El desafío independentista
Trapero, sobre la resolución del Parlament que puso en marcha el “procés”: “Es una barbaridad más”
El mayor de los Mossos califica de “actos ilegales” las órdenes que daba la Generalitat a los Mossos y admite que se sintió “incómodo”
Josep Lluís Trapero no se ha andado con paños calientes al referirse a la resolución del Parlamento de Cataluña que, el 27 de septiembre de 2015, puso en marcha el “proceso constituyente” cuyo último objetivo era la independencia, a la que ha calificado como “una barbaridad más de las muchas que se estaban haciendo”. Según ha explicado en la primera sesión del juicio a la ex cúpula de los Mossos, en el que se enfrenta a una posible condena de once años de prisión, entonces pensó que desde la Administración, “se iría anulando” e incluso podría considerarse delictiva por los órganos judiciales.
A preguntas del fiscal Miguel Ángel Carballo, el mando de los Mossos ha afirmado no saber nada del documento Enfocats, la hoja de ruta del independentismo intervenida a Josep Maria Jové, ex número dos de Oriol Junqueras en Economía y comisionado por ERC en las recientes negociaciones con el PSOE para facilitar la investidura de Pedro Sánchez: “Jamás había oído hablar de él. La primera vez ha sido en esta causa”.
Respecto a la dimisión del antecesor de Joaquim Forn en la Conselleria de Interior, Jordi Jané, que renunció al cargo en la recta final del proceso independentista ante el temor a la “respuesta legal ante una serie de actos ilegales que estaba proponiendo el Gobierno” y ante la evidencia de que su jefe no le respaldaba. “¿Y usted no se sintió incómodo?”, le ha preguntado el fiscal. “Mucho”, ha reconocido el acusado, que ha explicado que tanto a Jané como a Forn les dijo que “qué estaban haciendo” y a ambos les dejó claro cuál iba a ser la posición del cuerpo. “Solo hubo una vez que me preguntaron, el 7 o el 9 de septiembre de 2016. Una reunión a la que me llama la secretaria de Govern. “Comisari, en el caso de que haya una doble legalidad ¿donde van a estar los Mossos?”, me preguntó”. A lo que según ha recordado le contestó: “La doble legalidad no existe. Hay una ley o hay otra. Los Mossos harán lo que les digan los jueces”.
Trapero ha defendido la actuación de los agentes autonómicos durante el 1-O, muy malparada en el relato de hechos de la sentencia del juicio del “procés”. “Hicimos todas las actuaciones que pudimos de oficio y nos fueron ordenadas” para impedir el referéndum.
Igualmente, ha negado que tuviera “ningún tipo de relación estrecha” con Carles Puigdemont y ha defendido su actuación durante el asedio a la Conselleria de Economía mientras se producían los registros policiales el 20 de septiembre de 2017. El mayor de la Policía catalana ha afirmado desconocer los tuits publicados ese día a primera hora de la mañana por el líder de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sánchez, llamando a los ciudadanos a ocupar la Gran Vía, donde se encuentra la sede del departamento, para protestar por la actuación judicial.
Preguntado una y otra vez por el fiscal Miguel Ángel Carballo por el motivo por el cual no ordenó hacer un cordón de seguridad a primera hora de la mañana, como solicitó la Guardia Civil, para garantizar que los registros se pudieran llevar a cabo sin incidentes, Trapero ha asegurado que en esos momentos había “40 focos” en los que era preciso intervenir y no disponían de efectivos suficientes. “No pensábamos si podía ir a más. Intentábamos apagar fuegos”, se ha defendido. La actitud de la gente “no era violenta, sino pacífica” y según él hacer un cordón implicada “entrar en contacto con la gente” con el riesgo de que se produjeran lanzamientos de objetos contra los agentes, como sucede en actuaciones similares. Sí lo ordenó, sin embargo, a medianoche para proteger los vehículos policiales, con armas en su interior, que estaban siendo vandalizados ante las “actitudes violentas” de algunos de los concentrados.
“Sánchez no puso ninguna condición. No es nadie para imponer condiciones y no se le hubieran admitido ni a él ni a nadie”, ha recalcado rechazando que el líder de la ANC se negara a que los detenidos llegaran en vehículos policiales a presenciar los registros, obligando así a que lo hicieran a pie. “El sr. Sánchez puede decir misa", ha añadido antes de recordar que una de las conversaciones con el líder soberanista "acaba mal, no sé si es la última o la penúltima. Él me llama airado y le digo “tú no me vas a decir a mí cómo se hace un dispositivo” y le cuelgo el teléfono. Pero eso no tuvo ningún efecto”.
A Sánchez, ha contado, solo lo conocía “de una o dos reuniones por temas de menores”, porque había sido el segundo responsable del Síndic de Greuges, el Defensor del Pueblo catalán. Fue el entonces responsable de Interior, Joaquim Forn -condenado a diez años y medio de cárcel por el Tribunal Supremo-, quien le llamó para avisarle de que se iba a poner en contacto con él Sánchez para mediar, por lo que se recurrió a él porque “tenía ascendente sobre la gente”.
“Optamos por una intervención que no tuviera un efecto contagio en otros sitios”, hizo hincapié, y siempre con la intención de “ayudar a la Guardia Civil en lo que se estaba haciendo”. Se trataba, en definitiva, de defender la filosofía del cuerpo, el “modelo de mediación”.
En el momento álgido de la concentración, ha recordado, “había 40.000 personas” en una actitud “reivindicativa, gritando”. Su impresión era que “si todo está tranquilo, todo irá en paz, pero si hay una cerilla eso se va a incendiar”.
El mayor de los Mossos se ha mostrado contrariado con los reproches del fiscal sobre la pasividad del cuerpo policial que dirigía. “Hablar de pasividad no lo puedo asumir. El mundo no se acababa en Economía. Había muchos escenarios. No paramos en todo el día. Con planificación y más efectivos hubiéramos hecho cosas diferentes, pero no es cierto que solo hiciéramos mediación. Al final había una concentración y la Administración había consentido esa concentración”, se defendió.
Respecto a la polémica salida de la secretaria judicial de madrugada por la azotea del edificio, Trapero ha explicado que previamente había ordenado levantar el cordón policial porque a las diez y media de la noche se le aseguró que la Guardia Civil estaba teniendo problemas con el clonado de los ordenadores y podían tardar horas. Según la secretaria judicial, la diligencia había terminado a las 21:40 pero el mayor precisó que, fuese como fuese, esa información “no llegó a los Mossos”.
Media hora después, a las once de la noche, recibió una llamada del juez de guardia quien, “en un tono elevado”, le “exigió” que facilitase la salida de la secretaria judicial del edificio. “No entendía, no me cuadraba con lo que estábamos viviendo”. “Señoría, no entiendo esto porque se nos ha facilitado la información de que no ha terminado la diligencia”, le intentó tranquilizar. “Déjese de Guardia Civil”, le conminó el magistrado. Trapero le aseguró que necesitaban tiempo, porque acababan de desmontar el cordón.
Fue entonces cuando uno de sus subordinados le informó de que habían encontrado una salida alternativa por la azotea, por la que se optó finalmente tras planteárselo a la secretaria judicial. “No es porque no pudiéramos garantizar su salida, sino porque necesitábamos un tiempo. Podía haber un lanzamiento de botella, no se lo voy a negar, y así nos evitábamos problemas”.
✕
Accede a tu cuenta para comentar