Suspenso en igualdad

Podemos ha fichado a más hombres que mujeres desde su nacimiento

Belarra hereda de Iglesias un partido que tiene como reto frenar la oleada de violencia machista en España y que no predica con el ejemplo a la hora de contratar a su personal

Los dirigentes de Podemos Noelia Vera, Ione Belarra, Isa Serra y Lilith Vestrynge, el pasado mayo en la celebración de Vistalegre IV
Los dirigentes de Podemos Noelia Vera, Ione Belarra, Isa Serra y Lilith Vestrynge, el pasado mayo en la celebración de Vistalegre IVRicardo RubioEuropa Press

Feminizar la política a base de discursos que recogen las reivindicaciones históricas de los colectivos feministas que llevan años luchando por conseguir esta necesaria igualdad entre hombres y mujeres. Es la máxima que Podemos se ha marcado como reto inmediato. Llevar la paridad a las empresas e instituciones públicas y acabar así con el techo de cristal que afecta a las mujeres. Esta es la bandera que los morados llevan tatuada en su ADN, pero también su propia contradicción. El partido que hoy pilota el Ministerio de Igualdad y que tiene como reto frenar la oleada de violencia machista en España no predica con el ejemplo a la hora de contratar a su personal. Si bien la dirección de Podemos, tras la salida de Iglesias, está capitaneada por mujeres, no ocurre lo mismo dentro de la formación.

La memoria económica de 2020 publicada por el equipo de finanzas y transparencia de Podemos refleja que siguen suspendiendo en feminismo. El partido encadena desde su nacimiento contratando a más hombres que mujeres. Según estas cuentas, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2020, de los 244 trabajadores que tiene a sueldo la formación, 130 son hombres y 114 mujeres. Es decir que, el número de mujeres no llega al 50%. De ellas, 67 trabajan dentro del partido, 38 en el grupo parlamentario y nueve dentro del Parlamento Europeo.

En el ejercicio correspondiente a 2019, el 53,7 por ciento de los trabajadores que conformaban Podemos eran hombres (129), frente al 46,2 por ciento (111) que eran mujeres. Unos datos que lejos de ser un escenario excepcional se repiten año tras año desde el nacimiento de Podemos en 2014. El año que el partido contó con más trabajadores fue en 2018, y también el que arrojó un déficit preocupante en este sentido. De los 475 trabajadores, 259 eran hombres y 216 mujeres, o lo que es lo mismo 43 hombres más que mujeres. Cifra también preocupante en 2015, cuando de los 309 trabajadores del partido, solo el 42,7 por ciento eran mujeres.

Los morados reconocieron en 2019 en su informe de control interno estas deficiencias. «Hemos de ser capaces durante los próximos ejercicios de crear mecanismos que mejoren los ratios obtenidos, además de diseñar medidas innovadoras que, en materia de igualdad, hagan de Podemos un entorno laboral ejemplar». Sin embargo, hasta ahora esta preocupación no se ha plasmado de manera práctica.

Las proclamas a favor de la necesaria feminización de la vida política y social han sido constantes por parte de la formación. Ahora, tras la era encabezada por Pablo Iglesias, se han identificado. Si bien estas cuentas no pueden ser un examen para la nueva líder del partido, la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, será el próximo balance, el correspondiente al 1 de enero a 31 de diciembre de 2021, el termómetro para comprobar si la nueva dirección morada ha puesto freno a esta situación con unas cuentas que demuestren un cambio significativo que arroje unos datos en los que se demuestre que el 50 por ciento de los puestos de trabajos del partido son ocupados por mujeres.

Otro de los problemas que debe remediar el partido es el de la precariedad dentro de su propia casa. Un asunto que se encuentra en solfa tras las exigencias de los morados a los socialistas en Moncloa para derogar la reforma laboral del Partido Popular. Será la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, y líder de Unidas Podemos, quien siga dando la batalla en este sentido. Según el análisis de sus cuentas, de los 244 trabajadores del partido 158 han contado con contratos temporales y solo 86 han gozado de un contrato indefinido. Es decir, que el 64,7 por ciento de los empleados morados son precarios. Un modelo que también se repite en el tiempo. En 2019, de los 240 trabajadores, el 57,9 por ciento contaban con un convenio temporal, mientras que solo el 42 por ciento eran indefinidos. En 2018 el partido elevó la marca y hasta el 69 por ciento de los 475 contratados entonces contaban con nóminas inestables.