Recusación

Puigdemont consigue dilatar los plazos de Llarena, pero no frenará su detención

El magistrado del Tribunal Supremo, que iba a contestar al TGUE, necesita resolver primero su recusación para seguir al frente del ‘procés’

El Juez Pablo Llarena sale del Tribunal Supremo.
El Juez Pablo Llarena sale del Tribunal Supremo.Cristina BejaranoLa Razón

El expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, continúa su recorrido judicial para tratar de salvarse del banquillo que le espera en España para ser juzgado por el “procés”. El último paso le ha llevado a recusar al magistrado instructor de su caso en el Tribunal Supremo Pablo Llarena. Una zancada que le permite ahora dilatar los procesos, pero que según las fuentes consultadas en el alto tribunal, no varía un ápice su situación: si pisa territorio español será detenido.

La defensa del expresident fugado, que ejerce Gonzalo Boye, se dirigió a Llarena dos veces en tres días la pasada semana. La primera para preguntarle si había quedado suspendida la orden de detención, después de que el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) hubiera rechazado devolver la inmunidad a Puigdemont alegando que la euroorden no está activa en este momento. Y la segunda, dos días después, directamente para apartarlo del procedimiento porque, según su escrito, ha perdido la imparcialidad tras haber recibido y recogido unos premios “nacionalistas” españoles.

Esto ha trastocado un poco la hoja de ruta que el magistrado estaba siguiendo porque ahora el primero de los papeles que tiene que resolver consiste en aclarar su propia postura sobre la recusación. Llarena había mandado a traducir el auto de diez páginas que recibió el 26 de noviembre de la Justicia europea. Quería analizar con todos los matices la contestación del TGUE para poder nutrir la respuesta en la que, además, buscaba no demorarse mucho. El juez también tenía en su agenda otra contestación similar al propio Puigdemont para aclarar el tema de las euroórdenes.

Sin embargo, tras la recusación la prioridad es solucionar primero esto. Si Llarena fuera apartado del “procés” habría que nombrar a un nuevo instructor, algo que dentro del Tribunal Supremo no se ve con buenos ojos. Creen que la estrategia del catalán busca reunir cuantos más argumentos posibles de cara a la justicia europea estirando hasta el extremo los límites del derecho español. En sintonía con este objetivo ha recusado también a otros dos magistrados -Enrique Arnaldo y Concepción Espejel- en el Tribunal Constitucional, pero es que a sus espaldas lleva ya 11 recusaciones a jueces en estos 3 años.

Mientras se solucione la legitimidad de Llarena para seguir al frente, éste no puede dar ningún paso así que la contestación a Europa tendrá que esperar. Si bien, estas fuentes apuntan a que hay algo seguro que es que si a Puigdemont se le ocurre venir desde Bélgica no pasarán horas hasta ser detenido. Señalan que lo que ha dicho el TGUE, que evidencia la falta de sintonía entre las resoluciones españolas y las europeas, no influye en nuestro ordenamiento en tanto que aquí el expresident tiene un procedimiento abierto del que no puede zafarse. Hecho distinto es que viaje a otro de los Veintisiete que, a juzgar por la resolución europea, sí podría hacerlo sin temer por su libertad.

Los tiempos de la recusación

Tanto Puigdemont como los otros tres exconsellers huidos, Clara Ponsatí, Lluís Puig y Toni Comín, consideran que es incompatible que el juez haya recibido un galardón de la Fundación Viillacisneros con que pueda encabezar la investigación. Dicen que es una asociación que ha reclamado públicamente el encarcelamiento del expresident, que ha jaleado el grito “¡Puigdemont a prisión!” y que, además, tiene en su lista fundacional a Hermann Tertsche, un político de Vox que es acusación popular en la causa del ‘procés’.

Para la defensa no cabe duda de que haber aceptado este distintivo compromete su imagen de objetividad. Esta semana se espera que se posicionen las partes, tanto el propio partido político como la Fiscalía y, luego, será Llarena el que motive si debe o no dar un paso a un lado. Si se decidiera seguir adelante con la tramitación, algo que no se descarta para impregnar de garantías el proceso, se nombraría a un magistrado instructor dentro del alto tribunal. Y en ese período habría un tercer magistrado instructor de forma provisional al frente del “procés” por si hubiera que tomar cualquier decisión urgente.

Una vez se analicen los motivos por los que Puigdemont ha decidido la recusación, la resolución final quedaría en manos del pleno del Tribunal Supremo en un plazo de diez días.

Después, Llarena (si todo sigue igual) seguiría adelante con su plan de contestar al TGUE teniendo ya sobre su mesa la pertinente traducción. El Tribunal europeo rechazó devolver de manera cautelar la inmunidad europarlamentaria a Puigdemont al considerar que la orden de detención y entrega emitida contra él está suspendida en toda la Unión Europea mientras se resuelve otro fleco que está pendiente en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Una cuestión perjudicial que también presentó Llarena sobre los límites de un país para entrometerse en la jurisdicción de otro Estado miembro.

La justicia europea considera que el episodio ocurrido en Cerdeña cuando Puigdemont fue detenido en el aeropuerto, pero luego quedó en libertad hasta que se resolvieran los otros aspectos judicializados viene precisamente a confirmar que no hay riesgo de que un país lleve a término la detención. Estos hechos, según el vicepresidente del TGUE, ratifican que no hay un peligro “grave” de que Puigdemont sea arrestado.