Gobierno

Los socios temen que Sánchez se descuelgue con elecciones

La crisis del PP desconcierta al arco parlamentario, que teme que el líder socialista altere su calendario

Pedro Sánchez y Pablo Casado en una sesión de control al Gobierno
Pedro Sánchez y Pablo Casado en una sesión de control al GobiernoCIPRI PASTRANO DELGADOLa Razón

La crisis del PPtiene efectos colaterales en el resto del tablero político. De momento, también los socios del Gobierno, no sólo el PP, han empezado a maliciarse la posibilidad de que el líder socialista, Pedro Sánchez,pueda estar rumiando la idea de cambiar el calendario y salir con una sorpresa electoral para sacar ventaja de la implosión del principal partido de la oposición.

Las elecciones en Castilla y León han demostrado que puede salir caro convocar unas urnas sin que haya un motivo justificado. Y la última repetición electoral a nivel nacional tampoco le fue bien al PSOE. Pero las circunstancias son excepcionales, y el marco político ha dado un giro de 180 grados en una semana. En el PSOE están muy pendientes de lo que pueda suceder con el centroderecha en este momento de incertidumbre, y cuando han conseguido salvar un guion que parecía escrito para hundirles electoralmente de aquí al verano. Todos los pronósticos apuntaban a que irían de la derrota en Castilla y León a la derrota en Andalucía, y que esto abriría al líder socialista una crisis de dimensiones muy superiores a la que siguió a las elecciones de Madrid del año pasado.

La explosión del PP, y su repercusión en todo el centroderecha, abre un gran interrogante sobre los tiempos, y en los cuarteles generales de todos los partidos han empezado a revisarse estrategias y también las conclusiones sobre los distintos posibles escenarios.

“Tentación muy grande”

Así, los socios de Sánchez, que están entre quienes mejor le conocen, advierten de que, «hoy, su tentación de aprovecharse de la situación puede ser muy grande». «Éste puede haber dicho que no va a elecciones demasiado rápido», apuntan, abriendo la puerta a la posibilidad de que Sánchez pueda replantearse su compromiso de agotar la Legislatura y estirarla incluso hasta principios de 2023. «Hay que tener claro que éstos no dicen la verdad ni al médico», se escucha estos días reflexionar en las filas de uno de los principales socios del Ejecutivo de coalición.

Sánchez «no tiene tan complicado» encontrar el relato para justificar que, una vez más, no cumple con una de sus promesas, esta vez la de agotar la Legislatura. Le bastaría con decir que busca el máximo de fuerza y estabilidad para acometer las transformaciones que exigen los fondos de reconstrucción y para afrontar, asimismo, el semestre europeo con un Gobierno mucho más «homologado».

Tiene a su favor la expectativa de aprovecharse de que un cierto hartazgo de la derecha se vaya a la abstención, y de rentabilizar la jugada de presentarse como el líder de la izquierda que busca frenar a la extrema derecha. «Son socialistas, hay que esperarse cualquier cosa», apuntan las fuentes nacionalistas consultadas.

Dudas sobre la evolución

A izquierda y derecha la crisis del PP se observa con perplejidad y sin tener tampoco nada claro hacia dónde puede evolucionar el principal partido de la oposición. «Aquí puede que algunos estén hasta pensando en refundarse, como Alianza Popular al desintegrarse la UCD, en crear un partido como el reformista, que fracasó con Roca, o hasta seguirla y no enmendarla, que también es muy propio».

Ahora, en lo que sí coinciden los socios del Gobierno es en que Sánchez, por mucho que lo intente, tiene difícil a estas alturas ponerse el traje del centrismo, a costa de romper con ellos, para volver luego a pactar después de unas elecciones generales, ya que no hay mayoría alternativa posible. «Esto del centro se dice muy fácil, pero no es tan sencillo cuando se ha polarizado tanto durante estos años, y a Sánchez no se le ve posicionado ahí a día de hoy».

El líder socialista puede confiarse en que con los Presupuestos en la mano, y la reforma laboral y el retoque de pensiones que exige la UE también en marcha, puede sobrevivir sin recuperar la estabilidad parlamentaria de la mayoría de la investidura. Ahora bien, sus costaleros advierten de que sí «necesitan sacar adelante algunas cosas», y esperan que acabe de cumplir los compromisos negociados a cambio de sus apoyos durante estos años. Por eso, aunque todavía no haya movido ficha en esa dirección, ERC y PNV creen que el presidente del Gobierno se pondrá «seductor» en las próximas semanas: «cada ley que lleve al Congreso va a ser un problema y de los gordos».

De momento, se quedan a la espera de ver cómo reacciona a lo que está sucediendo en el centroderecha, con la hipótesis de trabajo de que, con Sánchez, «no hay que descartar ninguna opción».