España
La viga maestra
No debe hablar un Rey de lo que otro Rey quizá deba explicar
Avanzaba el discurso de Nochebuena del Rey sin que descubriéramos ninguna arista, ningún motivo para que los que siempre atacan las palabras del Jefe del Estado pudieran encontrar un resquicio por el que verter sus críticas. Todo parecía razonable y políticamente correcto. Sociedad en tiempos de cambio (…) responsabilidad ciudadana (…); valores cívicos (…) para construir un nuevo futuro… Nada que pudiera hacer bola en la cena navideña de los republicanos o antimonárquicos. Y de repente se coló la palabra. Un decir, pues nunca se cuela nada en el discurso real.Y habló de la Constitución.
Es verdad que vino precedida de algo que me gustó especialmente. De la alusión a la responsabilidad que tienen las instituciones –todas dijo el monarca– de respetar y cumplir las leyes. Habló también de «integridad pública y moral». Un contexto que no es gratuito. En un país donde la corrupción ha campado a sus anchas y ha salpicado incluso a la propia Corona, no está de más recordar la obligación de todos con ese empeño. Pero eso fue solo el aperitivo.
Tres veces tres se refirió a la Carta Magna. Y ninguna fue banal. La segunda vez la unió a los años de democracia y a los consensos que sucedieron tras su aprobación. «Cuatro décadas de libertad» –dijo– y recordó el sacrificio de tantas personas que se involucraron en aquel momento. Me gustó especialmente esta referencia pues la hacía alguien que no votó la Constitución, y sabemos que hay políticos, incluso partidos políticos que dicen no respetarla porque ellos no la votaron, como si la hubieran aprobado unos neandertales que hoy ya estuvieran extinguidos.
Pero la traca final fue la mejor. La tercera referencia a la Carta Magna fue para reconocer algunos otros de sus éxitos: unidad frente a la división y respeto frente al rencor. Y la definió como «la viga maestra» que sustenta todo el edificio. Naturalmente pidió para ella respeto y lealtad pero definirla como garante de esa unidad que los socios y partidos que apoyan al Gobierno discuten me pareció toda una campanada navideña. Ya empiezan a decir los portavoces de guardia de los partidos independentistas que el Rey se excedió en sus atribuciones. Pura ignorancia. El Rey –y el Gobierno que obviamente conocía el discurso– están dibujando y recuperando –me atrevo a decir– la Ley Fundamental sin la cual no puede existir ni convivencia ni respeto.
Por eso creo, a partir de estas palabras, que se dibuja un nuevo escenario en esta segunda etapa de la legislatura.Una vez aprobados los Presupuestos, el discurso del Gobierno va a dejar de ser la reforma constitucional –imposible además por la oposición del PP– y se va a centrar en Europa y los fondos europeos, recordados por cierto también por el monarca, y que teñirá de pragmatismo lo que antes solo era ideología para poder gobernar con Unidas Podemos y recibir los apoyos del independentismo vasco y catalán. Alguien pensará que voy muy lejos pero, como he señalado más arriba, el Gobierno revisa y consensua las palabras de Felipe VI. Veremos los movimientos de los próximos días. Y algo más para terminar.
Los que esperaban alguna referencia o censura a Juan Carlos I por parte de su hijo se quedaron con las ganas. No debe hablar un Rey de lo que otro Rey quizá deba explicar. Y tampoco creo que sea el discurso de Navidad el momento para hacerlo. Pero para los que insisten, me permito aventurar que quizá sea el anterior soberano el que muy pronto de explicaciones si cree que debe darlas. Y así de paso nos evitamos interpretaciones y alusiones de terceros que, hasta donde yo sé, jamás han salido de labios de don Juan Carlos. Felipe VI sí habló de lo que tenía que hablar: de la convivencia y la responsabilidad. Y de esa viga constitucional que ha sostenido todos estos años, a pesar de los pesares, nuestra democracia.
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