Política

La corrección política

Hemiciclo del congreso
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Se afirma que nos encontramos en la era de la postverdad, caracterizada por considerar que la verdad no existe objetivamente, remitiéndose a la mera subjetividad emocional. Así, casi todas las cosas pasan a ser relativas, y lo que tiene valor es la «tolerancia», entendida como la máxima expresión del respeto a todas las opiniones, cualesquiera que sean estas. Por supuesto, quedan exceptuadas aquellas que previamente han sido excluidas por los inquisidores de lo políticamente correcto.

Esta es, en síntesis, la nueva dictadura que tenemos hoy, y que descalifica como «radical» o «ultra» a aquellos que se apartan de su dogma relativista. El oxímoron –contradicción en sí misma– de esta definición, ya lo dice todo. En el plano concreto de lo político, esta inquisición se proyecta con implacable contundencia en la «corrección política», de tal forma que quien se aleje de su perímetro, queda excluido y aislado mediante el oportuno cordón sanitario. Uno de sus dogmas es la «ideología de género», que se pretende que sea la única ideología que no solo no pueda ser criticada en nuestra democracia liberal, sino que sea delito hacerlo. Es este un virus que está contaminando nuestro sistema político, y acabará con él si no aplicamos la vacuna apropiada. No oculto mi escepticismo ante esta posibilidad, pero es un deber de conciencia denunciarlo. Por cierto, desde hace tiempo se conoce el antídoto contra esta epidemia: «La Verdad os hará libres».