Sánchez afirmó ayer que promoverá unos nuevos Pactos de la Moncloa a fin de buscar la unidad necesaria para superar la pandemia y su subsiguiente crisis económica y social. Los históricos Pactos de 1977 fueron dos grandes acuerdos: político y económico.

Todo pacto exige a todos renuncias para ganar juntos, y la izquierda solicitó a cambio a Suárez, modificar la agenda política de la UCD. Así, se reformaron importantes leyes vigentes del franquismo. Un año después, se redactó una Constitución de consenso, pese a la mayoría absoluta del centroderecha. No cabe duda de que el primer beneficiado con los nuevos Pactos –tras los españoles– será el Gobierno, que no tendrá oposición a unas medidas económicas y sociales que exigirán importantes sacrificios. Por eso Sánchez

–que hace muy bien en promover esos Acuerdos– no puede pretender que la oposición le regale su apoyo gratis: además de que la salida a la crisis económica no puede ser la comunista, tiene que cambiar su agenda política, y en esos Acuerdos tener presente la «Memoria democrática», la eutanasia, la educación, la sanidad, la justicia, y el «conflicto político». Eso exigirá un nuevo Gobierno amplio.

Es impensable que el actual, en minoría y de coalición con comunistas, y que basa su permanencia en el apoyo de fuerzas separatistas y radicales diversas, pueda gestionar unos Acuerdos de este calado, que constituyen todo un programa político de legislatura. Nuevo escenario político, económico y social: nuevos Pactos, nuevo Gobierno.