Coronavirus

«Manga ancha» policial con los primeros infractores

48 horas de estado de alarma se saldan con unos pocos centenares de multas en toda España y muchas más advertencias verbales de las Fuerzas de Seguridad del Estado a los ciudadanos

Las primeras 48 horas de vigencia del estado de alarma decretado por el Gobierno se han saldado con unos pocos centenares de multas en toda España y muchas más advertencias verbales de las Fuerzas de Seguridad del Estado a los ciudadanos que han ignorado el confinamiento domiciliario y han salido a la calle, o a los propietarios de establecimientos que han incumplido la orden de cierre, sobre todo bares y pequeños comercios.

Las fuentes policiales consultadas señalan que los agentes se han aplicado mayoritariamente en la tarea de desplegar controles en las calles y en los extrarradios de grandes y medianas poblaciones para informar a los ciudadanos de las restricciones en vigor desde este pasado fin de semana. Sólo en caso de reincidencia o de conductas más graves, como la desobediencia manifiesta a las fuerzas de seguridad, se han impuesto sanciones, recurriendo para ello a la llamada «ley mordaza» o al Código Penal.

La resolución dictada el domingo por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para desarrollar el Real Decreto que establece el estado de alarma por un periodo inicial de dos semanas, señala que se establecerán dispositivos de seguridad «fijos y móviles, tanto en las vías y espacios públicos como en la red de transporte, y en particular en aquellos lugares o franjas horarias que específicamente se puedan ver afectados por las restricciones que se acuerden para asegurar la observancia de las medidas limitativas» de la libertad de movimientos.

Según las fuentes consultadas, en general ha habido «manga ancha» por parte de los agentes del orden con las personas que se han saltado el confinamiento domiciliario para correr, montar en bicicleta, bañarse en la playa (especialmente el domingo, por las elevadas temperaturas en casi todo el país), llevar a los niños a un parque –como el caso de una mujer de Utrera que se negó a abandonar una zona ajardinada a la que acudió con una menor– o simplemente salir a pasear. Pero ha habido casos en los que sí ha sido necesario imponer sanciones, entre otros muchos por negarse a cerrar una heladería, en Granada; por mantener abierta una estación de ITV, en Valencia; o por desobedecer reiteradamente una pareja la orden tajante de regresar a su domicilio, en Valladolid.

En la Comunidad de Madrid, la más afectada por el impacto del coronavirus, la Policía Nacional y la Guardia Civil impusieron el domingo cientos de advertencias pero pocas denuncias. En Navarra, la Policía Foral multó a la persona responsable de dos niñas que debían estar en casa a la espera de realizar la prueba del coronavirus y que, sin embargo, paseaban en bici por la calle.

En Vigo, la policía sancionó a cuatro jóvenes que que estaban escuchando música en la zona peatonal de un aparcamiento. Tras ser advertidos por los agentes, reconocieron que conocían la prohibición, pero se justificaron en que estaban «pasando el rato». También en Galicia, en Pontevedra, los agentes denunciaron a un hombre que paseaba con una mujer por la vía pública. Cuando la policía le exigió que se identificara, el hombre reaccionó insultando a los policías y tirándoles el DNI al suelo.

Además de las identificaciones en la calle, la policía también tuvo que acudir a locales que abrieron al público en contra del decreto. En Villarrobledo (Albacete), los agentes tuvieron que desalojar a las 18 personas que se encontraban en un bar de la localidad e interponer la correspondiente multa al propietario.

Las mismas fuentes indican que el trabajo de las fuerzas de seguridad no resulta fácil en muchas ocasiones debido a la picaresca de algunos ciudadanos. «En ocasiones es muy sencillo saltarse los controles. Si paras a una persona por la calle y te dice que va a trabajar, o al banco, o al médico, o a comprar en el supermercado, ¿cómo sabes que te está diciendo la verdad? Pero no tienes más remedio que dejarle marchar, porque no se puede demostrar que se está saltando el confinamiento para ir a visitar a unos familiares o unos amigos, por ejemplo», explican las fuentes policiales consultadas.