Asalto de ganaderos
Lorca, ¿«efecto Capitolio»?
Los expertos enmiendan a Podemos y desvinculan la protesta «puntual» de los ganaderos de los sucesos violentos en EE UU. La formación morada veía sin embargo el «rodea el Congreso» como «jarabe democrático»
El pasado lunes, un grupo de ganaderos asaltó, de manera violenta, el centro de Desarrollo Local de Lorca. Una situación que obligó a suspender el Pleno municipal en el que se iba a debatir una modificación del Plan General de Ordenación con nuevas restricciones legales para la construcción de granjas intensivas. Dos horas antes, los ganaderos, convocados por la Asociación de Empresarios de la Ganadería de la Región de Murcia (Acega), se habían concentrado con turismos y tractores en el recinto ferial de Huerto de la Rueda. A su llegada al centro, explicaron que rechazaban los cambios normativos que incluyen la prohibición de construir nuevas granjas a menos de 1.500 metros de núcleos urbanos de pedanías, de centros escolares y sanitarios, a 500 de cursos de agua y a 100 metros de ramblas. Mientras, medio millar de ganaderos rodearon el edificio, rompieron el cordón policial y asaltaron el inmueble al grito de «vamos a quemar el edifico». Así hasta que la Policía logró reducir y expulsar a los asaltantes.
El altercado corrió como la pólvora y pronto llegaría una cascada de reacciones políticas. La condena fue unánime, pero dispar y, analizada días después, fue utilizada por algunas formaciones para atacar a otras, o para sus intereses partidistas. Desde el PP se condenó cualquier actitud violenta porque no se podía «violentar» un Pleno municipal, en palabras del propio Pablo Casado. Vox en la región solicitó que no se iniciasen acciones legales contra los ganaderos porque lo ocurrido «era un reflejo de la desesperación que está viviendo el sector». Desde Podemos se comparaba el altercado con el asalto al Capitolio en Estados Unidos. «La extrema derecha ya tiene su versión porcina del asalto al Capitolio», repetían para acusar a PP y Vox de llevar «semanas alentando campañas de bulos y desinformación».
No es la primera vez que en España vivimos ataques a las instituciones democráticas que cuentan con parecidos razonables a la toma violenta del poder legislativo en EE UU. El asedio al Parlament por los CDR en 2018 fue un claro intento de subversión del orden constitucional. En 2011, parte del Govern, encabezado por Artur Mas, tuvo que acceder al pleno de los Presupuestos en el Parlament en helicóptero por el movimiento indignado. El «rodea el Congreso» en 2015 en Madrid también buscaba el mismo objetivo contra un recién elegido gobierno y legitimado en las urnas.
Lo llamativo es que ahora, Podemos, el partido que no ha condenado los altercados sucedidos en Cataluña o en Madrid –donde fue su mayor valedor– contra instituciones del Estado y contra representantes públicos, sí censura la violencia en Lorca y la equipara a la catástrofe contra la democracia ocurrida hace un año en el país norteamericano. Además, por sus declaraciones, la usa para atacar a los partidos que se sitúan en el polo opuesto a sus convicciones ideológicas. El exlíder de Podemos aprovechó para incidir en esa tesis. «Lo de Lorca parece la España cutre, la versión Hacendado del asalto al Capitolio», dijo. ¿Qué diferencia hay entre las manifestaciones frente al Congreso cuando se producía la investidura de Mariano Rajoy en 2016 y la entrada violenta mientras se celebraba una votación en Lorca?
Los expertos jurídicos consultados destacan que cualquier ataque a instituciones democráticas es un intento de «quebrantar el principio de inviolabilidad parlamentaria», que en todos los ordenamientos jurídicos es «sagrado». «Cuando algunos ciudadanos pretenden ejercer el poder político por sí mismos y al margen de las instituciones, vamos hacia el predominio de la coacción y de la violencia y es inaceptable», destaca Carlos Flores, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Valencia.
Este tipo de acontecimientos también tienen una vertiente política. ¿Está la sociedad polarizada o contagiada de la crispación política? Los expertos en comunicación política discrepan sobre una similitud del episodio en Lorca con el asalto al Capitolio porque «los partidos no han legitimado la violencia», según Manuel Mostaza director de Asuntos Públicos de Atrevia, para quien el escenario de crispación política no ayuda. «Está claro que es un ataque a la democracia, pero –Lorca– es una cuestión puntual», apunta Eduardo González Vega, profesor de la Universidad Camilo José Cela (UCJC). Según su análisis, cada político trata de «encuadrar los hechos desde su punto de vista» –para obtener su rédito político–. «Esta creciendo la polarización y juegan con ello, tanto desde la derecha como desde la izquierda». En este análisis podemos ver a la perfección el comportamiento del partido morado. Ahora equiparan los sucesos en Lorca con el capitolio, pero no condenaron otros ataques contra instituciones públicas. Según el experto, esto ocurre porque “defienden su propia postura e interés en cada situación antes que los hechos independientemente de los autores”.
Juan Carlos Jiménez Redondo, profesor de Sociología de la Universidad CEU San Pablo, recuerda que Podemos encuadraba el «rodea el Congreso» como «jarabe democrático» y ahora tratan de «hacer calar la idea en la sociedad de que episodios aislados como el de Lorca son ataques intolerables de la extremaderecha». Cree que la situación en Lorca «responde a un colectivo vulnerable», del que se aprovechan «los populismos», en referencia a Podemos y Vox. Así, dice, «cuanto más polarizada esta la sociedad, más ganan los extremos y cuanta más moderación haya, menos espacio habrá para los partidos populistas».
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