España

Iglesias dejó Podemos en rojo: 2,6 millones de pérdidas en un año

Los últimos resultados electorales y la merma de ingresos privados ahoga a la formación que está en números rojos

Podemos iniciará a partir de este domingo una nueva etapa en la que sus principales líderes apuestan por la reconstrucción y por dejar atrás la época protagonizada por Pablo Iglesias. Tanto desde el grupo parlamentario como desde la cuota morada en el Gobierno tienen la sensación de que ahora comienza una nueva forma de entender la política, sin menos ruido, y bajo el diálogo, aunque seguirán luchando con la misma fuerza para que el PSOE se avenga a cumplir el acuerdo de coalición. De hecho, hay varias promesas firmadas que todavía siguen encalladas, como la ley Trans, o la ley de vivienda, la subida del SMI o la derogación de la reforma laboral, entre otras.

Ione Belarra asumirá el control orgánico de la formación –tras disputar el liderazgo morado con los críticos Fernando Barredo y Esteban Tettamanti– bajo el reto de recuperar la sintonía con la militancia y con el fin de conseguir un partido fuerte en los territorios tras los malos resultados en Galicia, País Vasco y, hace un mes, en la Comunidad de Madrid. Esa es una de las «herencias» que ahora asume con gran entusiasmo Belarra y su equipo –conformado principalmente por mujeres–. Belarra cuenta con el aval mayoritario de todos los cargos orgánicos y también con el respaldo de la militancia. Prueba de ello es que multiplicó por diez los avales que consiguió Iglesias en 2020 en tan solo 24 horas, el pasado mes.

A parte de la «herencia» que lastra al partido en los territorios, Belarra si recibe una posición favorecedora en el Gobierno. Iglesias dejó todo muy bien atado. Su vicepresidencia en manos de Yolanda Díaz, entendiéndose como una manera de situarla en la mejor posición para aspirar a ser la próxima presidenta del Gobierno, como candidata de Podemos, un cargo que ella, de momento, todavía no ha aceptado. Y, por otro lado, nombrando como ministra de Derechos Sociales a Ione Belarra, dirigente de máxima confianza de Iglesias y que ha pilotado desde el minuto uno la negociación sobre la ley de la vivienda o, por ejemplo, la paralización de los desahucios.

Sin embargo, esta herencia, no coincide con la económica. Frágil y difícil de remontar a día de hoy. Si bien el partido todavía no ha actualizado sus cuentas al no publicar el balance del ejercicio de 2020 –Vox es el único partido que lo ha hecho– en el análisis realizado por LA RAZÓN de la cuenta de balance entre 2018 y 2019 demuestra que el partido se encuentra, hasta la presentación del actual balance al menos, en números rojos. La rendición de cuentas es, además, uno de los asuntos que más interesa a los rivales de Belarra en Vistalegre IV. Pedían conocer las cuentas de ingresos y gastos desde 2019 porque «no sabemos cuántas pérdidas tiene ahora mismo el partido tras la salida de Iglesias». Un escenario que contradice la bandera que enarbolaba en el pasado el partido, que se congratulaba en 2015 de estar a la cabeza en cuanto a la actualización de sus cuentas económicas y que exigía la misma receta al resto de partidos. Con el paso de los años, las cuentas acaban volviéndose menos transparentes. Si bien hace seis años era la primera fuerza política en realizar una auditoría externa de sus cuentas, ya no puede alardear de tal condición. Llevan desde 2017 sin realizarla.

Siguiendo con el análisis de sus cuentas, el partido registra en 2019 pérdidas de 2,6 millones de euros frente a un beneficio en 2018 de tres millones. Además, su deuda, a corto plazo se ha multiplicado en un solo año por seis. Hace tres años este concepto se situaba en los 435.987 euros, mientras que hace dos en los 2,7 millones de euros.

No son solo estos datos los que deben preocupar ahora a la nueva dirección –pendiente del resultado económico de 2020–. El batacazo electoral del partido en los territorios, síndrome de la perdida de conexión con el votante morado, puede leerse en el apartado económico referente a donaciones por parte de los militantes y en la reducción de aportaciones de cargos institucionales –que puede explicarse en la reducción de escaños en el Congreso y en el Parlamento Europeo del partido–. Las aportaciones de cargos públicos se redujeron en 952.022,83 euros (2,8 millones en 2018 y 1,9 en 2019) y las cuotas y donaciones en 192.201,86 euros (984.850,24 euros en el año inicial y 792.648,38 y 984.850,24 en el posterior), que corresponden a cuotas de afiliados y donaciones. En general, los ingresos de origen público (subvenciones, aportaciones de grupos institucionales y imputación de subvenciones para gasto de seguridad) también se vieron reducidos en 4,1 millones de euros y los ingresos de origen privado (ingresos de afiliados y de cargos públicos y donaciones y legados) se mermaron en 1, 2 millones.

En cuanto a subvenciones electorales, en 2019, el partido se dejó en las elecciones de abril, municipales, autonómicas y europeas 12,5 millones de euros en ayudas públicas respecto a lo que hubieran percibido en el caso de haber logrado mantener sus anteriores números.

En 2020, tras el batacazo electoral en Galicia, donde los morados perdieron el total de sus diputados, la merma económica fue total. En las últimas elecciones recibieron cerca de 454.000 euros, al no obtener en los comicios ningún diputado, no recibieron subvención ninguna.

Por otro lado, en Madrid, los malos resultados del 4-M, le arrojaron tan solo un crédito de 668.000 euros al año. El partido había logrado 1,7 millones de euros en microcréditos -aportaciones voluntarias de los militantes-. Esto significa que el partido arroja un saldo negativo de casi 1,2 millones para devolver ahora a sus inscritos.


Las cifras

2,6
Millones
Son las pérdidas del partido en 2019 frente a un beneficio en tres millones de euros en 2018.
435.987
Euros
Era la deuda hace tres años. En 2019 se situó en 2,7 millones de euros, es decir, se multiplicó por seis en solo un año.
1,2
Millones
Se redujeron los ingresos de origen privado (ingresos de afiliados y de cargos públicos y donaciones y legados), según las últimas cuentas.