Tensión
Yolanda Díaz-Pablo Iglesias: primera pugna por el adelanto electoral
El exvicepresidente presiona con la inminencia de las urnas para que cierre ya su plataforma y ella rechaza «especulaciones»
El fin de semana de las «Otras Políticas» en Valencia dejó todo tipo de repercusiones políticas en los diferentes sectores de la izquierda. La escenificación de unidad no solo interpelaba al líder de Más País, Íñigo Errejón, sino que se trataba de un aviso claro a la formación que quiere ser la «nave nodriza» del nuevo frente amplio que liderará Yolanda Díaz, Podemos. Ante la posibilidad de que los morados acaben marginados en esta nueva alianza, el ex vicepresidente Pablo Iglesias ha decidido agitar el fantasma del adelanto electoral para presionar a la vicepresidenta con el fin de que consolide su proyecto político.
Y es que la cita en Valencia se saldó sin referencia alguna al partido morado y en la que la ausencia de los pesos pesados de Podemos –las ministras Ione Belarra e Irene Montero no estaban invitadas–, así como las 48 horas que tardó en reaccionar la dirección para saludar el «pistoletazo de salida» de Díaz, dejó patente el estado de nerviosismo que se vive a día de hoy en el cuartel general morado. Si bien en público, todos los dirigentes avalan el liderazgo de la vicepresidenta y la sitúan como su única apuesta para presentarse a las elecciones, en privado existe la sensación de que ésta debe mover ficha pronto y mostrar sus cartas para ponerse a trabajar bajo el mismo son para preparar esa candidatura con la que los morados pretenden ser primera fuerza.
El partido es consciente, sin embargo, de que no deben ser ellos quienes instalen el marco en los medios de que presionan a la vicepresidenta para que de pasos inmediatos sobre el nuevo «frente amplio», y es por ello que irrumpe la figura del ex vicepresidente en su nueva faceta de analista político.
Sin las ataduras de tener que dar explicaciones por sus manifestaciones, el ex líder de Podemos aprovecha los micrófonos para mandar recados directos a la vicepresidenta que lidera ahora la cuota morada en la coalición. Con ese fin, el mismo lunes abrió un debate que descolocó totalmente a todos los cuadros morados, por inesperado. Azuzó, desde las tertulias en las que participa, el fantasma de un adelanto electoral en 2022 con el fin de presionar todavía más a la vicepresidenta para que apure en la consolidación de su proyecto. Según el análisis del ex vicepresidente, es posible que el presidente del Gobierno pulse el botón rojo para adelantar las elecciones generales con el fin de evitar el rearme político a su izquierda.
Un análisis que divide ya a la formación. Si bien el lunes se apresuraron a alejar este escenario, «por parte de Unidas Podemos no va a haber adelanto electoral», contestaron, este martes el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, apostó por mimetizarse con el planteamiento de su ex líder. «No haría de menos la capacidad predictiva de Pablo Iglesias, que ha demostrado ser un analista político brillante y cuando opina hay que escucharle con atención», advirtió para después asegurar que su formación trabajaría por «agotar la legislatura». También desde la parte socialista del Ejecutivo se rechaza esta eventualidad y se reivindica su «solvencia absoluta» para acabar el mandato y dar «serenidad y tranquilidad». «La estabilidad política es importante para el desarrollo económico. La prioridad es dar estabilidad política para que sobre esa estabilidad se genere crecimiento económico», señalan desde Moncloa, mirando al futuro con el fin de consolidar la «recuperación justa» que proclaman.
La propia vicepresidenta segunda hizo suya esta estrategia y trató de zanjar por completo la polémica desde la mesa del Consejo de Ministros. Consciente del mensaje que se esconde tras las palabras de Iglesias, un claro desafío del ex líder morado que busca proteger su marca, quien rehúsa de dar protagonismo a los partidos en sus planes. La vicepresidenta rehusó entrar en el marco que le imponía Iglesias y se limitó a exhibir su gestión al frente del Ejecutivo, dejando al margen cuestiones de partido. «Vamos a hacer tres cosas: gobernar, gobernar y gobernar. El resto de especulaciones no le competen al gobierno de España», señaló desde la mesa del Consejo de Ministros, un foro que no es casual. Ante esta declaración contundente de la vicepresidenta, horas después, Iglesias hizo oídos sordos a la advertencia del Gobierno para tratar de cerrar este debate y volvió a insistir en la idea desde una conferencia en la Biblioteca Blanquerna. “Hay que estar preparados para que la convocatoria de elecciones pueda ser en cualquier momento”, dijo .
En Moncloa vuelven a dar espacio a Díaz para que articule su espacio, tras las fricciones por la reforma laboral, y rechazan que Sánchez esté valorando un adelantó electoral. Tanto el presidente como la vicepresidenta necesitan tiempo para articular sus proyectos.
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