Terrorismo

David Pla, la prueba de que la “marca” ETA no ha desaparecido

Malestar en las unidades antiterroristas por lo que se considera una nueva cesión del Gobierno a EhBildu “mientras se cesa a los que lucharon contra la banda”

David PlaMAIALEN ANDRES14/12/2021
David PlaMAIALEN ANDRES14/12/2021MAIALEN ANDRESMAIALEN ANDRES

David Pla es la prueba, por si faltaba alguna, de que la marca ETA no ha desaparecido, que los que pertenecieron a ella o la apoyaron, la siguen reconociendo como una referencia y, en definitiva, un blanqueamiento de la organización terrorista. Todo un símbolo para las bases de lo que hoy es la formación continuadora del brazo político de la banda y un duro golpe para las víctimas y los que lucharon contra la organización criminal, algunos de los cuales han sido cesados “sin pudor y justificación”.

Puede parecer un detalle sin importancia, pero la tiene. ETA escenificó, con excelentes resultados “políticos”, una entrega de las armas (no todas); el fin de las actividades criminales, con sucesivas declaraciones posteriores a mediáticas conferencias internacionales, pero su siniestra marca ahí sigue. Sus responsables nunca dijeron que había dejado de existir y el comportamiento de los que pertenecieron a la misma, con la falta de colaboración con la Justicia para esclarecer los crímenes cuya autoría se desconoce y la falta real de empatía hacia las víctimas, son pruebas de ello.

Que David Pla vaya a formar parte de la dirección de Sortu, partido de referencia de EhBildu, es la “tarjeta de visita” que los de Arnaldo Otegui presentan a la sociedad española para dejar claro que el pasado es presente, que ETA protagonizó una lucha “por los derechos del pueblo vasco” que, ahora, por razones tácticas, se tratan de conseguir por otros medios, pero sin renuncian nunca a los fines estratégicos de independencia en el marco de una república socialista.

La incorporación del que fuera uno de los últimos cabecillas de ETA, negociador frustrado con el Gobierno socialista, es, a la vez, una especie de puñetazo en la mesa para formalizar esa reivindicación del pasado y, a la vez, dejar claro al Ejecutivo de Sánchez que Sortu, socio preferente y necesario para que pueda concluir la legislatura, sigue por sus derroteros, sin ningún tipo de concesión a posturas moderadas o conciliadoras.

Hay pocas dudas de que los socialistas no van a poner peros a seguir negociando con la presencia de Pla en la palestra.

A este respecto, según fuentes consultadas por LA RAZÓN, las unidades que han luchado contra ETA ven en todo esto otra cesión más del Gobierno Sánchez, que permite dicho blanqueamiento y “le queda pendiente un reconocimiento en regla a los policías y guardias civiles que lo dieron todo contra la banda terrorista y consiguieron derrotarla, a pesar de las interferencias de las negociaciones de los ejecutivos socialistas en Oslo y Zurich”. “Se permite lo de Pla y se cesa sin pudor y sin justificación a dos de los mejores artífices de la lucha contra ETA”, en referencia a los coroneles de la Guardia Civil Manuel Sánchez Corbí y Diego Pérez de los Cobos, subrayaron

La incorporación de Pla a la dirección de Sortu es como el viaje de vuelta que algunos hicieron de ida, prueba de que la banda y su brazo político eran una misma cosa, como han acreditado sentencias de los tribunales.

Hay más casos, pero por citar uno. Felipe San Epifanio, “Pipe”, llegó a ser responsable del “comando Barcelona” tras haber formado parte de la “mesa nacional” de Herri Batasuna en los años noventa y condenado a más de 200 años por diversos atentados. Los otros miembros de la célula criminal eran Gregorio Vicario Setién y Dolores López Resina, “Lola”.

Al comando se le imputaron varias acciones criminales, como la explosión de dos bombas en dos restaurantes del Puerto Olímpico barcelonés o el asesinato a tiros en 1994 del coronel Leopoldo García Campos en el barrio barcelonés de Sants. Tuvo la “mala suerte”, buena para el resto de la población, en especial los catalanes, que dos agentes de la Policía, uno de los cuales había pertenecido al GEO, le reconocieran en un bar situado cerca del puerto barcelonés y le redujeran de manera contundente. Está ya en libertad, tras haber cumplido condena y recibido, a la salida de la cárcel, con todos los “honores”.

Está por ver la aportación que Pla puede hacer a Sortu y, por ende, a EhBildu, pero lo que está claro que siempre será visualizado como un jefe de ETA sentado en la mesa de la dirección política de estas formaciones.

Y entre la población joven vasca que se mueve en los entornos proetarras; la imagen de que haber pertenecido a la banda, lejos de ser un demérito, pese a su carácter delictivo, se premia con un reconocimiento político.

Habrán renunciado a los “ongi etorris” (recibimiento a los presos en sus lugares de origen, pero jalean al jefe del “aparato político cuando va a declarar en los tribunales); habrán realizado un reconocimiento del “dolor causado”, pero, a la postre, dejan claro que no renuncian a su pasado. La marca “ETA” sigue viva y Pla, con su ascenso a los “altares” abertzales, es la mejor prueba de ello.