Isabel Díaz Ayuso
Ayuso mantiene todos sus actos, salvo los organizados por el PP
Se somete a la norma de Génova solo en el ámbito orgánico y el viernes irá a un concierto de Raphael
La crisis del PP de Madrid sigue avanzando hacia un punto de no retorno. Las diferencias entre Génova y el equipo de Isabel Díaz Ayuso sobre la anulación de las cenas y eventos de Navidad, con la justificación de la incidencia de la pandemia del coronavirus, pueden ser la gota que colme el vaso. Génova ha empezado a utilizar a sus dirigentes más afines para contestar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, quien no ha ocultado, por otra parte, su malestar debido a la imposición de la dirección nacional de anular estos actos. Aceptó la orden, pero porque donde hay patrón, no manda marinero, según explicó.
Pero Ayuso se somete a la norma en el ámbito orgánico, es decir, en los actos que están organizados por el PP, y, al mismo tiempo, mantendrá una intensa agenda durante las próximas semanas, sin que tenga previsto cancelar ninguno de los actos ya planificados por la situación sanitaria. Al contrario, en coherencia, dicen, con su lema de «Madrid no se cierra». El próximo viernes tiene previsto asistir al concierto de Raphael en el Wizink Center.
Los teatros, cines y demás actividades siguen abiertas. Ayuso ya se ha dejado ver en otros conciertos de lleno total en el antiguo Palacio de Deportes de Madrid, en un gesto de apoyo al mundo de la Cultura. Sin embargo, su imagen del próximo viernes tendrá un valor muy simbólico, porque se producirá en un contexto que ha dado lugar a que se interprete que la dirección nacional está cuestionando su política sanitaria.
Decisión arriesgada
Estas diferencias no son nuevas porque ya se dejaron sentir en pleno proceso de desescalada tras el primer estado de alarma. Entonces, Ayuso tomó su propio camino, limitando las restricciones, y sin someterse al criterio no ya del Gobierno de Pedro Sánchez, sino de los demás presidentes autonómicos del partido. Aquella fue una decisión muy arriesgada, como hoy reconocen en su entorno, que pudo salir mal, pero que en base a sus criterios sanitarios acabó saliendo bien.
Ese éxito consolidó su liderazgo y fue el golpe que la empujó hacia la victoria en las elecciones autonómicas. Su política fue cuestionada a nivel nacional y también desde algunas baronías territoriales, pero el resultado de la gestión y, sobre todo, de las elecciones, hizo que se callaran todas las bocas.
Ayuso no permite injerencias en su ámbito de gestión y en su equipo creen que la prohibición de las cenas se debe a que en Génova molestaba su actividad de partido y no querían que la utilizara para hacer campaña ante el próximo congreso que se celebrará en junio.
En la dirección del partido acusan a Ayuso de construir su personaje utilizando la confrontación con Pablo Casado, igual que lo ha hecho con Pedro Sánchez. Dicen que «desautoriza» al líder nacional y le «ningunea», y que su comportamiento «la inhabilita» para ser presidenta del PP de Madrid.
En clave orgánica, y a diferencia de lo que ha pasado con la pandemia, la presidenta sí se ha ganado el apoyo de algunos presidentes autonómicos. Ayer, en un Foro autonómico organizado por LA RAZÓN, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, puso sentido común en la crisis e intento enfriar la tensión. Según explicó en relación a la cancelación de cenas navideñas, «cada uno tiene que actuar en función de sus responsabilidades», al tiempo que pedía prudencia y «tener tranquilidad en este tipo de situaciones». Y sobre Casado y Ayuso, reconoció que siempre ha visto «normalidad entre ellos». «Quiero quitar hierro a este asunto», sentenció el presidente castellanoleonés.
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