Política

Ruiz de Pinedo (Bildu), la continuidad proetarra del ataque a la Corona

El diputado de la coalición del entorno proetarra protagonizó, en febrero de 1981, el incidente en la Casa de Juntas de Guernica en la que representantes de Herri Batasuna intentaron que el Rey Don Juan Carlos no tomara la palabra

Electos de Herri Batasuna entonaron el «Eusko Gudariak» para no dejar que el Rey hablara
Electos de Herri Batasuna entonaron el «Eusko Gudariak» para no dejar que el Rey hablaraEfe NO PUBLICARTiempo

El entorno proetarra (no digamos la banda, que intentó secuestrar a Don Juan de Borbón y asesinar al rey Don Juan Carlos) tiene una fijación con la Corona, a la que no respeta. Lo ocurrido durante la sesión de investidura, con la intervención de la parlamentaria de EH Bildu, Mercedes Aizpurúa, que menospreció a Felipe VI, no es una anécdota, sino un gesto de continuidad, avalado por uno de sus compañeros de grupo parlamentario, que en 1981, también en un acto solemne, protagonizó, junto a otros individuos, un grave ataque a la Monarquía. Fue el 4 de febrero de 1981, en uno de los hechos más bochornosos y lamentables de la Transición, como el ocurrido unos días después con el intento de golpe de estado del 23F. Alguien por aquellas fechas vinculó una circunstancia con la otra por la indignación que causó la primera en tanto se atacaba a España en la figura de la Corona. Se vivían entonces tiempos difíciles en España; 1979 y 1980 habían sido los años con más asesinatos de ETA, y lo ocurrido en la Casa de Juntas de Guernica fue la gota que para algunos debió colmar el vaso. Aquel mes de febrero, Don Juan Carlos y Doña Sofía realizaban su primera visita al País Vasco. Se celebró un acto solemne en la citada Casa de Juntas, presidido por el Rey, al que asistían diputados y senadores elegidos en el País Vasco, diputados en el Parlamento Vasco y en las Juntas Generales de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya y Diputaciones Forales. Tras las intervenciones del diputado general de Vizcaya, José María Makua; el presidente del Parlamento Vasco, Juan José Pujana y el lehendakari, Carlos Garaicoechea, cuando el Rey se disponía a pronunciar su discurso, un grupo de representantes electos de Herri Batasuna y LAIA le interrumpieron cantando, con el puño en alto, el «Eusko gudariak» (himno del soldado vasco que se suele entonar en los homenajes a los etarras). Entre los que, amparados en el grupo protagonizaban aquella provocación a la máxima Institución del Estado, se encontraba el hoy diputado de EH Bildu por Álava Ignacio Ruíz de Pinedo, que por entonces tenía cargos de relevancia en Herri Batasuna. Las imágenes de aquellos tensos momentos reflejan cómo un miembro de la escolta del Rey se colocaba delante de él en la tribuna de oradores por si alguno de los vociferantes quería pasar a mayores, algo impensable ya que suelen actuar amparados en la masa.El Monarca, como ha hecho en otras ocasiones, con gran aplomo y control de la situación, hizo un gesto como indicándoles que elevaran el tono para oírlos mejor, lo que, lógicamente, enfureció y desconcertó a los batasunos. El resto de diputados intentó acallarlos con aplausos hacia el Monarca (los de UCD gritaban vivas al Rey), pero ante el cariz que tomaban los acontecimientos, fueron desalojados del salón de sesiones. Don Juan Carlos pronunció entonces unas palabras, preludio sin saberlo de las que cortaron en seco la intentona golpista del 23-F, que han pasado también a la historia: «Frente a quienes practican la intolerancia, desprecian la convivencia, no respetan las instituciones ni las más elementales normas para una ordenada libertad de expresión, yo quiero proclamar una vez más mi fe en la democracia y mi confianza en el pueblo vasco».

Acompañaban a Ruíz de Pinedo en la bravuconada proetarra conocidos personajes del entorno de la banda como el abogado Miguel Castells, Jon Idígoras, Bernardo Javier Onaindía, Santiago Brouard (asesinado en un atentado tan condenable como los que cometía ETA), Txomin Ziluaga y otros. Por estos graves incidentes, Ruíz de Pinedo y compañía fueron procesados, acusados de delitos de injurias contra el Jefe de Estado y desórdenes públicos. El Tribunal Supremo les condenó en noviembre de 1983 por desórdenes públicos aunque les absolvió de las injurias. En 1986, el Tribunal Constitucional anuló la sentencia ordenando la repetición del juicio. Vienen aquí estos recuerdos, que muchos lectores han vivido y otros conocerán por primera vez, como una muestra de la inquina del entorno proetarra hacia la Corona, no como tal, sino por lo que representa de continuidad de España como una nación unida. Lo que pasó durante la investidura es una capítulo más de esa actitud. Ruíz de Pinedo es profesor de sociología en la Universidad del País Vasco. En su juventud militó en el Partido Nacionalista Vasco, pero abandonó esta formación para fundar HASI, que en 1978 se integró en Herri Batasuna. En 1983, fue detenido, junto a Idígoras, después de una tertulia en «Los desayunos del Ritz», en la que ambos legitimaron el terrorismo de ETA. Lo que dijeron, no tiene desperdicio: aseguraron que Euskadi está en guerra con España. Y agregaron por si quedaba alguna duda: «La autodeterminación es la clave para la pacificación de Euskadi y puede ser legítima la acción de ETA porque no hay cauces democráticos». «Condenaremos cualquier acción armada que vaya contra la población civil, pero no contra los militares, guardias civiles ni policías, porque consideramos que son fuerzas de ocupación.

Podemos lamentar siempre las muertes, pero cuando hay una represión indiscriminada, mientras se repriman las libertades, cuando el terrorismo de Estado existe, como el de los policías en Francia, lo de Arregui, sería una hipocresía subida de tono». Ruíz de Pinedo fue miembro de la Mesa Nacional de HB entre 1982 y 1996, en que la abandonó al ser discrepante con la línea mayoritaria. Volvió a la política con la formación de la coalición Euskal Herritarrok (EH) y ocupó un puesto en la candidatura de EH por Álava en las elecciones al Parlamento Vasco de 1998, sin salir elegido. También fue candidato a la alcaldía de Vitoria por EH en 1999, pero dimitió de este puesto a finales de 2000, en desacuerdo con la línea de actuación de EH tras la ruptura de la tregua de ETA de 1998, ya que, todo hay que decirlo para hacer justicia, Ruíz de Pinedo fue proclive a la condena de la violencia de la banda ya que, en su opinión, suponía un obstáculo para la acción de la izquierda abertzale. Desde entonces se mantuvo alejado de la primera línea, hasta que fue elegido diputado en las elecciones generales de 2019 tras encabezar la lista electoral de Euskal Herria Bildu por Álava al Congreso. Y estaba sentado en el hemiciclo cuando Aizpurúa menospreció a Su Majestad el Rey. Más de lo mismo. Fue uno de los que se abstuvo para que Pedro Sánchez sea hoy presidente del Gobierno.