Mensaje de Navidad
Felipe VI exige lealtad a la Constitución
Demanda «respeto» institucional, además de «integridad pública y moral» y llama a confiar más «en nuestras propias fuerzas como nación»
La Casa de S. M. el Rey ha tenido que resolver una complicada papeleta creada a lo largo del año bajo tres premisas principales: el goteo de titulares provocados por Don Juan Carlos –con archivo del Fiscal de Suiza y próximo frente judicial en enero– y las especulaciones sobre cómo será su posible regreso de Emiratos, además de la estrategia de los independentistas y de las formaciones de extrema izquierda que buscan desgastar la Corona como paso previo a la consecución de su objetivo confeso de tumbar el sistema constitucional en España.
Por ello, en el Mensaje de Navidad que pronunció Felipe VI se hizo un llamamiento a la unidad, a la esperanza y al futuro. «Confiemos en nuestras propias fuerzas como nación», dijo.
El Rey dedicó sus palabras iniciales a los viven una situación «tan difícil y dolorosa» en la isla de La Palma debido al volcán que les ha dejado, desde hace tres meses, «sin hogar y sin modo de vida». «Tenéis nuestra solidaridad y contáis con el trabajo y el apoyo de todas las administraciones para que podáis reconstruir cuanto antes vuestras vidas».
Un año después del inicio de la pandemia, y en unas circunstancias en las que el pico de contagios sigue creciendo en los últimos días, el monarca recordó el «gran esfuerzo colectivo» que se ha hecho contra la Covid con la esperanza puesta «en la ciencia y las vacunas». Con «toda la prudencia», destacó que la situación es diferente a la de 2020 ya que «hemos avanzado sustancialmente» gracias al avance en la vacunación, pero, advirtió: «Estamos viendo que el virus todavía tiene la capacidad de hacernos daño» y, por tanto, «el riesgo no ha desaparecido», ya que «se transmite muy rápido»; por lo que instó a todos a «tener cuidado, protegernos y actuar con la mayor responsabilidad individual y colectiva». También recordó la situación económica y social que padecen las familias desde que irrumpió la pandemia. Pegado a la realidad que sufren en millones de hogares, donde «ha aumentado el número de personas que sufren situación de vulnerabilidad», se refirió a la preocupación de las familias «por la subida de los precios, el coste de la energía o la dificultad de encontrar un empleo estable», en especial entre los más jóvenes.
A pesar de encontrarnos en una situación «difícil», Felipe VI pidió no dejarse llevar por el pesimismo, ni caer en el conformismo: «Debemos reaccionar, asumir las transformaciones, adaptarnos al cambio teniendo claro nuestros objetivos y prioridades como país».
La parte central del Mensaje del Rey fue una cerrada defensa de la España constitucional y una exigencia de lealtad a la Carta Magna y a lo que representa y, al igual que hizo en su discurso del año pasado, demandó «respeto» institucional, además de «integridad pública y moral».
«Debemos tener siempre presente los intereses generales y pensar en los ciudadanos; en sus inquietudes, en sus preocupaciones, estar permanentemente a su servicio y atender sus problemas». Por ello, llamó a estar «en el lugar que constitucionalmente nos corresponde; asumir, cada uno las funciones que tenemos encomendadas; respetar y cumplir las leyes y ser ejemplo de integridad pública y moral».
En un tiempo en el que la fragmentación política no logra ponerse de acuerdo ni para renovar en su totalidad los órganos constitucionales, el Rey puso en valor la importancia del «entendimiento y la colaboración»como «actitudes necesarias que dignifican las instituciones» y la «fortalecen» porque «generan la confianza en los ciudadanos». «Las diferencias de opinión no deben impedir consensos que garanticen una mayor estabilidad, mayor bienestar en los hogares y den la necesaria tranquilidad a las familias ante su futuro».
También instó a la sociedad a desempeñar un «papel esencial» en estos tiempos de cambio. Recordó cómo, los últimos cuarenta años vividos «nos ha forjado como una sociedad fuerte, responsable y enormemente solidaria».
«Si sabemos a dónde nos queremos dirigir, también debemos ser conscientes de dónde venimos», indicó el Rey para volver a reivindicar la Constitución como el «gran proyecto de transformación» la que, dijo, «nos integra plenamente en las modernas democracias, cuyo espíritu nos convoca a la unidad frente a la división, al diálogo y no al enfrentamiento, al respeto frente al rencor, al espíritu integrador frente a la exclusión; nos convoca permanentemente a una convivencia cívica, serena y en libertad». Subrayó cómo, la Carta Magna ha sido «la viga maestra que ha favorecido nuestro progreso, nuestra convivencia frente a las crisis serias y graves» por lo que «merece por ello respeto, reconocimiento y lealtad».
Asimismo, ensalzó el papel de la UE donde, subrayó que «nuestro futuro como país» va de la mano de ella destacando los valores democráticos que compartimos con nuestros socios europeos lo que «nos ofrece un marco de estabilidad, seguridad y confianza».
Para finalizar, Don Felipe lanzó un mensaje de esperanza, porque «no podemos quedarnos atrás, sería retroceder» y animó a seguir hacia delante, «la Historia nos enseña que los españoles hemos sabido reaccionar y sobreponernos a la adversidad» y afirmó que el futuro exige «responsabilidad, voluntad de colaborar y entendernos».
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