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Casado deja de apoyar

El PP votará en contra de los últimos decretos económicos si no son modificados. La amenaza afecta al cierre total económico

El líder de la oposición, Pablo Casado, da un paso más en la ruptura con el Gobierno de Sánchez. Ya no le apoya, por más que al tiempo haga llamamientos a la unidad, y anticipa, además, que se plantea dejar de respaldar sus iniciativas en el Congreso de los Diputados. En concreto, el decreto que prohíbe los despidos durante el estado de alarma y el que establece el cierre de toda actividad no esencial. No los respaldará si no incluyen cambios consensuados con su partido, después de que en la prórroga del estado de alarma su formación se abstuviera de presentar enmiendas para seguir haciendo guiños a la unidad. Hace poco menos de una semana que Casado anunció en el Parlamento que mantenía su apoyo crítico al Gobierno por la situación de emergencia nacional, pero también anticipó que fiscalizaría su gestión cuando pasase la emergencia.

Ayer volvió a comparecer, y dejó meridianamente claro que su partido ha vuelto ya por completo a la oposición ante las «deslealtades» y «engaños» del presidente del Gobierno. Sánchez ha necesitado hasta ahora los votos del PP y de Ciudadanos para sacar adelante sus iniciativas de respuesta a la crisis sanitaria porque los partidos independentistas se han puesto de lado. Los Reales Decretos deben ser aprobados en el Congreso en un plazo máximo de 30 días para que sean plenamente válidos, aunque entren en vigor desde su ratificación por el Consejo de Ministros.

«No podemos remar en la misma dirección si vamos al precipicio. Así no». Sobre esta declaración de principios el líder popular construyó un discurso muy crítico contra el Ejecutivo socialista y contra el propio presidente del Gobierno, a quien acusó de mentirle y de ocultarle información. También le acusó de ser desleal con el PP por hacer lo contrario de lo que les dijo que iba a hacer. «No se nos puede dar información falsa porque no podemos remar en la misma dirección. Se nos dijo que no iba a haber un cierre económico». Comunidades del PP pidieron más restricciones a la actividad económica, pero otras, como Galicia, han sido muy críticas con la medida anunciada por el Gobierno este fin de semana.

En cuanto al decreto que prohíbe los despidos, Casado advirtió de que su partido votará en contra si no se modifica porque consideran que el peso del coste de la crisis «no puede caer en las empresas sino en el Estado». El PP rompe ataduras con la política económica del Gobierno porque considera que está sometida al «sectarismo ideológico» de Podemos y deja tirados a autónomos y pymes. «Es el Estado el que tiene que promover y articular liquidez financiera». El PP se desmarca, asimismo, del contraste que el Gobierno plantea entre lo público y lo privado, y advierte al líder socialista que si quiebra lo privado el sector público pagará las consecuencias a medios plazo. El líder popular ataca por el flanco económico, pero también por el de la gestión sanitaria, y ayer emplazó a Sánchez a que diga la verdad sobre dónde está el material sanitario que no llega.

Casado ha pasado ya al ataque empujado por dirigentes autonómicos como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La Comunidad madrileña es la más afectada por la pandemia y tiene su Sanidad sobrepasada por el número de contagios y de fallecimientos. Desde hace más de tres semanas Ayuso lleva pidiendo al Gobierno material de protección y respiradores por el riesgo de colapso de sus hospitales. Pero en este movimiento hacia la oposición también pesa el criterio de la «fontanería» de Génova, ese núcleo de asesores que viene de la etapa de José María Aznar. Y, por supuesto, el pulso del PP con Vox. Con todos estos factores empujando a favor de que Casado pasara del todo a la oposición, la fuerza de los acontecimientos es lo que realmente ha facilitado que dé este paso adelante y extreme su postura sin esperar a que termine la crisis sanitaria.