Casa Real

Zarzuela evita la polémica en el discurso de la Pascua Militar

Pese a las tormentas que asedian a la Corona, se buscará potenciar la imagen de Don Felipe como Mando Supremo de las FAS y centrará el discurso en la labor de los militares

Las polémicas que cercan a Zarzuela en los últimos meses serán diplomáticamente obviadas mañana durante la celebración de la Pascua Militar en el Palacio Real. Ni las presuntas irregularidades en las finanzas de Don Juan Carlos, ni su regreso de Emiratos, ni los intentos de abrir un debate sobre la conveniencia de aprobar una Ley de la Corona harán acto de presencia en un acto eminentemente militar en el que tanto la ministra de Defensa como el Rey no se dirigen al conjunto de la Nación sino a soldados, marinos, aviadores y guardias civiles que realizan su misión en servicio de nuestra soberanía y seguridad tanto dentro de nuestras fronteras como en el extranjero.

El objetivo que se marca Zarzuela año tras año en esta cita es dar visibilidad a la figura del Rey como Mando Supremo de las Fuerzas Armadas (Art. 62. h de la Constitución), hacer balance de la labor realizada por nuestros militares y asomarse a los retos del año que comienza. En realidad es una oportunidad para que el Rey exprese su «más sincero orgullo y reconocimiento por el impecable desempeño» de los miembros de las Fuerzas Armadas.

Por descontado habrá una mención al compromiso con la Constitución y al hecho de que los miembros de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil realizan sus funciones en el marco legal que ésta consagra, pero eso no debe ser interpretado como una alusión a la polémica suscitada por la carta enviada al Rey por un grupo de uniformados comprensiblemente preocupados por la deriva en la que ha entrado el país desde la formación del Gobierno de coalición.

De hecho, en la ceremonia del año pasado, el Rey ya elogió «la lealtad y la constante y generosa entrega» de las FAS y de la Guardia Civil, así como su compromiso «con España y con la Constitución» sin que hubiera entonces polémicas de este tipo. Si que podría haber un especial énfasis en este sentido en las palabras de la ministra Robles que ya censuró que los firmantes del escrito quisieran implicar al Rey «embozándose en una condición militar y atribuyéndose cualidades que no se tienen».

La celebración que tendrá lugar hoy en el Palacio Real será, como queda dicho, un solemne acto castrense con el que se da por iniciado el año militar y se imponen condecoraciones militares a aquellos civiles y miembros de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil que se han hecho acreedores de ellas durante el año pasado. Ni que decir tiene que la labor desempeñada por las FAS y la Guardia Civil durante la lucha contra el coronavirus ocupará buena parte de las palabras de agradecimiento tanto del Rey como de la ministra Robles.

Éstas tendrán lugar en el salón del trono del Palacio Real, pero previamente la Guardia Real formara en la plaza de la Armería para rendir los honores militares correspondientes a la Bandera de España y a Felipe VI. La Agrupación de Honores –compuesta por tropas a pie y a caballo que pertenecen a los tres ejércitos, y que junto con los cuerpos comunes constituyen la representación de las Fuerzas Armadas al servicio del Rey– pondrá una vistosa nota de color a la gélida mañana madrileña durante su desfile por la calle de Bailén desde el patio de caballerizas hasta la plaza de la Armería.

El Rey reaparecerá mañana tras el Mensaje de Navidad y también coincidirá con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, después de dos meses. Y por supuesto la pandemia impondrá los consabidos cambios en el protocolo del acto: el número de invitados en el Salón del Trono se reducirá a un tercio, por lo que solo estarán las principales autoridades civiles, militares y los condecorados. Como marca el protocolo, además de Sánchez y Robles, estará el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, por lo que no habrá ministros de Unidas Podemos. El pasado año, Sánchez estaba en puertas de su investidura, por lo que es la primera Pascua Militar con el Ejecutivo de coalición. También se suspende el vino de honor con el que habitualmente se cierra la recepción.

También habrá cambios en el comienzo del acto, en el exterior del palacio: en la formación de la Guardia Real en la Plaza de la Armería, sus componentes estarán más distanciados y con mascarilla, siguiendo las recomendaciones sanitarias.

Durante un acto público que tuvo lugar ayer en Madrid, la ministra de Defensa, Margarita Robles, pasó de puntillas sobre toda esta cuestión alegando que «no era el momento» para hablar de ello. En su visita a la Unidad de Verificación Epidemiológica del Cuartel General de la Armada en Madrid, Robles eludió estas cuestiones de la prensa al considerar que era más relevante hablar sobre el trabajo que están realizando estos rastreadores militares. Como no podía ser de otra manera, la ministra también fue preguntada por el discurso que pronunciará hoy el Rey Felipe VI, pero Margarita Robles se salió hábilmente por la tangente con un «él sabrá que decir».

De todos es conocido el origen histórico de la Pascua Militar. Fue el 7 de febrero de 1782 cuando la isla de Menorca retornaba a soberanía española tras el Tratado de Utrecht (el mismo que entregó Gibraltar a la Corona británica hasta el día de hoy). El Rey Carlos III ordenó a los virreyes, capitanes generales y gobernadores que en la festividad de la Epifanía (6 de enero) reuniesen a las guarniciones y presidios y notificasen a los jefes y oficiales de sus ejércitos su regia felicitación por la Pascua. «Con el paso del tiempo, la festividad como tal fue adaptándose a las circunstancias políticas de cada época, pero conservando la característica de ser los subordinados los agasajados», informa el Cuarto Militar del Rey.