC, ya sean móviles, televisiones, ordenadores, tabletas o aparatos de videojuegos.

El ejemplo de los adultos

Por eso, son varias las iniciativas de diferentes organismos que abogan por un uso responsable de la tecnología y las pantallas por parte de los más pequeños, asesorados, orientados y tutelados por sus padres o tutores.

Entre ellos, la Asociación Española de Pediatría propone un Plan Digital Familiar, en el que la labor de los mayores reside, en muchos aspectos, en ser modelos a seguir. María Salmerón Ruiz reconoce que los adultos a cargo de la educación de los menores (tanto padres como pediatras y profesores) no tienen referentes sobre cómo educar con pantallas. Algo que conlleva que sean los adultos los primeros en hacer un mal uso de estas tecnologías digitales. «En general, los adultos hacemos un uso abusivo e inadecuado de la tecnología. ¿Apagas las pantallas dos horas antes de irte a la cama? ¿Evitas el uso de pantallas en zonas privadas de casa, como el dormitorio o el baño? Cuando hacéis algo en familia o estáis comiendo, ¿el teléfono está en silencio y en otro lugar de la casa? Entonces, ¿qué esperamos que hagan nuestros hijos?”, se preguntan en la Asociación de Pediatría, al tiempo que reconocen que el 90% de las medidas están pensadas para los adultos y no para los menores.

Uso responsable

El reto de este Plan Familiar es que, desde el diálogo y la negociación, se establezca un documento en el que mayores y niños se comprometan a gestionar el uso del mundo digital y las tecnologías con el reto de disminuir los riesgos a nivel físico, mental y social sobre los que impacta la tecnología tanto la infancia como en la adolescencia y en la etapa adulta. Un documento que debe revisarse cada cierto tiempo y que conlleva vigilar qué límites se han cumplido, cuáles no y por qué. «Si no habéis tenido límites previamente en casa es difícil establecer todos los límites a la vez. En ese caso os recomendamos que empecéis por los límites que consideréis más importantes y en cada revisión del plan vayáis añadiendo poco a poco hasta que lleguéis a vuestro objetivo final», recomiendan.

«Las recomendaciones del uso responsable de la tecnología se extienden más allá de las edades infantiles. Los efectos del uso de los medios digitales se dan en toda la vida», asegura Salmerón, quien asegura que los pediatras se muestran muy preocupados por las consecuencias futuras que este uso indiscriminado puede tener en los adultos del mañana. «No sabemos a dónde nos va a llevar», asegura. Acompañar y supervisar el uso y los contenidos que ven los menores es una recomendación de todos los expertos.

Cuánto tiempo pasar delante de la pantalla

La Asociación Española de Pediatría considera que, de los 0 a los 2 años, «no hay tiempo seguro» delante de las pantallas. Por eso, recomienda no usarlas salvo para cuestiones de carácter social (como una videollamada con alguien lejano).

De los 2 a los 5 años, el consumo no debe sobrepasar la hora diaria, con contenidos de calidad y siempre acompañado de un adulto, «evitando el uso de los dispositivos niñera».

A partir de los 6 años, no se deben sobrepasar las 2 horas de uso (incluyendo la televisión) y vigilando el resto de patrones de la salud (como sueño, ejercicio físico y contacto social).

Además, las pantallas deberían estar prohibidas durante las comidas, que el tiempo de ocio familiar no discurra siempre ligada a ellas y que cuando haya una relación de tú a tú no se haga con una pantalla.