Gibraltar

Así se vive el “Gibrexit” a ambos lados

Los miles de trabajadores del Campo de Gibraltar que cada día cruzan la frontera confían en que el acuerdo no ponga en peligro sus empleos

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El arranque del 2021 traía consigo una doble preocupación en el sur de Andalucía. Los ochos municipios del arco de la Bahía de Algeciras y la colonia británica de Gibraltar no sólo se afanan por combatir los enormes daños sanitarios y económicos del coronavirus, sino que se han encontrado con otro problema añadido con el Brexit, cuya solución se ha conocido in extremis, tanto en la relación del Reino Unido con la Unión como la de Gibraltar con España. Una solución que se conoció el mismo día 31 en torno a las dos de la tarde.

Una vez que el parlamento británico aceptó el documento que regirá las relaciones económicas del Reino Unido con loa UE, era precisamente Gibraltar, el único lugar en el que sí se aplicaría el denominado Brexit duro. La ironía es aún mayor puesto que los llanitos votaron mayoritariamente, más de un 90%, por la permanencia en la Unión tras el referéndum de junio de 2016. Sobre la hora, esto no ocurrirá, aunque aún habrá que esperar a profundizar en unos posicionamientos que hablan de «zona de prosperidad compartida», «colaboración fiscal o medioamabiental». Asuntos, junto al de la vigilancia y control aduanero, que ejercerá Frontex, que llevan años sobre la mesa y que parecían insalvables.

Si bien la situación ha sido originada por los británicos, no se puede obviar que el impacto en la vida social y económica del Campo de Gibraltar es muy relevante. Especialmente en la ciudad de La Línea de la Concepción que tiene, al otro lado de la verja, una de sus principales empresas. Una situación tensa en las relaciones con Gibraltar habría supuesto la puntilla a una localidad con muchos problemas sociales, de narcotráfico y con más de 10.000 desempleados para una población de 70.000 habitantes.

En los últimos días del año se llevaron a cabo numerosos llamamientos, por parte de dirigentes políticos, encabezados por el alcalde de La Línea, Juan Franco, sindicatos, Cámara de Comercio y otros colectivos, para que se llegase a un acuerdo, pero de momento todo ha sido en balde.

Más allá de la nunca certera cifra de diez o quince mil trabajadores transfronterizos que diariamente cruzan la frontera y cuya situación parece más o menos regulada, los asuntos en tela de juicio tenían que ver con el tránsito de mercancías, la presencia o no de Policía Nacional en los controles de aeropuerto y otros que se puedan establecer y, como no, el histórico asunto de la soberanía, aún sin resolver tras más de 300 años de litigio.

El día a día de la colonia y su entorno podía complicarse mucho y obviamente el impacto económico y laboral habría sido mortal para una zona que soporta un paro que supera las 35.000 personas pese a contar con el puerto más importante del país, el de Algeciras, y el segundo polígono industrial de Andalucía, ubicado en Los Barrios.

Y es que el Gibraltar español, o el Gibraltar inglés, se quedan en simples lemas cuando se contacta con las personas que conviven y trabajan en la última colonia inglesa en suelo europeo.

Antonio Sánchez es un sanroqueño que tiene su contrato de trabajo en el sector socio-sanitario del Gobierno de Picardo. Lleva cuatro años trabajando y temía «una situación muy complicada». Desde que se llevó a cabo el referédum la libra «cayó y aún no se ha recuperado», por lo que insta a que España «llegue a un acuerdo por el bien de todos». Este empleado transfronterizo pide que ambos gobiernos, ahora y de cara al futuro, «no miren sólo a la macroeconomía y a los grandes temas. Gibraltar es una comunidad pequeña generadora de una riqueza que repercute en el Campo de Gibraltar». De hecho, se calcula que el 20 por ciento del Producto Interior Bruto de la comarca proviene de la actividad económica y comercial del Peñón.

Álvaro Téllez, español con pareja gibraltareña y mánager del bar «The Tunnel», ahora cerrado por las restricciones provocadas por la pandemia, espera que «finalmente haya acuerdo», subrayando que «nosotros tenemos varios trabajadores de La Línea y obviamente la situación puede ser complicada si hay colas y problemas para las mercancías».

Una de sus empleadas es Neyba, quien espera no tener problemas en el paso fronterizo. «Desconozco lo que va a pasar, pero creo que a nosotros, con los papeles que nos ha arreglado el Gobierno, no debe afectarnos mucho. Para entrar en la frontera espero que no tengamos inconvenientes e incluso que se mejore la situación».

La Asociación de Trabajadores Españoles en Gibraltar (Astecg) o el Grupo Trasnfronterizo, que engloba a agentes económicos y sociales de una y otra comunidad también han respirado.

Desde Astecg definen la situación como el «Gibrexit». «Es increíble que en cuatro años no hayan llegado a un acuerdo que ofrezca garantías a los 9.800 trabajadores españoles y 5.400 europeos y de otras nacionalidades que están en Gibraltar». Estas son las cifras que maneja Ascteg.

En el GT entienden que la situación puede ser caótica si no hay entendimiento. Apelan a que en las negociaciones futuras «se ponga a las personas por delante» y se aparquen otras legítimas aspiraciones de las partes.

La ministra de Exteriores, González Laya, asegura que los trabajadores que estén registrados antes del 1 de enero de 2021 no tendrán problemas, aunque nadie sabe el número exacto –se apunta a unos 5.000– y se insiste en crear una zona de prosperidad, la realidad es que ha llegado el fin del periodo de transición y los problemas no se han resuelto, sino que han aumentado con la pandemia que, además, mantiene a Gibraltar casi confinada.

El próximo lunes, primer día laborable, será imposible calibrar el impacto del nuevo acuerdo, ya que muchos de los empleados no tendrán que ir a sus puestos. No en vano el colegio y el resto de la actividad que se considera no esencial recuperarán cierta normalidad el día 11. La covid también tiene su cuota de protagonismo en el «Gibrexit», finalmente no tan duro como parecía.