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El PSOE ya ha votado con Bildu tanto como con el PP

El veto de Cs a ERC queda en entredicho: coincide más con Rufián que con Casado

Las alianzas para lograr la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado están capitalizando el discurso político por la idoneidad de contar con los votos de unos u otros partidos para sacarlos adelante. Bien es cierto que el proyecto presupuestario acapara todo el foco mediático porque es la piedra angular de la agenda legislativa de un Gobierno. Más si cabe, en esta ocasión, en la que las cuentas públicas llevan prorrogadas desde 2018 y la eventualidad de alumbrar unas nuevas, con sello progresista, se concibe por Moncloa como el salvoconducto para poder sobrevivir hasta agotar la legislatura en 2023. Sin embargo, si bajamos a la cotidianidad parlamentaria, esa realidad del día a día en la que se votan continuamente iniciativas en la Cámara Baja, lo cierto es que muchos de los «vetos cruzados» que se profesan ante la opinión pública las diversas formaciones, que se reconocen entre ellas incompatibles, desaparecen. Todo se antoja una mera representación, que permite marcar perfil e incluso hacer campaña, pero que no se sostiene si nos atenemos a los datos.

En lo que va de legislatura se han aprobado 37 iniciativas legislativas en el Parlamento –entre proyectos de ley, leyes y decretos leyes– y las ententes que se han forjado en las sucesivas votaciones arrojan curiosos resultados. Con EH Bildu en el punto de mira por su anunciado «sí» a los Presupuestos Generales del Estado, cabe señalar que la formación abertzale se ha alineado desde enero prácticamente por igual con Gobierno y Partido Popular en el Congreso. Bildu ha votado con PSOE y Unidas Podemos en 15 de las citadas iniciativas y con la formación de Pablo Casado ha coincidido en 14 de las mismas. En este sentido, cabe reseñar también que el Ejecutivo y el principal partido de la oposición han compartido sentido del voto en 16 de las 37 iniciativas, por las 15 que lo ha hecho con los abertzales.

La coalición ha mantenido una férrea disciplina, posicionándose en bloque en todas las ocasiones, si bien el real decreto del remanente de los ayuntamientos estuvo a punto de frustrar esta dinámica. Dentro del código de buenas prácticas que firmaron los partidos que componen el Gabinete se establece la posibilidad de que existan discrepancias, pero como una eventualidad residual dentro de sus posicionamientos en las Cortes. Por su parte, el socio preferente para Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es, sin duda, el PNV. Los jeltzales han apoyado al Ejecutivo en el 89,2% de las ocasiones. Una solvencia en el sostenimiento del Gobierno que le coloca en un lugar preeminente a la hora de arrancar beneficios a Moncloa. Le sigue ERC (81,1%) con un voto igual al de PSOE y Unidas Podemos en 30 de las 37 medidas. Esto, a pesar de que los republicanos se hayan granjeado la desconfianza del Ejecutivo y del PSOE por haber dado la espantada en algunas votaciones decisivas. Estos datos podrían clarificar que el bloque de la investidura se ha mantenido vivo durante toda la legislatura y parte desde una posición privilegiada para encarar la negociación de los Presupuestos, pero es entonces cuando salta la sorpresa. Ciudadanos sigue de cerca a los republicanos con un apoyo del 75,6% al Gobierno, coincidiendo con PSOE en 28 de las iniciativas legislativas aprobadas en 2020.

Este «seguidismo» no es la única curiosidad que arrojan los datos. Aunque la formación de Inés Arrimadas se haya declarado públicamente incompatible con ERC, exigiendo incluso al Gobierno que elija entre los independentistas o su formación para sacar adelante las cuentas, lo cierto es que los naranjas han votado más medidas con los republicanos que con el PP durante esta legislatura. La confluencia con la formación de Gabriel Rufián se ubica en el 62,2%, mientras que con el PP lo hace en el 59,5%. En la misma línea cabe destacar que es superior con EH Bildu (43,2%) que con el partido de Santiago Abascal (32,4%) con quien compartió espacio en la «foto de Colón» y gracias al que se sustentan algunos de los gobiernos autonómicos de los que Ciudadanos forma parte.

Y es que la alineación con Vox tampoco es una seña de identidad del PP, si tenemos en cuenta que ha coincidido por igual en votaciones con la ultraderecha y con los independentistas de ERC (48,6%). El PSOE, por su parte, solo se ha posicionado en el mismo sentido que Abascal en el 18,9% de los casos.